Una vez más, los hechos históricos revividos a través de la magia de la historia oral nos hacen resurgir sucesos trascendentales que marcaron hitos en la vida cotidiana.
A pesar de tantos años transcurridos, la construcción del puente que une Neuquén con Cipolletti sigue siendo –al menos para mí– una incógnita –recordemos que en 1935, fecha de la colocación de la piedra fundamental, ambas localidades aún eran territorios nacionales y recién en 1955 fueron provincializados–.
En efecto, la categoría de territorios nacionales hizo que Neuquén y Río Negro estuvieran aislados: sus decisiones políticas y/o económicas no las tomaba el pueblo pues no tenía voz ni voto, sino que eran reportadas desde el poder central.
Los caminos eran, por entonces, intransitables; la llegada del ferrocarril en los albores del siglo XX facilitó el arribo del comercio y el ingreso de inmigrantes que poblaron estas benditas tierras, entre tantas cosas.
La disposición política de unir los territorios de Neuquén y Río Negro fue tomada por el gobierno nacional y celebrada por los gobernadores territorianos, que vieron en esta medida una señal de avance en cuanto a políticas migratorias, comerciales y políticas, cuestiones que les permitieron salir de la incomunicación en que se encontraban.
El 25 de mayo de 1935 se colocó la piedra fundamental de la construcción del puente: el acta –cuya copia obra en poder de los descendientes del Ing. Pablo Cantaluppi, en esa oportunidad director del Distrito 12º de Vialidad Nacional, con asiento en la capital neuquina– fue realizada en nombre del presidente de la Nación, general Agustín P. Justo; su ministro de Obras Públicas, Dr. Manuel R. Alvarado, y el presidente de la Dirección Nacional de Vialidad, Justiniano Allende Posse.
Asistieron al acto el representante de la empresa GEOP, ganadora de la licitaciónpara la construcción del puente, Ing. Emilio Poenitz; en representación de Vialidad Nacional, el Ing. Pablo Cantaluppi; los gobernadores de Neuquén, Coronel Enrique Pilotto, y de Río Negro, Ing. Adalberto Pagano, y el juez Letrado Dr. Juan Julián Lastra. La bendición de la piedra fundamental fue realizada por el reverendo padre Santiago Valente.
La obra, de hormigón armado, posee una luz total de 464, 40 metros y seis metros de ancho de calzada. Fue financiada con fondos de la ley 11658 y el costo total ascendió a 886.913,12 pesos moneda nacional. Fue inaugurado el 20 de febrero de 1937, hace 79 años.
Nuevamente dejo claro que debemos el testimonio a la gentileza del nieto del Ing. Pablo Cantaluppi, gracias a quien podemos reconstruir hechos de incalculable valor. El acta de la época nos muestra el devenir de la historia y cómo esta obra fue considerada "un verdadero monumento a la prosperidad" y "un jalón más de la labor de Vialidad Nacional para dotar al país de red caminera para obtener el desenvolvimiento económico".
Hoy el puente es testigo de las protestas y la disconformidad social que embarga a la sociedad actual cuando los reclamos de los trabajadores son desoídos por las autoridades públicas de turno. Valoremos la historia: ella nos explica nuestro presente.
Autor: Beatriz Carolina Chávez. Publicado en Diario "Río Negro", lunes 22 de febrero de 2016.
Imágenes: Archivo Diario "Río Negro".
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