Un 3 de enero de 1833 fue cuando el Reino Unido ocupó ilegalmente nuestras Islas Malvinas y desalojó a las autoridades argentinas.
A pesar de estar en relaciones de paz con la Confederación
Argentina, el Reino Unido, con dos buques de guerra desalojaron a la guarnición
argentina de Puerto Soledad de 26 soldados, quienes se marcharon dos días
después. Desde entonces, las islas han estado bajo dominio británico, excepto
durante el breve período de la Guerra de Malvinas en 1982.
El 3 de enero de 1833, la corbeta Clio de la Marina Real
británica, apoyada por otro buque de guerra que se encontraba en las cercanías,
mediante el uso de la fuerza y al ser superiores en número, exigieron la
rendición y entrega de la plaza. Concretada la expulsión de las autoridades
argentinas, el comandante Onslow de la
nave británica dejó a uno de los pobladores de Puerto Soledad a cargo
del pabellón y zarpó de regreso a su base. En 1834, el gobierno inglés asignó a
un oficial de la Armada para que permaneciera en las islas y en 1841 tomaría la
decisión de "colonizar" las Malvinas nombrando un
"gobernador".
LAS MALVINAS É ISLAS DEL ATLÁNTICO SUR FUERON, SON Y SERÁN ARGENTINAS.
Dice el compatriota y bloguero argentino Carlos Pistelli.
Tras su manto de neblinas,
no las hemos de olvidar.
“¡Las Malvinas, Argentinas!”,
clama el viento y ruge el mar.
Ni de aquellos horizontes
nuestra enseña han de arrancar,
pues su blanco está en los montes
y en su azul se tiñe el mar.
Por ausente, por vencido,
bajo extraño pabellón,
ningún suelo más querido;
de la Patria en la extensión
¿Quién nos habla aquí de olvido,
de renuncia, de perdón?
¡Ningún suelo más querido,
de la Patria en la extensión!
¡Rompa el manto de neblinas,
como un sol, nuestro ideal,
las Malvinas, Argentinas
en dominio ya inmortal!
Y ante el sol de nuestro emblema,
pura, nítida y triunfal,
brille ¡oh Patria! en tu diadema,
la perdida perla austral.
Coro
¡Para honor de nuestro emblema,
para orgullo nacional,
brille ¡oh Patria! en tu diadema,
la perdida perla austral.
Letra: Carlos Obligado
Música: José Tieri
El lento desarrollo malvinense tuvo un incentivo al principio, mientras se desmantelaba port Egmont. El tercer gobernador malvinense, fue don Francisco Gil de Taboada, que para Ud. y para mí es un perfecto desconocido. La cuestión es que el tipo (1733), gallego él, hizo carrera en la marina, protegido por la Orden de Malta. Andaba recorriendos el mundo, cuando se le nombra gobernador de Las Malvinas en 1774. El capitán de fragata organizó el archipiélago, lo ascendieron, volvió a España, donde cumplió papel, y lo hicieron, primero, virrey de Nueva Granada y luego de Lima, en donde mandó seis años.
Siendo Gobernador Taboada, se organizó el cambio fundamental de la historia sudamericana del cono sur en el Siglo del 1700. Madrid se dio a la tarea de crear el Virreinato de Buenos Aires, en la figura de Cevallos. Las cosas venían cambiando.
Las paces entre ingleses y españoles duró lo que un dulce en las manos de un niño. Cuando las trece colonias norteamericanas se dieron a la tarea de no pagar el impuesto al té, los franceses aprovecharon para vengar viejas afrentas, arrastrando a los pelagatos de Madrid. Malvinas quedaba expuesta nuevamente.
Vuelven los ingleses,
… Sorry, los británicos.
Con las revoluciones francesas y la irrupción gloriosa de Napoleón y su Boicot continental a los isleños, Londres se hizo a la mar en busca de mercados y colonias nuevas. El virrey Sobremonte le informó al Gobernador, Bernardo Bonavía, que no permitiera ni barcos denominados neutrales. Las guerras en Europa, se tornaban otra vez mundiales. El teniente de navío, don Bernardo, cumplió su cometido por muchos años.
Tres golpes certeros dieron los britanos para ir por todo. Primero, en Trafalgar, donde acabaron con la escuadra franco/española; Luego conquistando El Cabo, en Sudáfrica; En el invierno de 1806, se hicieron con Buenos Aires. Malvinas quedaba más desprotegida que nunca.
Una de las primeras disposiciones como mandante en Buenos Aires, del señor William Carr Beresford, fue quedarse con la guita; Punto dos, recuperó aquella placa de 1774 que certificaba que las islas el sud eran Falkland y no Malvinas.
Autor: Carlos Pistelli.
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