Y sí. Ahora Rusia está de moda. Basta con estar unos quince minutos frente a un televisor o una computadora para que veas paisajes inusuales, palabras desconocidas, y hasta programas especiales dedicados al mayor país eslavo. En general, estamos conociendo más de Rusia en estas semanas que en toda la década pasada. El mundial de fútbol hace estos milagros.
Porque a fuer de ser sinceros, salvo la plaza roja, el Kremlin, el transiberiano y algún millonario de dudosa fortuna o una escultural modelo, no mucho más venía a nuestra mente cuando nombrábamos a Rusia. Ahora la tenemos a toda hora en nuestras pantallas. Sabemos de sus comidas, costumbres e intolerancias, de Putin y de Zabibaka, el lobo, la mascota del mundial.
Me preguntaba sobre nuestra ignorancia y sus causas. Ya que si la achacamos a lo exótico o a la lejanía, podemos pensar que de Japón o Australia tenemos mayores conocimientos y uno es más exótico y otro más lejano que la misma Rusia. Es evidente que la larga disputa del siglo XX, desde la revolución rusa, pasando por la “cortina de hierro” y la “guerra fría” han condicionado todo lo que nos llega del mundo eslavo. En general predomina la desinformación sobre los países del Este fruto de décadas de escamotearlos y solaparlos por parte de las agencias de noticias occidentales. Y esto es tangible por ejemplo si nos preguntásemos cualquier cosa sobre Lituania o Ucrania e incluso Polonia; la respuesta sería el silencio o el misterio. Y si vamos al terreno cultural el recuerdo de Rusia está unido al ballet Bolshoi y sus bailarines que dos por tres desertaban. De escritores poco y nada se sabía y aún hoy se sabe; salvo Alexander Solzhenitsyn y su “Archipiélago Gulag”, obra testimonial que dio a conocer cuando huyó del régimen comunista. No siempre esto fue así. Hubo un tiempo que el campo de las artes rusas estuvo plenamente conectado al campo de las artes de la “otra” Europa, ese tiempo corresponde plenamente al siglo XIX y los inicios del siguiente; y gracias a esa conexión conocemos muchos clásicos de la literatura rusa que son universales; algo similar ocurrió con la música, el cine y otros campos del saber.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo 17 de junio de 2018.
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