Juan Bautista Alberdi fue uno de los más grandes pensadores
que tuvo nuestro país, sus pensamientos tienen una vigencia tal que parecieran
escritos ayer, es considerado como el inspirador de la Constitución Nacional.
Entre sus obras se
destacan “Fragmento preliminar al estudio del derecho, influenciada por la
corriente historicista que fundara Friedrich Carl von Savigny en Alemania que
escribe a los 26 años así como “Bases y punto de partida para la organización
política de la República Argentina” escrita en 1852 fueron un tratado completo
de Derecho público americano, prácticamente un “borrador” de la Constitución
Nacional Argentina de 1853.
Decía Alberdi: “Toda mi vida, todos los deseos, las
esperanzas, los esfuerzos de mi vida se han absorbido en el anhelo activo y
laborioso de ver convertidos en brillante realidad los efectos del movimiento
que se ha llamado la revolución de América”.
Pasó casi toda su vida en el exilio pero “pensó a la
Argentina” con una lucidez sorprendente con diagnósticos vigentes, actuales.
Residió desde muy joven en Buenos Aires, obteniendo una de
las becas ofrecidas por el General Martín Rodríguez en el Colegio de Ciencias
Morales de Buenos Aires en 1823.
Alberdi desarrolló
una importante actividad política, cultural y social. Se dedicó a la música y
compuso obras clásicas de piano, guitarra y flauta para sus amigos. En 1832
escribió su primer libro, “El espíritu de la música”.
Editó un periódico, “La moda” dedicado a divulgar la
evolución de la moda en Europa: vestimenta femenina y masculina, música,
poesía, literatura y costumbres.
Alberdi puede ser considerado un autodidacta decidió que
haría los estudios por propia cuenta, sin tutores ni maestros. Rechazó con
vehemencia la mediocridad de la Academia de Derecho de Buenos Aires.
Participó en el Salón Literario fundado por Marcos Sastre y frecuentado por
Juan María Gutiérrez, José Mármol, Miguel Cané (padre) entre otros jóvenes, con
los que se vinculó a la llamada generación del '37.
Junto con Juan María Gutiérrez, Cané y Echeverría fundaron
la Asociación de Mayo en 1938.
En noviembre de 1838, debido a su negativa a prestar
juramento al régimen del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan
Manuel de Rosas y a la persecución de la Mazorca.
Debió expatriarse hacia 1840 concluyó sus estudios de
Derecho en Montevideo. Dejaba en Buenos Aires una amante y un hijo recién
nacido al cual nunca reconoció: se llamaba Manuel y lo mencionaría años más
tarde en su testamento, llamándolo "mi pariente".
Más tarde viajó por Europa acompañado por su amigo Juan
María Gutiérrez y Estados Unidos y otras jóvenes naciones americanas. En París
conoció al general José de San Martín.
Se estableció en Valparaíso, Chile, donde revalidó su título
y ejerció como abogado ganando enorme prestigio. En Chile se dedicó a estudiar
la constitución de los Estados Unidos, con la idea de copiar lo que se pudiera
para la de Argentina, cuando llegara el caso de sancionarla.
Producida la derrota de Rosas como consecuencia de la
batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852 escribió su obra: “Bases para la
organización política de la Confederación Argentina” un tratado de derecho
público editado por la imprenta del periódico El Mercurio, de Valparaíso que
tardara un par de semanas en escribirlo y lo publicó en mayo de ese mismo año.
En 1853 publicó un tratado complementario de Bases llamado
Elementos de derecho público provincial argentino.
Adherido a la Confederación Argentina y enfrentado a la
política de Buenos Aires, en 1855 fue nombrado consejero del gobierno del General
Justo José de Urquiza, por consejo de Juan María Gutiérrez, representante
plenipotenciario de la Confederación Argentina en las legaciones de París,
Madrid y Londres. Firmó con España el
Tratado de la Independencia de 1859.
Urquiza le encargó la misión de obtener en Europa el
reconocimiento de la Confederación Argentina bajo la nueva Constitución y
evitar el reconocimiento del Estado de Buenos Aires, escindido de la Confederación,
como nación independiente como también alentar las empresas de comercio y
colonización misiones que Alberdi cumple con éxito y que le valió el encono Bartolomé
Mitre y de Domingo Faustino Sarmiento,
Mitre llegó al poder el 12 de octubre de 1862 y decretó la
caducidad de todos los mandatos diplomáticos en Europa.
Regresó al país en 1878, cuando Tucumán lo eligió diputado
nacional. Para entonces, habían pasado 14 años de su labor diplomática, y los
tiempos políticos habían cambiado. Tanto, que el mismísimo Sarmiento envió a su
secretario personal a recibir al ilustre publicista al puerto, para darle la
bienvenida. En el Congreso, al día siguiente, Alberdi y Sarmiento se
estrecharon en un abrazo. El odio de Mitre aún no había mermado viejos rencores
acuñados en su posición crítica a la guerra con el Paraguay que originó el
libro "El crimen de la guerra", sin embargo, y en 1880, cuando el
presidente Roca solicitó al Congreso la edición de las obras de Alberdi, desde
"La Nación" Mitre comenzó nuevamente la guerra donde se lo califica
de traidor a la Patria por su apoyo al Paraguay en la Guerra de la Triple Alianza
o de la Triple Infamia que arrasó con Paraguay altamente desarrollado de Solano
López entre 1865 y 1870.
Los mitristas negaron también a Julio Argentino Roca el
acuerdo para nombrar a Alberdi representante diplomático en París. Estos hechos
lo empujaron a abandonar nuevamente la Patria.
Murió en Neuilly-sur-Seine, suburbio de París, el 19 de
junio de 1884 a los 73 años el intelectual más brillante que tuvo la Argentina
en el siglo XIX.
El 27 de abril de 1889 sus restos fueron exhumados para ser
repatriados por decreto del presidente inoperante de Miguel Juárez Celman.
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