Pocas cosas a excepción del fútbol y de Raffaella Carrà consiguen poner de acuerdo a los italianos. Cuando se trata de esta última, el consenso nacional es especialmente arrollador. Adorada por diferentes generaciones y columna vertebral de la televisión trasalpina, la presentadora de los diez millones de espectadores es una especie de monumento patrio que no necesita presentaciones y un icono que se ha mantenido por encima del tiempo y ha sobrevivido a todas las modas del momento. Hoy cumple 75 años y sigue siendo moderna.
Desde hace poco más de un año vive en Roma alejada de los focos. A finales de 2016 se despidió con reservas de la vida pública y de la televisión. Comenzó a tomar distancias de la pequeña pantalla y aunque no se ha retirado por completo sí ha cambiado su trayectoria y rebajado el ritmo. “En este punto de mi carrera mi sueño es crear un proyecto para dar una oportunidad a los jóvenes talentos”, dijo entonces. En la actualidad trabaja como productora para Samuel Pietrasanta, concursante del talent show The voice, uno de los últimos programas televisivos en los que participó. Su último trabajo como cantante fue Replay, en 2014. Grabó los temas en italiano, español e inglés “por pura diversión”, pero ya no hizo una gira para presentarlos al gran público. “Ahora quiero vivir mi vida”, declaró en aquel momento. Y lanzó una sentencia que define a la perfección su carrera incombustible. “Pensaba retirarme a los 50, pero aquí sigo todavía, presentando un álbum dance”.
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