GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, enero 15, 2016

Sábado 15 de enero de 1944: A 72 años del desastroso terremoto que destruyó la ciudad de San Juan.

A 72 años del desastroso terremoto que destruyó la ciudad de San Juan por Julio César Bac.


Recuerdo claramente que fue al final de la serena tarde mendocina del sábado 15 de enero de 1944, cuando al circular en mi vehículo por calle Lavalle, frente a la plaza de Godoy Cruz, viví el momento en que desde la iglesia de San Vicente Ferrer salía gente corriendo asustada; observé que las columnas de la luz se movían y que había una pareja de novios llorando.
Me detuve, bajé a preguntar qué pasaba y me contestaron al unísono que estaba temblando muy fuerte. Entonces me dispuse a hacer de cronista -o movilero, como se los denomina hoy-, y cuando interrogué a la pareja de novios, después de calmarlos, me contaron que los movimientos los sorprendieron justo en el momento en que el sacerdote, el padre Arce, les bendecía los anillos... y pensaron que perderían la vida. Corrieron desesperadamente hacia la calle con todos los fieles detrás, mientras se encomendaban a la Santísima Virgen. Pasado el susto, la misa continúo y algunos fieles reingresaron.
Informado de inmediato de la tragedia y de los graves problemas que estaba viviendo el pueblo de San Juan, me incorporé a la campaña que había iniciado Radio de Cuyo por disposición de sus propietarios, los hermanos Aparicio, que también eran titulares de la agencia de noticias ANDI Emisora, en la que personalmente realizaba las audiciones de Panoramas Departamentales, y de inmediato me incorporé para colaborar en el micrófono en las transmisiones que se efectuaban durante las 24 horas pidiendo ayuda a los mendocinos para que contribuyeran con medicamentos, agua mineral y alimentos de primera necesidad, los que eran recibidos en Lavalle 283, sede de la radio.
Frente a la cantidad de heridos que llegaban desde la provincia de San Juan, las autoridades habilitaron apresuradamente el Hospital Central, cuya construcción estaba finalizando pero que aún no había sido inaugurado, aunque sí ya practicaba el plantel de médicos, enfermeros, técnicos y personal de maestranza. Afortunadamente las salas ya contaban con las instalaciones y el instrumental, lo que permitió la internación de cientos de heridos que ocuparon todas las camas habilitadas.
Además de las ambulancias del gobierno de San Juan se facilitaron las que había disponibles en los hospitales de Mendoza para cumplir con las urgencias que demandaban los heridos más graves. 
Para las familias de los heridos y desamparados se habilitaron escuelas, clubes y edificios provinciales y municipales, que fueron preparados para que vivieran grupos familiares, la mayoría compuestos por humildes trabajadores que habían perdido todas sus pertenencias en las viviendas radicadas en las afueras de la ciudad de San Juan. 
De inmediato, numerosos ciudadanos mendocinos asistían solidariamente con alimentos y lo más elemental para la subsistencia. Además, las visitas de vecinos eran reconfortantes para los niños y madres, que se acercaban a acompañarlos y a ayudarlos hasta que pudieran retornar a su tierra natal.
Para los mendocinos fue una experiencia humana de solidaridad y de amor hacia el pueblo hermano, y se demostró que no somos indiferentes por cuanto las ayudas llegaron espontáneamente, sin especulaciones políticas de comité. Las ayudas eran genuinas; nos acercábamos a los más necesitados, esos hermanos que no conocíamos, con el único fin de brindarles una modesta cuota de fe, amor y esperanza.
Sorpresivamente, desde la Nación -a cargo de militares que se apoderaron del gobierno en el golpe de Estado del 4 de junio de 1943- dispusieron un generoso apoyo al gobierno de San Juan para asistir al pueblo, haciéndose cargo de los inmensos daños que había provocado el terremoto, y de inmediato dispusieron una valiosa ayuda para resolver en parte el desamparo, con muertos y heridos, que estaba soportando un amplio sector del centro y los alrededores de la ciudad.
Sin pérdida de tiempo, por decreto de urgencia, se dispuso la organización del Consejo de Reconstrucción de dicha provincia, constituido por ingenieros, arquitectos, agrimensores, economistas y representantes de empresas constructoras que, en forma inmediata, elaboraron un plan de las obras más urgentes, mediante un trabajo regulador y de zonificación para fijar la construcción de edificios públicos, un plan ferroviario (que no se cumplió) y la apertura de la avenida central, que atravesaba de un extremo al otro la ciudad, con el propósito de asegurar la diversidad de las concepciones arquitectónicas enmarcadas en las directivas de un plan regulador dispuesto por el gobierno nacional.
El proyecto inmediato lo constituía la edificación de un hospital de emergencia, la inmediata construcción de 1.645 viviendas en los alrededores de la ciudad, una cárcel modelo, el observatorio astronómico “Félix Aguilar”, un edificio para Turismo, 53 escuelas, 25 municipalidades departamentales, 20 comisarías policiales departamentales, Registro Civil, Juzgado de Paz, edificios para los distintos ministerios, la Dirección de Escuelas, trazados de nuevas plazas públicas, electrificación general; todo dentro del plan que se extendió hasta el año 1948.
Es una buena información que las generaciones actuales consideren cómo el gobierno de la Nación asistía y ayudaba a las provincias argentinas sin influencias políticas ni gestión de gobernantes que respondieran servilmente a la Presidencia de la República.
Aquí merece un párrafo especial el gobernador delegado de San Juan, el general Marino, que tomó con personal responsabilidad la iniciación de los trabajos más urgentes, con el apoyo nacional y la dedicación full time de su función para iniciar la demolición de las casas semidestruidas y la limpieza total de escombros con modernas topadoras para eliminar focos de infección y preparar el terreno para las nuevas construcciones, cuyas obras iniciaban de inmediato; pero tuvo que vencer numerosos inconvenientes que ponían los pobladores, porque consideraban que dañaba lo poco que había quedado de sus queridas casitas y los afectos perdidos. Sin embargo, el gobernador cumplió con sus propósitos y tiempo después reconocieron el favor que recibían para poder organizarse familiarmente.
Se comentaba que gracias a la firmeza en los buenos propósitos del gobernador Marino (le habían puesto “Topadora”) vieron terminadas prontamente las más importantes obras proyectadas en favor del pueblo y que dio origen a la moderna ciudad. 
Por entonces, los mendocinos vivimos una gesta de humana solidaridad y generosidad, acudiendo espontáneamente a ayudar y consolar con amor a heridos y desamparados hermanos de la provincia vecina, dando una pequeña cuota de paz y felicidad con la presencia de madres y niños en los lugares donde estaban hospedados para ayudarlos con ropas, medicamentos y alimentos de primera necesidad y algunos juguetes para los niños. 
Acompañándolos generosamente para darle un cristiano consuelo por la tragedia que les tocaba vivir y para paliar el triste momento que estaban pasando. 
El pueblo y el gobierno de Mendoza aceptaron que nuestro moderno Hospital Central tuviera una inauguración distinta, dando un gran servicio de primeros auxilios sin pompas ni discursos empalagosos ni corte de cintas; y desde entonces el querido hospital no paró nunca de servir a los más necesitados, a lo largo de 72 años, con la gracia de Dios y la generosidad de los mendocinos.
Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, viernes 15 de Enero de 2016.

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