Es tal vez de un tiempo a esta parte, el economista más mediático en el país. Polémico en sus declaraciones y firme en sus convicciones, Javier Milei es crítico del modelo, y descree del rol del estado como actor en la economía. En diálogo con PULSO, el especialista analizó la coyuntura actual, las medidas anunciadas para combatir la pandemia, y el potencial escenario de salida.
PREGUNTA: ¿Que opina del confinamiento obligatorio?
RESPUESTA: Respecto a la cuarentena, tengo distintas opiniones en los distintos tramos. Estoy de acuerdo con el primer tramo de la cuarentena porque aparece una situación no contemplada que encuentra al sistema sanitario argentino en ‘off side’, especialmente en el segmento de la salud pública. Cuando sucede un evento así, donde la característica principal es la velocidad a la que se propaga, no queda otra que la solución cavernícola de encerrar a toda la población. Frente al impacto inicial, la medida es correcta, porque traslada en el tiempo la cantidad de infectados. Pasado el primer tramo, soy profundamente crítico con la etapa dos y tres de la cuarentena, porque comienza a haber un problema mayúsculo con la economía. En un país que ya viene en recesión hace dos años y que tiene entre 30% y 40% de la economía en negro, una cuarentena como la que está proponiendo el gobierno, es criminal. Estás dejando a millones de personas sin su sustento diario.
P: ¿Qué alternativa había?
R: Una vez pasado el primer impacto, se debió haber copiado los modelos exitosos de países como Israel, Japón, Singapur, Corea, Suiza o Alemania. En esos países se separa a los grupos de riesgo. Es decir, se manda a la gente a trabajar, y cuando se detecta alguien tiene más de 37 grados de temperatura, se evalúan los pasos a seguir y cuando se deriva en la necesidad de un testeo.
P: La diferencia en la cantidad de testeos sesga la comparación en el número de infectados ¿Es la cantidad de muertos la medida más acabada del impacto?
R: Si, pero eso también es relativo. Hay países como EEUU que ante un deceso dudoso, computan la muerte como a causa del coronavirus, lo cual también sobre dimensiona la cantidad de muertos a causa de la enfermedad. Además si se hace la proporción entre la cantidad de muertos y la población total de los países, resulta que el problema tampoco es tan significativo como dicen los infectólogos. Las tasas dan muy por debajo del 0,1%.
P: El contrafáctico de eso es ¿cómo darían esas tasas si no se hiciera la cuarentena?
R: Bueno, existen países que hoy no están haciendo la cuarentena y les va bien. Eso además de señalar que en Argentina desde el control de la cuarentena hasta la publicación de los datos, está concentrado en el sector público. Y yo desconfío de todo aquello en lo que el sector público mete la mano, que además lo único que ha hecho como medida preventiva, es encerrar a la gente.
P: ¿Podría el sector privado por sí solo dar una mejor respuesta?
R: Una epidemia es un problema de ‘externalidad negativa’. La persona de forma intencionada o no intencionada, enferma a otra persona. Hay que definir claramente los derechos de propiedad, y la principal propiedad es el propio cuerpo. Es decir que cuando alguien enferma a otro, lo que debe hacer es indemnizarlo. Con ese marco, la propia persona tiene los incentivos necesarios para hacerse los estudios a fin de no enfermar a otra persona. A la vez, las clínicas privadas podrían hacer un plenario y recomendar a la población no salir de sus casas, o hacerlo lo menos posible, para evitar el costo asociado a la contingencia de contagiar a otra persona. Cada uno se cuida a sí mismo y cuida al resto. En definitiva, es lo que le pidió el estado a la gente. Osea que los que abogan por la presencia del estado, debieron rendirse de rodillas frente a la voluntad de los individuos.
P: ¿No es más bien un problema de riesgo moral siendo que al no haber costo por contagiar, las personas deciden no cuidarse?
R: A ver, todo comenzó con un seguimiento de casos importados que fueron los que trajeron el virus al país. Si ese es el caso, claramente se podía identificar quien contagia y quien no. Si alguien estaba sano y se infecta porque estuvo en contacto con alguien que tiene la enfermedad, es fácilmente detectable quien contagió a quien. Y quien mejor que las clínicas privadas para detectarlo, sabiendo que les implica un salto en los costos. Sin embargo la primera reacción del Ministro de Salud fue “no pasa nada, acá no va a llegar”.
P: El Presidente manifestó que prefiere 10% más de pobres y evitar que mueran 100.000 personas ¿que opina?
R: Es un dilema falso. El modelo de cuarentena que se está aplicando está claramente influenciado por los infectólogos, que a esta altura más que una solución, son parte del problema. Con ese modelo de encierro cavernícola, en lugar de 100.000 muertos, vas a tener millones de muertos. Si no producís, no podes consumir. Y por más que el gobierno crea que puede mantener a la población incrementando el déficit fiscal financiado con emisión monetaria, si la producción es cero, los papelitos que tenés no van a servir para comprar nada, porque no habrá nada que comprar. Implícitamente, ello también está delineando una hiper inflación. Si uno tiene en su poder dinero, pero no se puede comprar nada, el poder adquisitivo de ese dinero es nulo, lo que significa que el nivel de precios está tendiendo a infinito.
P: ¿Hay que esperar una inflación mayor a la que dejó Macri?
R: En marzo la cantidad de dinero se expandió un 85% en relación al mismo mes del año pasado. Si tomás los escenarios más optimistas en términos de actividad y recaudación, la emisión anual crecería entre un 150% y un 200%, con una demanda de dinero que cae de modo sistemático desde el 28 de diciembre de 2017. En el manual eso significa una hiper inflación en puerta.
PERFIL: Javier Milei.
Javier Milei es licenciado en Economía de la Universidad de Belgrano. Realizó un posgrado en Teoría Económica en el Instituto de Desarrollo Económico y Social y otro en Economía en la Universidad Torcuato DiTella.
Ha sido economista jefe de Máxima AFJP, coordinador del Estudio Broda y asesor argentino en el CIADI.
Se desempeña como economista jefe de la Fundación Acordar, es miembro del B20, del Grupo de Política Económica de ICC Internacional y del World Economic Forum.
Publicado en Diario "Río Negro", domingo 19 de abril del 2020.
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