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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

sábado, abril 16, 2022

NEUQUÉN LA MAÑANA DOLOR 15 DE ABRIL 2022 El adiós al primer oyente de LU5: murió don Roberto Cárdenas.

Fue protagonista de la primera transmisión de la radio y desde allí no se separó nunca de su aparato.

El pasado miércoles 6 de abril, el dolor se apoderó de los programas matutinos de LU5, donde se dio a conocer la noticia que nadie quería escuchar: murió don Roberto Cárdenas, el Primer Oyente de la radio".

Conocido como uno de los últimos gauchos de ciudad de Centenario y un apasionado por los caballos, se desempeño en la década del '70 como Secretario General del Sindicato de la Fruta y desde entonces se reconocía como un peronista a muerte, “de pura cepa”, como decía con orgullo.

Su historia como oyente radial se remonta a la primera transmisión de LU5. "Veníamos arriando más de noventa novillos por la Avenida Argentina. Era el 10 de abril de 1945 y había unas chatas de esas tiradas a caballo atadas por ahí. De entre un grupo de personas salió un señor con un aparato en la mano, que después me di cuenta de que era un micrófono, y me llamó: "Vení, vení Muchacho”. Paré mi caballo y él se acercó y me dijo que estaban inaugurando una radio y que me querían entrevistar", contó a LM Neuquén sobre su primer acercamiento con el Aire de Todos.

"Imagínese, nosotros que sabíamos de radio si éramos unos paisanos del campo, después nos enteramos que se trataba del señor Eduardo Alizeri. Que me dijo: "Vos desde hoy, sos el padrino de Radio LU5". Desde ese día llevo la radio conmigo, porque tengo un aparato chiquito que vengo cargando siempre conmigo y en la que escucho todo el día LU5. Llegué a conocer a todos los que trabajan ahí", recordó.

En el Programa Todo Bien, que conducen Diego Sarco y su equipo, la hija menor de don Cárdenas, Romina Cárdenas, contó que aunque él decía tener 90 años, tenía unos cuántos años más, unos 95 largos.

"Solía contar, que cuando lo fueron a anotar al Registro de las Personas uno de los empleados encargados decía en voz alta mientras lo registraba: “Anoto a Roberto Cárdenas al cuál no vi”, y mi papá tiraba de las polleras de ella diciendo “¡Cómo que no me vio si yo estoy acá!", agregó.

Roberto Cárdenas nació en Tratayén, se crió en los campos de su abuela, que hoy pertenecen a la familia Cherqui, sus primos. Debido a una creciente muy grande que hubo del río, él y su familia vinieron a ayudar a la gente y ya se quedaron por esta zona en Centenario.

"Papá se fue tranquilo, en su casa que tanto quería y repitiéndonos a sus hijos que siempre seamos unidos. Demostrando el amor hacia el prójimo y enseñándonos que siempre ayudemos a quien podamos, aunque no los conozcamos, que era su lema de vida. Era una persona muy solidaria y caritativa. Un ejemplo de padre y de persona", recordó Romina.

"Nosotros somos diez hermanos. Él en algún momento cobró la ayuda escolar que se les daba a todos a principios de año y se compró un Ford Falcon para que la gente no dijera que el auto lo había comprado con plata de sindicato. Lo compró con su dinero y lo puso a nombre del sindicato. Cuando llegaron los militares con la dictadura le quitaron el auto y no lo pudo reclamar", agregó la hija de Roberto.

En sus últimos años su salud se deterioró y tuvo que abandonar su vieja bicicleta descascarada, que lo trasladaba por todos lados. "Nosotros le queríamos comprar otra, pero él decía que se la iban a robar. Con esa bicicleta recorría todo Centenario a pesar de que ya había perdido la visión de uno de sus ojos y del otro veía sólo un 25%", dijo.

Amaba a los animales, en especial a su caballo “Santa Fe”. Amaba a Bairoletto, de quién era muy devoto y siempre repetía una historia con el popular bandido rural, uno de esos tantos gauchos perseguidos por la ley pero reverenciados por la gente humilde como la figura de un “Robin Hood local” que robaba a los poderosos y protegía a los débiles.

Roberto Cárdenas recordó en una entrevista un encuentro que tuvo siendo niño con el mítico justiciero. “En la zona de Mari Menuco hacia Barda del Medio, había un arenal, conocido como El arenal de los Lara, un guadal de 5 kilómetros, muy pesado para pasarlo y en el que los animales se agotaban. Un día nosotros veníamos con un carro muy pesado de más de 1500 kilos cargados con lana y cuero, tirado por seis bueyes y esa vuelta se nos enfermó un buey. El Florito, le llamábamos porque era medio rosado, venía mal y tuvimos que parar porque no daba más, babeaba de tan agotado que estaba y revoleaba los ojos. En eso apareció un gaucho, sólo y de a caballo, nos saludó y nos preguntó que nos pasaba y si necesitábamos ayuda, se apeó y nos dijo que desunciéramos al buey de las coyuntas. Se le puso en frente al animal, le tocó las astas, lo persignó y nos dijo que lo dejáramos descansar unos quince minutos asegurándonos que después iba a andar bien. Nosotros le agradecimos porque efectivamente nos curó el animal y después nos enteramos de que era Juan Bautista Bairoletto".

"Éramos muy chicos, yo debo haber tenido seis por entonces, lo supimos después porque volvimos a encontrarlo cuando estábamos cuidando unas cabras con mi tío. Bairoletto apareció con su caballo, tenía un alazán hermoso, quería cruzar el río y le preguntó a mi tío por dónde se podía. Mi tío le dijo que no había paso porque el río venía crecido, salvo que lo quiera cruzar a nado y Bairoletto le dijo que lo tenía que cruzar urgente. Mi tío, entonces, le ofreció cruzar en una balsita que tenía por ahí escondida en unos pajonales, una balsa hecha por él. Bairoletto aceptó y ató el cabestro del caballo a la punta de la balsa y nos largamos. La salida era difícil porque del otro lado había una barranca de como tres metros de altura, mi tío, buen remador le prometió que era posible", recordó.

"Nos subimos los tres a la balsa, junto al recado de Bairoletto y unas cosas que mi tío puso entre unas bolsas de arpillera. Bairoletto me dijo: “Usted siéntese acá, me va a llevar esto (refiriéndose al contenido de los bultos) pero tenga cuidado que no se le vaya a caer al río". Yo me senté en el recado y abracé la bolsa, que en cuanto la empecé a tantear y sentí algo metálico que di cuenta de que se trataba del Winchester 44 de Bairoletto, mi abuelo tenía uno igual. Lo traía desarmado dentro del bolsón, después lo armaba y lo usaba atravesado en el recado", contó.

"Cuando les pedía a los vecinos algún alimento carne o yerba y les quería pagar, ellos nunca le aceptaban el dinero a cambio, porque los ayudaba y los protegía. Siempre andaba trayendo plata en un tirador que tenía, pero nunca quería que le regalaran nada. Cuando se hacía amigo de alguna familia ya les solía traer regalos que generalmente les compraba a los vendedores ambulantes del campo, nosotros les decíamos “mercachifles”. Había uno en especial que era el Turco Pedro Moisés que venía en una carreta llena de cosas desde General Roca", dijo sobre el mítico bandido rural.

"Alguna vez le conté a Jorge Edelman que lo conocí a Bairoletto cuando yo era chico. Cuando venía a hacer sus radioteatros al Teatro San Martín nosotros no pagábamos la entrada porque éramos uno de los tantos que lo ayudábamos a armar su espectáculo, cargando y descargando los elementos que usaban los actores”, dijo.

Fanático de Boca Juniors, el club de sus amores, dejaba sus mensajes en el contestador de la radio canturreando “Somos coperos, los bosteros” o bien su grito triunfal “Viva Perón”, que a partir de ahora pasará a formar parte de la artística sensible de los programas de la radio que no dejarán que se apague su memoria, teniéndolo presente cada mañana.

PUBLICADO EN EL DIARIO LA MAÑANA DEL NEUQUÉN.
Imágenes: Diario La Mañana del Neuquén.

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