La Formación de la Cuenca Neuquina aporta el 26% del petróleo y el 41% del gas del país. Con una inversión de u$s10.000 millones apenas se aprovecha un 6% del potencial.
La Argentina tiene un vasto historial de producción de petróleo y gas natural, desde su descubrimiento oficial en 1917 en Comodoro Rivadavia.
Lo producido de estos hidrocarburos, petróleo por ejemplo, en su mayor parte fue para consumo propio del país para su desarrollo económico. En escasas oportunidades fue exportado.
En cuanto al gas, luego del proceso de su tratamiento, en donde se obtienen líquidos (Condensado y Gasolina) y Gas Licuado de Petróleo (GLP), se conducen a cabeceras de gasoductos troncales para su distribución hacia el mercado.
También para el caso del gas, su mayor destino fue el consumo de nuestro país, atendiendo así a las diferentes demandas, como la domiciliaria y la generación de energía eléctrica e industrial. En contados momentos la producción de gas derivó en volúmenes de exportación a países vecinos como Chile, Brasil y Uruguay.
Es importante aclarar que en varios momentos se necesitó importar petróleo o algún subproducto necesario para el consumo interno, así como también gas desde Bolivia y, por supuesto, Gas Natural Licuado (GNL).
Estos números que se muestran en el fondo son energía, que de alguna manera es utilizada por diferentes actores de nuestra sociedad, para consumir en generación de otros productos, en la industria, para energía eléctrica, o bien para transportarnos, ya sea en nuestros móviles, transporte público o bien en aviones.
El petróleo y el gas integran una canasta de recursos naturales que satisfacen el 90% de las necesidades del país, dentro de la cual, el gas ha ido ganando terreno desde la década de 1990.
Argentina transitó a partir de 1917 por diferentes etapas con el espíritu de aprovechar estos recursos, que a medida que avanzó la exploración, los estudios y la explotación se fueron convirtiendo en reservas, y esos esfuerzos son medidos como inversiones en valores monetarios (dólares).
A fin de entender, para explorar, hacer estudios y realizar posterior explotación de hidrocarburos es necesario contar con determinados materiales y tecnología que en su gran mayoría provienen del exterior. Por diversos motivos, todavía no se ha logrado fabricar o construir en la Argentina tecnología similar
Además, en el mundo existe competencia, para obtener los diferentes tipos de herramientas y tecnología, por cada zona productora como puede ser Medio Oriente, Indonesia, Estados Unidos, Rusia, Canadá, cuyos potenciales, zona geográfica y capacidad financiera, son más atrayentes que los de nuestro país.
Actualmente en Argentina contribuyen a la producción de petróleo y de gas, las siguientes Cuencas con sus diferentes participaciones en los últimos años:
- Cuenca Austral, que incluye Tierra del Fuego, Santa Cruz Sur, y el Off Shore;
- Cuenca del Golfo San Jorge, donde se encuentran yacimientos de Chubut y Santa Cruz Norte;
- Cuenca Neuquina, aquí están superficie de Rio Negro, La Pampa, Sur de Mendoza y provincia del Neuquén;
- Cuenca Cuyana en donde se encuentra campos de provincia de Mendoza;
- Cuenca es la Noroeste, en donde se encuentra parte de Jujuy, Formosa y Salta.
La producción de petróleo ha sido sostenida fundamentalmente por Cuencas del Golfo y Neuquina en un 85%, siendo fundamentales los yacimientos chubutenses y neuquinos.
En cuanto a gas, la producción mayoritariamente es proveniente de Cuencas Austral y Neuquina en similar porcentaje promedio al petróleo. En este caso, la parte más importante ha provenido de campos de provincia del Neuquén, y ha sido acompañado últimamente por el Off Shore.
Como se observa hemos podido tener en nuestro “menú” de hidrocarburos, una importante participación de petróleo y gas, y de cara a los próximos años no se observan cambios sustanciales en esta dirección.
Sin embargo, el consumo de energía continua aumentando, ya sea por aumento de la población, variaciones positivas de la economía –que está muy oscilante-, aplicaciones de nuevas tecnologías y mejoramiento de estándares de vida. Conocido es, que en nuestro planeta todo tiene un inicio y un fin, y los hidrocarburos no escapan a esta definición.
Es cierto que con diversas tecnologías, los yacimientos pueden extender su vida, en el caso de que se pueda aplicar recuperación secundaria y/o terciaria. Sin embargo, estos aprovechamientos -y sobretodo la terciaria-, contienen productos que provienen del exterior.
La recuperación secundaria ha sido aplicada en una gran variedad de yacimientos, logrando extender la producción, pero con la necesidad continua de realizar inversiones significativas.
La terciaria se desarrolló en un reducido número de yacimientos, pretendiéndose extender hacia otros con determinados productos que son indispensables importar.
Desde 2010 se conoció y se aplica la explotación de hidrocarburos mediante estimulación hidráulica, conocido como “fracking”, fundamentalmente en la formación Vaca Muerta, en la Cuenca Neuquina. El potencial de recuperación a 308 trillones de pies cúbicos de gas y más de 16.000 millones de barriles de petróleo.
Analizando esta descripción de metodología de producción de hidrocarburos, y con el fin de hacer entender por el común de los ciudadanos, se podría comparar con un activo, vivienda, instalación, edificio, etc., al cual se hace necesario realizar erogaciones con el fin de mantener dicho activo, en condiciones parecida al inicio.
En la actualidad del total producido de petróleo Vaca Muerta aporta el 26%, mientras que en gas llegó al 41%. Esto se ve reflejado en los gráficos que se muestran en los últimos picos alcanzados en 2019, cuestión que se derrumbó en la pandemia de 2020.
Para lograr alcanzar estos niveles actuales fueron necesarios realizar fuertes inversiones desde 2010, con valores estimados por u$s10.000 millones. Con esa inversión se logró explotar apenas el 6% de la superficie total de Vaca Muerta. El camino es largo y hay mucho por recorrer. Las constantes inversiones y el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas serán fundamentales para alcanzar un mayor desempeño en el futuro.
Publicado en Diario "Ámbito Financiero", 6 de abril del 2021.
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