GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

sábado, enero 09, 2016

Chaqueño Palavecino: “Defiendo mi identidad cantando”.

En las peñas nació el cantor: Habría que haberlo visto en las guitarreadas, entre una empanada y un vino bien frío, que es la mejor forma de bajar el sopor caliente del triple chaco (allá donde se unen las selvas Argentina, Paraguay y Bolivia). 
“A veces había que alegrar a algún amigo que lo abandonó la novia, y yo me ponía a cantar”, dice el Chaqueño Palavecino, haciendo memoria. Así es: a este ídolo popular, que renovó las misas folclóricas sin dejar su ropa de gaucho, se le anima de repente la voz cuando le preguntan por sus pagos. 
Allá oficiaba de chofer de colectivos, y recorría el brazo derecho de la geografía salteña, escondiendo una vocación latente: “Es dura la vida del colectivero, ¿viste? Cuando todos están de joda, uno tenía que llevar a los borrachos, cuidarlos y dejarlos en sus casas. El único día que no trabajábamos era el primero de mayo, y hasta las seis de la tarde nomás.
En los tiempos de ocio fui haciendo carrera”, remata, y a cualquiera le parecería mentira este ascenso vertiginoso hasta el éxito. Es que no cualquiera se presenta dos noches en una misma edición de Cosquín, respondiendo a la gran demanda de entradas. 
En el verano, cuando el interior argentino despierta en festivales, las fechas se le amontonan a Oscar Esperanza Palavecino. Ya tiene reservadas sus noches en Jesús María (12 de enero) y Cosquín (25 de enero).
Pero antes, lo tenemos nosotros: hoy arranca su 2016 en Costa de Araujo (Lavalle), en ocasión de la 30° edición del Festival del Melón y la Sandía. No solo este, el Festival de la Paz y el Canto de Cuyo  también lo tendrá en su escenario, el 24 de enero.
-En un momento tuviste que tomar la decisión de tu vida: seguir como chofer en los caminos, o hacer el tuyo propio. ¿Te costó tomarla?
-Sí, costó, y había que tomarla en el momento justo. Me decidí en el ‘97, cuando ya era un poco conocido y tenía algo de seguridad. Costó al principio, pero fue firme y no fue mala. Hoy veo que la vida fue generosa conmigo, me di todos los gustos desde que comencé en esas peñas: el Teatro Colón, la cancha de Boca.
Del otro lado del teléfono, el Chaqueño respira el aire que se cuela por los sierras, y a sus 56 años hilvana palabras con pausa, con una tranquilidad que no se negocia ante ningún periodista: Y es que allí tiene su lugar en el mundo, en un pequeño pueblo a 33 kilómetros de la capital salteña, Rosario de Lerma. 
Ahí lo cobija, también, su escenario más íntimo: a un lado, un estudio propio donde prepara y ensaya las canciones; al otro, un museo personal, que va llenando de a poco con regalos que le dan y con recuerdos de los lugares que visita. “Me ha quedado chico”, confiesa. 
No hace dos días que volvió de sus vacaciones. No fueron ni largas ni muy lejos, comenta, pero las necesitaba: a veces no pega ojo entre show y show, y la voz no le da a basto si responde al clamor de su público, que le pide más de dos horas en esas afiebradas noches. ¿Cómo aguanta su voz tanta exigencia? “Tomando jugo de uva se alivia la garganta, y calentando, calentando...”.
-¿Extrañaste los escenarios esos días que te tomaste? 
-No, porque ya está programado todo el laburo que hay que hacer, y recargué las energías para eso.
-¿Qué opinás de los festivales que empiezan a abrirse a otros géneros que no son el folclore?
-Folcloristas hay muchos, pero no hay tantos folcloristas a nivel nacional que ocupen los lugares que ocupaban los de antes. Antes muchos festivales duraban nueve o diez días.  El caso de Villa María también es distinto, porque ese festival apunta a distintos estilos. Así que, bueno, tienen que buscar gente de otros géneros que ocupen ese lugar y meta gente.
-¿Hay más festivales que folcloristas? 
-Folcloristas hay muchos, lo que pasa es que no le damos oportunidad a los jóvenes. Hay muchos y no tienen posibilidades de grabar. Hoy parece que es más fácil por el tema de las redes e internet, pero siempre ha sido más seguro el disco: que lo compren, que lo escuchen, que lo pasen en una radio. 
La invasión de la música de afuera también tiene que ver, aunque muchos hacemos el esfuerzo de conservar la identidad regional. 
-Vos sos la argentinidad por antonomasia. ¿Es una imagen que has construido con el tiempo intencionalmente o sos así?
- Soy así. Lo que siento y lo que canto. 
-Una gaseosa te llamó para sus avisos porque te considera bien argentino...
-Sí, si bien el nombre viene de Brasil, la empresa está montada en Buenos Aires y es lo más argentino que hay, apuesta por un producto y trabajo nacional. En este sentido, si me proponen una publicidad de vino o de autos, la haría (risas). 
La herencia debida
-¿No te gustaría tomar un rumbo más internacional, representando nuestra cultura?
-Gracias a Dios, me sobra el trabajo en Argentina. Acá me siento cómodo, y tampoco sé si tengo muchas ganas como para ir a comenzar en otro lugar. Lo que me faltaría hacer en mi carrera es representar al país afuera, contarían conmigo en cualquier espectáculo en el que pueda representar a la música argentina. 
-Horacio Guarany te nombró como su sucesor...
-¡Y hasta ahora no le fallé, gracias a Dios!
-Llevás una gran carga.
-Sí, él vio reflejada en mí la parte criolla que venía defendiendo hace tiempo. Eso es defender la identidad cantando. 
“Ahora se cumple un año de la muerte del Yuyo Montes, y estuve con la familia recordando”, comenta compungido sobre el poeta salteño, autor de clásicos como “Juan de la calle”. Es que la música los unía en una misma vena: Casi sin proponérselo, el Chaqueño homenajeó a Montes en su disco “Mi cielo terrenal”, en el que el poeta fue autor de la mayoría de las letras y la música.
-¿Para cuándo tus canciones propias?
-Yo me siento más intérprete que compositor. Igual siempre hay algo ahí dando vueltas, sobre todo en lo musical. Hay gente que demora años en hacer una canción: la va arreglando, puliendo y modificando. En cambio yo soy más práctico, no tengo esa paciencia. 
-¿Con qué proyectos estás actualmente?
-El año pasado salió un disco y DVD, “Recordando ayeres”, grabado en vivo en el teatro Gran Rex de Capital Federal. También empecé a grabar un disco en homenaje a Atahualpa Yupanqui. Está casi terminado, solo falta mezclar. 
-¿Y cuándo lo vas a estrenar?
-Para el Día del Padre.

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