Durante siglos, las brujas colmaron los relatos de fantasía
y ficción con su escalofriante vuelo a bordo de sus escobas. Pese a que muchos
no lo crean, las "brujas" sí existieron, al menos, durante la Edad
Media en vastas zonas de Europa, según los testimonios de los monarcas. Ellas
aseguraban que tenían la habilidad de volar, pero la explicación de su
“talento” dista mucho de lo que pensamos.
Desde tiempos inmemorables se les atribuye a las brujas la
capacidad de desplazarse a toda velocidad y de realizar acrobacias por los
cielos. Sin embargo, lo hacen mediante el uso de una escoba. Con tantos objetos
para elegir, ¿por qué eligieron ese medio de locomoción? Simplemente porque la
escoba es un simbolismo fálico, totalmente asociado a la promiscuidad de estas
mujeres con el diablo.
En aquellas épocas, las brujas llegaron a inquietar hasta al
propio Felipe II (1527-1598), volviéndose así una “cuestión de Estado”. El rey
creó, incluso, una delegación abocada a sacar a la luz qué había detrás del
vuelo, en especial, en la zona de Galicia donde, aseguran, vivía la mayor
cantidad de brujas.
Efectivamente, las brujas "volaban", pero a su
modo. Según investigaciones de la época, las mujeres montaban una escoba por el
aire porque se untaban cremas con ingredientes como solanáceas, mandrágora,
belladona, beleño negro y aconitina. Todas estas sustancias generaban
alucinaciones, que les hacían creer a las brujas que volaban.
Algunas de las mujeres iban aún más lejos y se frotaban
estos ungüentos en los labios, en los ojos y en zonas íntimas para sentir los
efectos de manera más rápida, intensa e inmediata, indicó diario ABC de España.
Por otra parte, los extraños movimientos estaban asociados a
los sapos. Las brujas se untaban la piel con las secreciones de estos anfibios,
que poseían bufotenina, una sustancia alcaloide que provoca efectos
alucinógenos.
Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, 1º de Mayo de 2018.
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