Ser o no ser (vice), esa es la cuestión por Albino Garrone.

Foto archivo de aquellos tiempos de izq. a derecha: Alberto Weretilnek, Carlos Soria y Miguel Pichetto

Ser o no ser (vice), esa es la cuestión 

por Albino Garrone.

Hace algunos años, mientras estallaba el conflicto por la distribución de la riqueza y el país se dividía entre los que estaban con el campo y los que estaban con el gobierno, Julio Cobos no quiso perder protagonismo y votó en contra de su propio proyecto. No le importó desintegrar el Frente para la Victoria, no le importó la estabilidad del gobierno y no le importó la analogía que hiciera el senador Pichetto entre el Judas que traicionó al propio Jesús, y el Cobos traidor del Proyecto Nacional que lo había llevado al sillón de la vicepresidencia. Él simplemente siguió sus convicciones y ante la atenta mirada de propios y ajenos, declaró que su voto no era positivo.

Después de conocer esta decisión, imaginé que era inminente la renuncia del vicepresidente. ¿Cómo seguiría Cobos en un poder ejecutivo que no representaba sus ideas políticas? Es una contradicción tener  un poder ejecutivo mitad Nacional y Popular y mitad Corporativo. Si Cobos no apoyaba esta distribución de la riqueza  hizo muy bien en votar en contra, pero nada explica por qué siguió siendo vicepresidente del gobierno que más hizo por la igualdad social en los últimos años. Los argentinos lo votaron para que defienda el proyecto que se había iniciado en 2003 y él evitó una iniciativa ejemplar para el sueño de la justicia social. No me imaginaba las sesiones del senado presididas por un opositor.

Lo cierto es que Cobos nunca renunció y ya no fue necesario que me imagine nada porque en los dos años siguientes el senado sesionó con Cobos como presidente del parlamento mientras era el  líder indiscutido de la oposición.

Unos años después (2014), nuestra querida provincia vive una situación con características similares. Como si fuera una especie de “karma” que persigue al senador Pichetto, el gobernador Weretilnek puso en tela de juicio el comportamiento del pichettista  Rivero en ejercicio de la presidencia de la legislatura, argumentando que no es posible que quien preside la legislatura sea un opositor político del gobernador.

Siguiendo el razonamiento con el que juzgué a Julio Cobos, debería darle la razón al gobernador al querer apartar a un “opositor” de la legislatura. Sin embargo aquí el traidor no es quien parece. Weretilnek llegó al máximo poder provincial representando al Frente para la Victoria y hoy es el candidato de Massa para las próximas elecciones. No es la salida de Rivero lo que debería preocupar a los rionegrinos sino que con su salida, se abre camino a la renegociación de los contratos petroleros con Petrobras, al control total del parlamento de parte del gobernador  y se da vía libre a una traición al electorado rionegrino que votó ampliamente por el Frente para la Victoria y hoy se ve conducido por un grupo de dirigentes de ideología desconocida.

En una de las ediciones de “El Globo” me expresé sobre el papel de las alianzas. Llevamos al poder a un hombre (AW) que dos años antes de asumir había jugado políticamente con el radicalismo más corrupto de la provincia. Idas y vueltas de nuestra democracia. Contradicciones que ocurren año a año, dirigentes que van de un partido a otro, de derecha a izquierda, yendo donde el poder los llame. Sin representar ideas, ni proyectos ni ideologías.

Nuestros representantes deben llegar al poder respaldados por su trabajo, por sus ideas, por su ideología que muestra la manera de pensar un municipio, una provincia o nación, la manera de resolver los problemas y la manera de establecer prioridades. Si llegan al poder por “favores” o “arreglos” políticos, no deben rendirle cuentas a los rionegrinos, no tiene ideología que respetar, no tienen promesas que cumplir.

Sea cual sea el partido, los militantes deben tomar protagonismo en la conformación de alianzas y listas de candidatos. Son los militantes los que mejor conocen el trabajo de los dirigentes, los que reflejan las necesidades de la gente. Son ellos los que mejor saben distinguir entre el dirigente que trabaja en barrios u oficinas pero para el bienestar de la gente y el dirigente que sólo sabe de actos, protocolos y buena presencia.

Se aproxima un año electoral complicado y tenemos que empezar a leer las distintas propuestas que están sobre la mesa. No es fácil saber cuál es el candidato que mejor nos representa, pero tenemos numerosas herramientas para distinguir a aquellos que no piensan más que en posicionarse y mantenerse en el poder a cualquier precio.

Foto: internet.