Cómo fueron los cortes programados del '88.
A fines de 1988, Argentina experimentó una de las peores
crisis energéticas de su historia, que mantiene varias similitudes con la
actualidad. Los cortes, que se extendieron por más de cuatro meses, quedaron
marcados en la memoria colectiva. La escasez de electricidad ya había comenzado
en abril de ese año, por lo que se tomó la medida de realizar cortes de luz
rotativos de 5 horas por turno en ese mes. Sin embargo, con esas interrupciones
no se logró solucionar el faltante. La llegada de diciembre y los aumentos de
temperatura, sumados a la baja potencia de las usinas hidroeléctricas,
agudizaron la situación.
El colapso se produjo cuando quedaron fuera de servicio dos
bombas de la central hidroeléctrica de Embalse Río III (a fines de diciembre),
también por la salida de servicio de la central nuclear de Atucha y además por
un incendio ocurrido en La Pampa que afectó una línea que transportaba energía
desde El Chocón.
El entonces presidente, Raúl Alfonsín, dijo en una visita en
enero de 1989 a la Central Nuclear Atucha I que se sentía
"responsable" de lo sucedido. Para ese año, la cartera de Obras
Públicas estaba a cargo deRodolfo Terragno; la de Economía, de Juan Sourrouille,
y en Energía, lideraba Roberto Echarte. Los tres quedaron en la mira del ojo
público debido a la crisis.
Para coordinar las medidas a implementar se conformó un
Comité de Emergencia integrado por representantes de la Secretaría de Energía,
del Ministerio del Interior, de la Secretaría de Cultura y de la Policía
Federal.
En diciembre de 1988 se anunció un incremento de los precios
de 5,7% durante noviembre vaticinando la hiperinflación que vendría después; el
Banco Central sacaba al mercado un nuevo bono y, por el fuerte aumento de
precios, las discusiones salariales formaban parte de la agenda, trimestral en
aquel momento, de empresarios y sindicalistas.
Los cortes dispuestos no fueron únicamente direccionados al
sector industrial sino que afectaron a familias, comercios y empresas por
igual. Se decidió adelantar la hora oficial para ahorrar energía el 1 de
diciembre de 1988. El 6 de diciembre, a través del Decreto 1.756, se restringió
a los espectáculos deportivos a «ajustar su desarrollo a los períodos de luz
solar». La misma decisión bajo la firma del Poder Ejecutivo señalaba «la
reducción de 20% en el consumo de energía por todos los organismos de la
Administración Pública, la prohibición de la iluminación con fines ornamentales
y la supresión de los trabajos nocturnos».
Respecto de los cortes programados, el 12 de ese mismo mes,
comenzaron de manera rotativa en algunas zonas de Capital Federal y Gran Buenos
Aires. En principio serían sólo por 15 días, de lunes a viernes, distribuidos
en tres turnos de 5 horas de duración cada uno, empezando a las 7 de la mañana.
Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA), era el
encargado de la publicación de la planificación diaria de cómo afectarían los
cortes a cada barrio.
A menos de un mes, se agregaron los sábados a la
programación de los días hábiles. Y una semana después, se sumó una hora más y
llegaron, de esta manera, a ser 6 horas diarias.
La falta de energía eléctrica afectó también el
abastecimiento del agua. Fue así como Obras Sanitarias de la Nación tuvo que
distribuirla en tanques a las zonas del Gran Buenos Aires.
Otras medidas fueron «la prohibición del uso de electricidad
para la alimentación de farolas ubicadas en la vía pública». Con un nuevo
decreto del 4 de enero de 1989 se exceptuó a Agua y Energía Eléctrica, a
Hidronor y a SEGBA el cumplimiento de las disposiciones referidas a la
restricción del gasto público de ese momento, se las autorizó a tomar
financiamiento en el mercado interno y se les dio un rápido tratamiento para
las solicitudes de importación.
Ese mismo día se conoció, luego de una reunión de Echarte
con el secretario de la Unión Industrial Argentina, Murat Eurnekian, de la
intención de reducir los aranceles al mínimo (en 5%) para casos de compras de
grupos electrógenos, decisión que se firmó una semana después, con arancel
cero.
Buscando instruirse sobre posibles soluciones para la
crisis, el ministro Rodolfo Terragno, viajó a Estados Unidos a principios de
enero y se entrevistó con el subsecretario de Asuntos Energéticos
Internacionales y Emergencias Energéticas de ese país, David Waller.
Allí también se entrevistó con el director del Banco Mundial
a cargo de las relaciones con la Argentina, Peter Bottellier, para hacer un
pedido de fondos destinados a la culminación de las obras de la central
termoeléctrica de Piedra Buena en Bahía Blanca.
En este marco, una misión de técnicos estadounidense
especializados en energía visitó el país a fines de enero para aconsejar al
gobierno posibles medidas a tomar.
Derivaciones de todo tipo tuvo la crisis de energía de
finales del 88. Asuetos administrativos, canales de TV operando sólo 4 horas
diarias, bancos trabajando de 8 a 12 , cena de ministros en Olivos alumbrada
por sol de noche y misiones de emergencia a Estados Unidos fueron algunas
características. El BANADE, en teoría creado para impulsar el desarrollo,
financiaba la compra de grupos electrógenos. La disparada del dólar, el fin del
verano y luego la hiperinflación, hicieron pasar la crisis a segundo plano.
Publicado en Diario "Ámbito financiero".
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