Aunque no se hablaba de este tema, era evidente que el gobierno, cerrados los mercados voluntarios de crédito, tenía problemas para llegar al 2019. Ahora esa duda se disipó, porque los 50.000 millones de dólares cubren las necesidades de financiamiento para este año y el que viene, pero se extiende por un año más.
Pero el gobierno tiene obligaciones para el año que viene, porque para el 2018 llega bien, a un déficit del 2,7% del PBI. El problema es llegar al 1,3% para el 2019.
Otra conclusión es que el BCRA recuperó todo su poder y tácitamente Mario Quintana quedó en toral offside con el cambio de metas del 28 diciembre del 2017, de nefastas consecuencias.
El BCRA no podrá intervenir cuando el dólar se devalúe en los mercados emergentes como ayer, cuando el real de Brasil subió a 3,91, pero podrá intervenir si hay causas locales, hasta cierto punto, es decir que el dólar va a subir al mismo nivel que la inflación, cuya meta del 15% fue abandonada por Sturzenegger en forma definitiva y con Dujovne hablaron de un crecimiento para 2018 de entre 0,4% y 1,3%, un pronóstico optimista, pero no fijaron metas de inflación.
En definitiva, el gobierno logró financiamiento hasta las elecciones pero, con la recesión que estamos viviendo, no puede garantizar su reelección, que es lo que esperan el FMI y los mercados, salvo que un peronista razonable garantice lo que pide el FMI.
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