Por Rodrigo Rosetani.
El chocolate de Bariloche.
El chocolate de Bariloche es como una marca registrada. Italia, Inglaterra, España y Suiza refinaron a lo largo de años el chocolate. La tradición chocolatera fue realizando distintas variaciones en la relación del cacao, la manteca de cacao, el azúcar y la leche. Mediante batido, se obtuvieron diversos tipos de chocolate como bebida espirituosa y como postre. A Bariloche llega junto a las corrientes inmigratorias europeas en los siglos XIX y XX. Nuevas recetas fueron transmitiendo las técnicas de elaboración, el gusto por lo artesanal y la incorporación de frutas finas de la zona y frutas secas.
En rama con identidad propia.
Para todos aquellos fanáticos de lo dulce sin dudas alguna han probado alguna vez en su vida el chocolate en rama. Este tipo de chocolate es especial por su textura y su forma que se asemeja a una rama de algún árbol. El chocolate en rama es una variedad muy buscada. Cada trozo de este tipo se da en un tinte especial y único. “Estaba fabricando chocolate y se le cayó pasta en la mesa.
Inmediatamente quiso levantarla con una espátula y notó que el chocolate se arrugó de una manera singular, en forma de rama”. Aldo Fenoglio.
Chocolate en rama es prácticamente ítalo-patagónico.
El chocolate de Bariloche tiene su origen en Italia. Aldo Fenoglio e Inés Secco desembarcaron en la ciudad en 1948. Llegaron desde Torino, region del Piemonte en el norte Italiano. Decidieron abandonar su país alejándose de las consecuencias de las guerras y todas las crisis de la misma.
Fenoglio era repostero y chocolatero. Arribó a la región con el sueño de todo inmigrante: crecer y salir adelante. Fue el autor de una tradición que hoy se mantiene a flor de piel. Antes de la segunda guerra mundial ya trabajaba en la creación de finas exquisiteces de chocolate artesanal que los habitantes de su ciudad degustaban a diario con singular aprecio.
Diego Fenoglio su hijo, se hizo cargo a los 20 años de la chocolatería que instalaron sus padres Inés y Aldo en 1948, tras la sorpresiva muerte de su padre quien inventó el chocolate en rama y desarrolló el mercado del chocolate en Bariloche con recetas y costumbres traídas de Italia. Diego, con los conocimientos heredados, su valioso legado y la experiencia acumulada durante décadas, decidió fundar una nueva empresa chocolatera en la ciudad. En 1996, siguiendo con la tradición Fenoglio, inauguró Rapanui Chocolates, en un local de elaboración.
Palabras textuales de los herederos.
“El abuelo vivía en la Italia feliz, el Torino de los gianduiots, de los sabores, del chocolate artesanal y de los tartufos. Hasta que en el año 1939, la guerra, casi sorpresivamente para los soñadores, puso fin al paisaje y al placer. En medio del conflicto, encontró el amor, se casó con Inés y como muchos de nuestros ancestros, tuvo que emigrar, llevando consigo las maletas cargadas de tradición chocolatera. El gran viaje marcó un paréntesis en la vida de Aldo Fenoglio, pero la continuidad del legado no había desaparecido en absoluto, a pesar de todo, sólo quedaba por delante un volver a empezar” Así lo cuenta la empresa Rapa Nui de Bariloche.
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