Durante toda su vida se dedicó a la lechería, y más específicamente a la empresa familiar, de la que debió hacerse cargo de manera repentina a los 21 años, a principios de 1952, tras el fallecimiento de su padre.
Don Pascual Mastellone, muerto este fin de semana, nació en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, el 7 de agosto de 1930. Fue el primero de los 6 hijos de don Antonino Mastellone y doña Teresa Aiello, fundadores de Mastellone Hnos. S.A., firma propietaria de La Serenísima.
Él mismo decía que se crió dentro de la propia fábrica, y desde niño ya colaboraba con su padre en todo tipo de tareas cotidianas, aprendiendo así el oficio de ser lechero. Entre estas tareas, se destaca su labor en el reparto de productos, que tanto anhelaba de pequeño pero que recién pudo iniciar a los 18 años, y desempeñó hasta el momento de hacerse cargo de los destinos de la compañía.
Sin dudas, don Pascual Mastellone será recordado como uno de los empresarios con mayor trayectoria y más valioso aporte a la lechería argentina. Apasionado y de espíritu EMPRENDEDOR, priorizó la innovación, introduciendo conceptos y productos revolucionarios para la época. Entre otros, la leche en sachet, los alimentos funcionales, la leche cultivada, la ultrapasteurización, e informar acerca del contenido bacteriológico de la materia prima.
La calidad de la leche fue su obsesión y su firma llegó a ser la principal empresa láctea del país.
Su tarea comenzó cuando la industria era aún muy precaria y poco desarrollada. Ya desde la década del '50, Pascual Mastellone comenzó a impulsar cambios en el cuidado y tratamiento de la leche. Entre ellos se destaca el inicio del análisis para comprobar su tenor graso y acidez. Gracias a este tipo de controles, los tamberos comienzan a entregar materia prima de mayor calidad. Además, fue uno de los principales promotores de la pasteurización en la Argentina.
Él mismo fue quien inició, de manera espontánea, las visitas a la planta, cuando acompañaba a sus proveedores a recorrer la fábrica mientras éstos esperaban a que se preparen sus pagos. Su estilo fueron la simpleza y la humildad.
Por su tarea en favor del crecimiento de la lechería, fue distinguido como Empresario del Año en 1982 y 1983, recibió en 1998 el "Diploma al Mérito" de la Fundación Konex; el premio "Security" al "Empresario del Año" en 1999, en 2005 una estudio entre líderes de opinión lo eligió como "Mejor Empresario Lácteo", según la prestigiosa revista Apertura y en 2010 fue galardonado por la Revista Fortuna por su destacada trayectoria empresarial.
Su empresa insignia es también una de las firmas nacionales con mayor protagonismo en el mercado externo, con acuerdos de exportación y comercialización a Brasil, Francia, Argelia, Chile, Estados Unidos, Rusia, México, entre otros.
Tiene más de 4.600 empleados, más de 4,5 millones de litros procesados diariamente y más de una decena de plantas clasificadoras y elaboradoras de todo el país.
Fuente de información e imagen Diario "Río Negro".
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