Por el 2013 deciamos: "No será la primera, ni la última
entrada en mis sitios sobre Joaquín Sabina" y como dice la Señora Mirtha
Legrand ¡allá vamos! con esta nueva entrada y efemérides.
Joaquín Sabina nació en Úbeda, una localidad de Jaén, provincia de Andalucía, España hace unos 64 años… Se llama Joaquín
Ramón Martínez Sabina.
Hizo su primaria en el colegio de las monjas Carmelitas y el
bachillerato en los Salesianos. Hijo de Adela Sabina del Campo, ama de casa y
de Jerónimo Martínez Gallego, inspector de policía, fue el segundo varón.
“Una de las cosas que más me molesta en mi vida es saber que
mi madre se acostaba con un policía” (Sabina).
Cursó sus estudios primarios con las monjas Carmelitas y con
catorce años comenzó a escribir poemas y a componer música en una banda formada
con sus amigos llamada Merry Youngs. Posteriormente cursó el bachillerato en
los Salesianos.
Su ideología izquierdista le llevó a relacionarse con
movimientos contrarios al régimen franquista. Este mismo año, cuando se
proclamó el estado de excepción, su padre, que era comisario en Úbeda, recibió
la orden de detenerle por pertenecer al Partido Comunista.
En ese mismo año lanzó un cóctel molotov contra una sucursal
del Banco de Bilbao en Granada en protesta por el Proceso de Burgos, por lo que
se vio obligado a exiliarse.
En el año 1977, tras la muerte de Franco, consiguió volver a
España gracias a un pasaporte legal facilitado por Fernando Morán, cónsul
español en Londres.
Dice Sabina analizando la España bajo los conceptos usuales
aún en ese país de “izquierda-derecha” quien siempre se lo situó como
simpatizante del progresismo español.
“Me defraudó la izquierda. La derecha jamás me traicionó.
La derecha siempre fue igual, no cambió sus ideales y su
línea de trabajo.
La derecha siempre es mala de principio a fin. Sabemos
perfectamente quiénes son, que quieren, qué piensan y uno no puede equivocarse
jamás con ellos.
En cambio la izquierda, por lo menos en mi país, prometió
cosas y después hizo otras. Me siento totalmente decepcionado con ella.
Felipe (González) usó mi dinero, de los impuestos que pago,
para comprar clandestinamente las armas que usaron los GAL (Grupo Terrorista
paramilitar).
Yo contribuí sin quererlo, con esos asesinatos. El gobierno
no consultó conmigo para reprimir.
Soy un ciudadano español que merezco el respeto de la gente
a quien voté alguna vez. Y si Felipe González no sabía lo que estaban haciendo
a sus espaldas no sirve como presidente.”
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