Ladrillos viejos desparramados. Sólo ruinas. Nada queda de aquel pueblo ferroviario pujante, punta de riel de la trocha angosta que unió el desaparecido poblado con la Colonia San Juan y la Estación Sosa, en inmediaciones de Conesa, donde se acopiaba la remolacha azucarera.
Estación General Lorenzo Vintter fue un caserío que albergó a varios cientos de personas en la década del 30 y del 40 mientras se mantuvo activo el Ingenio San Lorenzo, a orillas del río Negro.
Surgió, por un lado, como una escala en el Ferrocarril Roca, entre Viedma y San Antonio Oeste, en el ramal Constitución Bariloche. Pero se potenció cuando los dueños del complejo azucarero propusieron hacer por su cuenta el ramal accesorio desde el río hasta cerca del mar, para conectar con el ramal troncal.
Cuentan los historiadores que en 1933, luego de las primeras zafras de la remolacha, la compañía de Lorenzo Benito Raggio instaló un ramal de ferrocarril económico (trocha angosta) con una extensión de 107 kilómetros. Unía la estación Lorenzo Vintter (entre la capital provincial de Viedma y la localidad portuaria de San Antonio Oeste), con la estación San Lorenzo, ubicada junto al Ingenio. Frente al pueblo, a 15 kilómetros, se construyó la estación de Conesa, y a 15 más la estación Sosa, en Colonia San Juan.
La Trochita favorecía no sólo el traslado de azúcar, materiales para el mantenimiento y de pasajeros fuera de la zona, sino también la materia prima dentro de las colonias.
Mientras Conesa disfrutaba del auge económico y potenciaba sus sueños –que luego se esfumaron por el boicot comercial del poderoso monopolio de la caña de azúcar del norte del país– Estación Vintter creció y se consolidó como poblado, a la vera de las vías. Allí hubo una escuela primaria repleta de alumnos, varias instituciones, comercios y más de 100 viviendas.
En la década del 40 el proyecto azucarero de Conesa se paralizó completamente. El ramal continuó hasta 1961, cuando el gobierno de Arturo Frondizi determinó su cierre al igual que los talleres de San Antonio Oeste.
Las vías se fueron quitando poco a poco o quedaron tapadas por la arena y las matas.
El material rodante fue llevado a distintos puntos de la Patagonia y hace un tiempo, el Municipio de Conesa recuperó la locomotora a vapor que se convirtió en un monumento en la ciudad.
Vintter sobrevivió gracias al ramal Constitución Bariloche que obligaba a mantener allí mucho personal. La escuela siguió funcionando y también unos pocos comercios del lugar.
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