12.33, la hora en que
los argentinos temblaron
de emoción en Río de Janeiro.
El Papa pidió a los
jóvenes argentinos
que "hagan lío en sus diócesis
y les dijo que
“la Iglesia no es una ONG".
"No licuen la fe en Jesucristo. Tomen licuado de banana, de manzana, pero no tomen licuado de fe."
En un clima de gran euforia y emoción, los jóvenes argentinos vivieron su reencuentro con Francisco, en una actividad fuera de agenda en la catedral de Río de Janeiro, en la que les recordó que "la Iglesia no es una ONG”.
Después de haber hecho largas colas de hasta 18 horas bajo la lluvia, unos 5 mil jóvenes de todas las regiones de país fueron los testigos privilegiados de la esperada cita en el interior del imponente templo, mientras otras decenas de miles debieron seguir desde afuera el esperado momento.
"Hagan lío en sus diócesis. No se queden encerrados en sus comunidades ¡La Iglesia tiene que salir a la calle! ¡Si no sale, la Iglesia se convierte en una ONG y la Iglesia no es una ONG!", los arengó el papa en un breve pero contundente mensaje a los peregrinos durante el encuentro informal, que se extendió por sólo media hora y que no estaba previsto en la agenda de actividades de Francisco en Río.
Esto hizo que la reunión del papa con los argentinos se convirtiera en un tema de máxima seguridad para las autoridades de Brasil, que debieron definir a contrarreloj el lugar y los detalles de la cita para cumplir con el deseo del pontífice.
"Cuiden los dos extremos: los jóvenes y los ancianos. No se dejen excluir. No tomen licuado de fe", fueron las ideas-fuerza que el ex arzobispo de Buenos Aires buscó transmitir a los jóvenes que, agitando banderas celeste y blanca, no dejaban de gritar y vivar su renovada presencia entre ellos.
Cuando entró puntualmente a las 12.30 al templo, se desató una ovación y los chicos empezaron a entonar estribillos como "Esta es la juventud del papa", "Francisco querido, el pueblo está contigo" y "Viva el papa".
Apenas subió al altar lo rodearon con abrazos y besos una treintena de obispos argentinos, encabezados por el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, para quien el encuentro fue "como una yapa, un regalo extra" y significó el "reencuentro con su querido pueblo argentino".
Del encuentro participó también el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, en representación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que llegará a esta ciudad el fin de semana para participar de la misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud.
Una imagen de la Virgen de Luján traída de Buenos Aires presidió el acto desde un costado del altar y, ante ella, se detuvo a rezar el pontífice al inicio de la ceremonia, luego de saludar con cariño a un grupo de chicos discapacitados en sillas de ruedas que ocuparon las primeras filas de asientos.
"Háganse valer, luchen por sus valores. No se dejen excluir.Los jóvenes y los ancianos son los dos extremos de la sociedad", expresó categórico, luego de denunciar "el gran porcentaje de toda una generación de jóvenes sin trabajo".
En otro tramo de su breve discurso, añadió: "Que los viejos abran la boca y transmitan su sabiduría porque son la reserva cultural de nuestro pueblo. Los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino".
"No licuen la fe en Jesucristo. Tomen licuado de banana, de manzana, pero no tomen licuado de fe", les pidió también y, ante cada frase fuerte, el auditorio volvía a estallar en aplausos.
En referencia al lugar del encuentro, dijo que le daba "pena verlos enjaulados" y agregó: "qué feo es estar enjaulados, se los confieso de corazón", en relación a las estrictas normas de seguridad y protocolo que debe cumplir pero que viene rompiendo permanentemente para desconcierto de sus custodios.
Por último, agradeció a los jóvenes su "cercanía" y su "presencia" en la catedral. "Gracias por rezar por mí. Les pido de corazón que lo sigan haciendo porque lo necesito. Nos vemos estos días, que Dios los bendiga", concluyó su mensaje.
Al final del encuentro, Francisco bendijo una cruz franciscana de San Damián que le acercaron dos jóvenes y que volverá a la Argentina para misionar por distintos lugares del país.
Fuente de información: http://www.telam.com.ar
Francisco se opone a la legalización de las drogas y clama contra el narco.
De lo publicado en el Diario "El País" de España.
El Papa dijo: “Hay muchas situaciones en Brasil, en el mundo, que necesitan atención, cuidado, amor, como la lucha contra la dependencia química. Sin embargo, lo que prevalece con frecuencia en nuestra sociedad es el egoísmo. ¡Cuántos mercaderes de muerte que siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa!”.
Una vez más, el papa Francisco no da puntada sin hilo. Su primera jornada oficial —el martes lo dedicó a reuniones de trabajo con los obispos a los que ha encargado la reforma del Vaticano— estuvo cargada de simbolismo. Antes de visitar el hospital San Francisco de Asís de Río de Janeiro, presidió la misa en el santuario de Aparecida, patrona de Brasil. Una jornada, por tanto, dividida entre la oración y el trabajo a favor de los desfavorecidos. Desde el centro de la devoción mariana —donde se venera una pequeña virgen negra que según la leyenda fue encontrada en el siglo XVIII por unos pescadores— a las periferias del mundo, llenas de sufrimiento.Delante de algunos muchachos afectados por la adicción a las drogas, Francisco dijo que quería abrazarlos a todos, pero que “abrazar no es suficiente”. Según el papa argentino, hay que tender la mano a quien ha caído en “el abismo de la dependencia, tal vez sin saber cómo, y decirle: puedes levantarte, puedes remontar, te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres”.
Hace seis años, un cardenal argentino lideró en el santuario de la virgen de Aparecida la redacción de un documento que pretendía devolver la Iglesia a la senda de Cristo, despojándola de los oropeles del poder y acercándola a la gente. El llamado documento de Aparecida dice, entre otras cosas, que “la Iglesia debe liberarse de todas las estructuras caducas que no favorecen la transmisión de la fe” y anima a los obispos a ser servidores del pueblo y no al contrario. A través de aquellas ideas reformistas, aquel obispo argentino se convirtió, tras la renuncia de Benedicto XVI, en el papa Francisco y ahora ha querido que su primer acto religioso dentro de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) sea precisamente aquí. “El cristiano no puede ser pesimista”, advirtió Jorge Mario Bergoglio durante la homilía, “no puede tener aspecto de quien está de luto perpetuo”.
Durante la homilía, Jorge Mario Bergoglio desarrolló una de las bases del documento de Aparecida: la Iglesia debe afrontar los retos del mundo moderno de forma positiva, sin miedo, dejando atrás la amenaza constante del infierno y el fuego eterno. “Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El dragón, el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza. Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el éxito, el dinero, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros. Seamos luces de esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad”.
Al principio de la homilía, que leyó en portugués, Francisco confió a los fieles una anécdota muy querida. En 2007, durante la redacción del documento de Aparecida, los obispos que participaban en la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe trabajaron en una sala situada bajo el santuario, oyendo los pasos y los rezos de los peregrinos. “Los obispos”, explicó, “se sintieron alentados, acompañados y en cierto sentido inspirados por los miles de peregrinos que acudían cada día a confiar su vida a la Virgen; aquella Conferencia fue un gran momento de la Iglesia”.
Se podría decir que aquel fue el momento en que Jorge Mario Bergoglio empezó a caminar hacia la silla de Pedro. Los obispos llegados de toda América vieron la forma de trabajar del entonces cardenal de Buenos Aires. El documento no se construía a partir de un texto base —confeccionado desde las alturas— sino de las propuestas de cada uno. La obsesión de Bergoglio era sacar a la Iglesia del ambiente viciado de las sacristías, de los lujos del Vaticano a las necesidades de la gente corriente. Aquel documento contiene frases que poseen una música y una letra muy parecida, por no decir idéntica, a los mensajes que Bergoglio lanza un día y otro también desde que fue elegido Papa y que se resumen en un par de frases pronunciadas en la homilía: “Los jóvenes no solo necesitan cosas. Necesitan sobre todo que les propongamos los valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo: espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría; son valores que encuentran sus raíces más profundas en la fe cristiana”.
DECIDIDAMENTE PROVOCADOR
por GUSTAVO SIERRA, Diario "clarín":
Decirle a los jóvenes católicos que hagan "lío" es regresar a un discurso olvidado por la Iglesia Católica durante los períodos neoliberales de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Es regresar a las raíces transformadoras del gran reformador Juan XXIII y al Pablo VI de los documentos de Medellín y los "sacerdotes del Tercer Mundo". El Papa Francisco envió hoy un mensaje sencillo, absolutamente directo e intrínsecamente provocador.
Les dijo a los 40.000 pibes argentinos que tenían que salir de las iglesias para "transformar". Y les aclaró que "no somos una ONG", algo que se podría interpretar como que no están para proveer una ayuda circunstancial sino para participar de un cambio social más profundo. Incluso, antes de terminar su mensaje pidió disculpas a los obispos argentinos por si sus palabras a favor de "el lío" les traían algún contratiempo. Avisó, de alguna manera, a los obispos más conservadores que iban a enfrentar una fuerza inédita si se atrevían a oponerse a esa juventud "transformadora".
Y lanzó una fórmula sociopolítica para enfrentar "los males y la división" que hay en nuestra sociedad: crear una alianza entre los marginados, que son los más viejos y los más jóvenes, para que unos proveyeran la experiencia y los otros el motor del movimiento. Dijo que la principal preocupación es que muchos jóvenes "no tienen ninguna cultura del trabajo". Tenía en mente, seguramente, a los millones de pibes marginales que pertenecen ya a una tercera generación sin trabajo y que él veía casi a diario hasta hace cuatro meses atrás cuando viajaba en colectivo por Buenos Aires.
La última vez que este tipo de mensaje fue emitido en la Iglesia Católica provocó una verdadera revolución entre los jóvenes militantes católicos que terminaron engrosando todas las fuerzas políticas de los años setenta, de izquierda a derecha. Habrá que ver si ahora estas palabras emitidas por este inusual Papa, basadas en consignas muy sencillas y gestos profundos, terminan convirtiéndose en otro almácigo de semillas para trabajar en la transformación de una sociedad global agotada de ideas y ejemplos.
En la Capilla San Jerónimo del asentamiento castigado por la violencia y el narco, el Santo Padre ofreció una oración. Una multitud lo aclamó en las calles.
Francisco visitó la favela Varginha de Río de Janeiro, donde fue recibido por cientos de personas, en el cuarto día de su visita a Brasil. Allí bendijo y abrazó a los niños que se acercaron a él.
“¡Qué bueno poder estar con ustedes aquí!”, fueron las primeras palabras pronunciadas por el pontífice a una verdadera multitud que, bajo la lluvia, ocupaba todo el campo de la canchita de fútbol de la favela Varginha donde se había montado el escenario.
El papa agradeció por el “amor, la generosidad y la alegría” con el que lo recibió el pueblo brasileño, en especial los más humildes, con “un cariño que nace del corazón”.
“Cuando somos generosos acogiendo a una persona, compartimos un poco de comida, no nos hacemos más pobres sino que nos enriquecemos. Siempre se puede colocar más agua en la feijoada” dijo, en relación a la típica comida brasileña.
“La verdadera riqueza no está en las cosas sino en el corazón”, agregó y consideró que "el pueblo brasileño, sobre todo los más humildes, pueden dar al mundo una lección de solidaridad, que es una palabra frecuentemente silenciada porque es incómoda”.
También se dirigió a las personas más pudientes, a las que pidió que “no se cansen de trabajar por un mundo más justo y solidario” porque “nadie puede permanecer insensible a las desigualdades que existen en el mundo”.
“No es la cultura del individualismo, que domina nuestras sociedades, aquella que construye un mundo más habitable" en contraposición a "la cultura de la solidaridad, ya que ningún esfuerzo de pacificación será duradero, no habrá armonía de felicidad en una sociedad, si hay personas dejadas al margen de la sociedad”.
“Una sociedad así se empobrece a sí misma. No dejemos entrar en nuestro corazón la cultura de lo descartable porque ninguno es descartable”, agregó.
Por último, les pidió a los jóvenes “que no se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que se apague la esperanza” y que “procuren ser los primeros en hacer el bien: no se acostumbren al mal”.
Francisco fue precedido en su discurso por un joven que le dio la bienvenida en nombre de todos los habitantes de la favela, que consideró que “este día cambió nuestra vida para siempre”.
Antes de subirse al escenario embanderado con los colores vaticanos y de más de 6 metros de altura, el papa recorrió varios metros a pie entre los fieles, e impartió bendiciones, besó y apretó las manos de centenares de fieles que lo aguardaban con verdadera devoción.
Previamente, Bergoglio estuvo en la capilla San Jerónimo de Varginha, que fue visitada por la madre Teresa de Calcuta en 1972, y un grupo de Misioneras de la Caridad le entregó un collar que hicieron los niños del lugar, en la zona de Manginhos.
Fuente de información: Agencia oficial TELAM.
Fotos de distintos momentos de la visita del Papa Francisco a Brasil tomadas de internet.
Fotos de distintos momentos de la visita del Papa Francisco a Brasil tomadas de internet.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.