En el barrio de Palermo, un reconocido chef ofrece un clásico postre argentino que en la carta figura con un precio que pasa cualquier límite esperado de la gastronomía local.
El precio es lo que se paga y el valor lo que se obtiene, dice Warren Buffett, un multimillonario que entiende mucho de ambas cosas. El precio siempre es relativo, puede significar mucho para algunos y muy poco para otros pero ciertos números impactan. Probablemente algunos de los que fueron a comer a Molusca, el nuevo restaurante del chef Dante Liporace, habrán pensado luego de ver la carta que al precio de uno de sus postres se le había escapado un cero… o dos. ¿En qué universo un Don Pedro, postre vintage si los hay, puede costar $40.000? En este, aquí en Buenos Aires, en este restaurante ubicado detrás del Paseo Alcorta.
Para quienes están haciendo memoria, recordemos que el Don Pedro se hace con helado de crema, whisky, nueces y, en algunos casos, salsa de chocolate.
En el menú de Molusca hay tres versiones de este postre, el tradicional, el Don Peter y un tercer Don Pedro de espíritu nipón cuyo nombre figura en japonés. ¿La diferencia? El whisky con el que se prepara. Mientras que en la versión vernácula se hace con un whisky nacional; el segundo lleva Macallan 18 años (este es más económico, sale $12.000) y el último se prepara con el whisky japonés Hibiki y para degustarlo hay que desembolsar $40.000. En las tres versiones el Don Pedro sale con un helado de crema que prepara artesanalmente el pastelero Nicolás Casalinuovo, nueces caramelizadas y salsa de chocolate amargo.
¿Quiénes pagaron $40.000 por un postre? “Lo metí en la carta un poco en chiste”, explica Liporace, “tenía varias botellas y una la dejé para eso, pensé que no se iba a vender ni uno pero se vendieron 10, que es un montón y de hecho tuve que reponer la botella. El Don Peter, con Macallan 18, a pesar de salir $12.000, sale mucho más”. Contrariamente a lo que podría pensarse, los compradores de los 10 postres vendidos fueron todos argentinos. No hubo extranjeros en la lista aunque la verdad es que US$200 también es una cifra abultada hasta para el que viene con dólares.
De los 10, 8 fueron hombres y, en su mayoría, menores de 45. Una de las mujeres que lo pidió vino con su marido y lo compartieron, y el restante fue para una mesa de amigas que coronaron una cena regada de abundante vino francés. “Por lo general el que lo pide es un fanático mal de las maltas y le divierte la idea de clavarse un Don Pedro con un whisky japonés”, cuenta el chef, “lo preparamos bien generoso, lleva más de dos medidas de Hibiki. Es un whisky caro, y en un bar pueden pedirte 30 lucas la medida”.
Un plato que costaba un salario mínimo En 2012, salió en este diario, una nota donde se contaba cuál era el plato más caro de Argentina que estaba compuesto por 50 gramos de caviar Ossetra de origen uruguayo, servido con cinco ostras frescas y gajos de limón, blinis, tostadas de pan de miga, crema ácida, más el acompañamiento clásico de yemas y claras picadas, echalotes, alcaparras y pepino. El precio era de $2250, cifra que aún hoy resulta alta para un postre, mucho más si tomamos en cuenta que el salario mínimo de 2012 rondaba los $2700.
¿Siguen con ganas de gastar? El Don Pedro con espíritu japonés, es la excepción en la carta de Molusca en donde el plato más caro es un pulpo que cuesta $7200. Pero Liporace, ex chef de la Casa Rosada durante la presidencia de Mauricio Macri, tiene otro restaurante llamado Mercado de Liniers. Allí hay platos fuera de carta que alcanzan las cinco cifras. Como el Tartar de lomo con ensalada de perejil, ricota y zucchini cocido en grasa de vaca que si se pide con caviar (50 gramos) llega a los $20.000, el mismo monto que alcanza el Foie Gras que viene con hojaldre, manzanas cocinas en caramelo y caldo de congrio. “El Foie Gras se vende al toque, como si fuera barato, cuando entra desaparece de la carta enseguida”, cuenta el chef, “también sale una fortuna pero tiene más sentido debido al tipo de producto”.
Otros dos restaurantes con platos de cinco cifras están ubicados en La Recova. Uno de ellos es Piegari que ofrece un Ojo de Bife de carne Kobe de 370 gramos por $11.600. El otro está justo enfrente, en El Mirasol que ofrece el mismo plato y ronda los $15000.
El Kobe es considerado el caviar de las carnes, es originario de Japón y proviene de vacas alimentadas según rigurosos protocolos. Es 100% natural y tiene la particularidad de poseer una grasa intramuscular repartida de forma uniforme que le brinda un sabor suave y elegante. Es una carne distintiva que bien vale la diferencia.
PUBLICADO EN DIARIO LA NACIÓN.
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