Una científica argentina presentará un importantísimo descubrimiento.
Hace 50 años que se buscan señales de un fenómeno predicho por Einstein y finalmente hoy se podría conocer la primera prueba.
Gabriela González conduce LIGO. |
Albert Einstein predijo en su teoría de la relatividad general la existencia de ondas gravitacionales, pero no lo demostró. Este punto de su teoría quedó en un vacío...¿Hasta hoy?
Un grupo de científicos podría anunciar en Washington un descubrimiento importante en el terreno científico, Gabriela González, una argentina que conduce Laser Interferometer Gravitational-wave Observatory (LIGO) Science Collaboration será la encargada de realizar la presentación de la investigación sobre las ondas gravitacionales.
Científicos del experimento LIGO han convocado para el jueves 11 de febrero una rueda de prensa para "aportar una actualización de la búsqueda de ondas gravitatorias". El anuncio ha creado una gran expectativa entre la comunidad científica, que espera que se confirme el descubrimiento de estas ondas cuya existencia fue predicha por Albert Einstein y que supondrían una revolución en la astronomía.
En el proyecto trabajan más de 1000 profesionales. Los equipos de LIGO detectaron estas ondas gravitacionales que serían producidas por ligeras perturbaciones en el espacio-tiempo debido al desplazamiento de un objeto de gran masa, como un planeta, informó hoy el diario La Nación.
El físico alemán dedujo que cualquier masa que experimente una aceleración tiene que crear ondas gravitatorias en el espacio-tiempo. Sin embargo, al tratarse de ondas extremadamente débiles, su detección sólo es posible con detectores ultrasensibles como los del experimento LIGO.
Si se pudiera comprobar su existencia, sería uno de los descubrimientos científicos más grandes de nuestro tiempo.
¿Qué son las ondas gravitacionales?
Las ondas gravitacionales son vibraciones en el espacio-tiempo, el material del que está hecho el universo. En 1916, Albert Einstein reconoció que, según su Teoría General de la Relatividad, los cuerpos más violentos del cosmos liberan parte de su masa en forma de energía a través de estas ondas. El físico alemán pensó que no sería posible detectarlas debido a que se originan demasiado lejos y serían imperceptibles al llegar a la Tierra.
Son comparables a las ondas que se mueven en la superficie de un estanque o el sonido en el aire. Las ondas gravitacionales deforman el tiempo y el espacio y, en teoría, viajan a la velocidad de la luz. Su paso puede modificar la distancia entre planetas, aunque de forma muy leve. Como explica Kip Thorne, uno de los pioneros en la búsqueda de estas ondas, estos efectos deben ser especialmente intensos en las proximidades de la fuente, donde se producen "tormentas salvajes" que deforman el espacio y aceleran y desaceleran el tiempo.
¿Por qué es un descubrimiento importante?
Abren una nueva era en el conocimiento del universo. Hasta ahora toda la información que tenemos del cosmos (solo conocemos el 5%) es por la luz en sus diferentes longitudes de onda: visible, infrarroja, ondas de radio, rayos X… Las ondas gravitacionales nos dan un sentido más y permiten saber qué está pasando allí donde hasta ahora no veíamos nada, por ejemplo, en un agujero negro. La intensidad y la frecuencia de las ondas permitirá reconstruir qué sucedió en el punto de origen, si las causó una estrella o un agujero negro, qué propiedades tienen esos cuerpos y entender mejor las tempestades en el espacio-tiempo. También permiten saber si la teoría general de la relatividad se mantiene vigente en los rangos de presión y gravedad más intensos que pueden concebirse. Detectar estas ondas por primera vez es un hallazgo histórico que probablemente reciba un premio Nobel de Física.
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