Por Ana María Musicó Aschiero (*)
Los acontecimientos producidos en mayo de 1810 en las Provincias Unidas generaron la necesidad de contar con una canción patriótica que estuviese a tono con el pensamiento y los sentimientos propios de la situación. Entre 1810 y principios de 1812 se produjeron diversos trabajos, entre ellos los de Esteban de Luca y Saturnino de la Rosa. Los presentados al gobierno no fueron aprobados, por lo que el 22 de julio de 1812 el Triunvirato envió al Cabildo un oficio en el que recomendaba "muy eficazmente al patriótico celo de V.E. el que se encargue de mandar hacer una composición sencilla, pero majestuosa e imponente que en todos los espectáculos públicos se entone al principio de ellos, con la dignidad que corresponde a la marcha de la patria". La escritura del texto se encomendó a Fray Cayetano Rodríguez y la partitura musical al compositor oriundo de Murcia Blas Parera Morat.
La obra entregada a principios de 1813 no agradó a las autoridades pues no mencionaba las victorias de Belgrano en Tucumán y Salta, de Rondeau en Cerrito y de San Martín en San Lorenzo, y el gobierno estimaba que esos triunfos constituían importantes testimonios para celebrar y proclamar sin esbozo la tan ambicionada libertad en la canción patria.
El 6 de marzo la Asamblea General Constituyente encomendó la letra de un nuevo himno al abogado y poeta porteño Alejandro Vicente López y Planes, quien se distinguiera siendo muy joven al frente de un grupo de Patricios luchando en las jornadas de la Reconquista. La música fue encargada a Parera.
Esta obra fue aprobada en forma unánime por la Asamblea el 11 de mayo de 1813 y oficializada mediante un decreto que expresaba "se ha ordenado que la siguiente canción sea en las Provincias Unidas la única marcha patriótica ".
SIGNOS DE IDENTIDAD.
Según afirma el musicólogo Diego Cejas esta canción brindó signos de identidad a una población que se reivindicó como nación soberana a partir de fronteras geográficas aún imprecisas, y brindó un canal a través del cual la población se identificó con la nación, si bien definida en términos abstractos, pero que reclamaba sacrificios muy concretos, entre ellos el de dar la vida por la patria.
La tradición indica que se cantó por primera vez el 14 de mayo de 1813 en casa de Mariquita Sánchez de Thompson, quien entonó sus estrofas. Se estima que fue presentada oficialmente el 25 de mayo y tres días después interpretada públicamente en un acto teatral celebrado para conmemorar el tercer aniversario de la Revolución.
A partir de ese momento recibió diversas denominaciones: marcha patriótica, canción patriótica nacional y canción patriótica, hasta que en 1847 se adoptó el nombre oficial de Himno Nacional Argentino.
En 1860 el director de Bandas Militares Francisco Faramiñan encomendó una modificación al músico Juan Pedro Esnaola, quien realizó una versión orquestada e introdujo algunos cambios en la música basándose en anotaciones manuscritas de Parera. Así creó una versión orquestada más rica desde el punto de vista armónico.
MALESTAR EN ESPAÑA.
Con el transcurso de los años el contenido de la letra, muy apropiado para inflamar el patriotismo del pueblo en tiempos de guerra, acabó por generar cierto malestar en España. Ya pasado el furor de la contienda, la historiografía liberal argentina reconoció la decidida influencia que la Madre Patria tuvo en el carácter argentino, el peso de los vínculos de sangre en la génesis de nuestra sociedad y el valor de la lengua española como idioma nacional, por lo que el gobierno decidió modificar la forma de interpretar nuestro himno.
Así fue como el 30 de marzo de 1900 el presidente Julio Argentino Roca, limando asperezas con la diplomacia española, emitió un decreto oficial que además de su firma lleva la de los ministros Luis María Campos, Emilio Civit, Martín Rivadavia, Felipe Yofre, José María Rosa y Martín García Merou; el que disponía lo siguiente: "Sin producir alteraciones en el texto del Himno Nacional, hay en él estrofas que responden perfectamente al concepto que universalmente tienen las naciones respecto de sus himnos en tiempo de paz y que armonizan con la tranquilidad y la dignidad de millares de españoles que comparten nuestra existencia, las que pueden y deben preferirse para ser cantadas en las festividades oficiales, por cuanto respetan las tradiciones y la ley sin ofensa de nadie, el presidente de la República, en acuerdo de ministros decreta:
En las fiestas oficiales o públicas, así como en los colegios y escuelas del Estado, solo se cantarán la primera y la última cuarteta y el coro de la Canción Nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de mayo de 1813".
VERSION DEFINITIVA.
El 2 de agosto de 1924 el presidente Marcelo Torcuato de Alvear creó una comisión integrada por los compositores Floro M. Ugarte, Carlos López Buchardo y José André, con el fin de preparar la versión musical definitiva del Himno Nacional Argentino. Al cabo de dos años de investigación, los especialistas encontraron en el Museo Histórico Nacional una partitura que se identificó como la original de Blas Parera, que hasta entonces se consideraba perdida.
En base a este manuscrito se realizó un nuevo arreglo que se interpretó el 25 de mayo de 1927 en una función de gala del Teatro Colón. Un año después, nuevos expertos convocados por Alvear aconsejaron emplear una versión musical más fiel a la de Esnaola, por lo que el 25 de septiembre de 1928 el Poder Ejecutivo acordó aceptar la transcripción de Luis L. Lareta. Finalmente, el 24 de abril de 1944 un decreto del presidente Edelmiro J. Farrel ratificó esa decisión, siendo esta la versión vigente hoy día.
(*) Licenciada. Miembro de número del Instituto Argentino de Historia Militar.
PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA.
https://www.laprensa.com.ar/515635-11-de-mayo-Dia-del-Himno-Nacional.note.aspx
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