Daniel Santoro: “El peronismo nutre el arco político con sus
fracasados”.
Entrevista a Daniel Santoro de Tiempo Argentino.
–PRESENTASTE UNA EXPOSICIÓN VIRTUAL Y HABLASTE DE TRABAJOS
CONCEPTUALES. ¿QUÉ CARACTERÍSTICAS TIENE TU PINTURA ACTUAL?
Hay una continuidad con mi trabajo previo. Yo voy cargando
las imágenes de sentidos, todo tiene un porqué. Estoy lejos de todos los
espíritus abstractos y de los juegos que tienen que ver con la estética pura.
Siempre represento escenas porque para mí el cuadro funciona como un escenario.
Trabajé mucho tiempo como escenógrafo en el Teatro Colón y eso me nutre, va
componiendo capas de sentido. Hago teatralizaciones que en este momento se
dirigen al bar. De él surgen muchos argumentos que luego vuelco en imágenes. El
arte conceptual es el concepto en estado puro, hasta puede prescindir de las
imágenes y dejar sólo lo simbólico. Incluso se pueden usar palabras. Yo saco
las palabras y pongo las imágenes. Lo simbólico se viste con la imagen. En los
bares aparecen Borges, Pizarnik, Sartre, Lenin, todos los que marcaron la
simbolización de las conversaciones en los bares. El desafío es traducir esas
conversaciones en pintura. Si no, sería literatura y mi desafío es pictórico
EN TU PINTURA VEO NARRACIÓN Y REFLEXIÓN. ¿VOS LO VES TAMBIÉN
ASÍ?
Totalmente, la narración se convierte en reflexión. Por lo
menos es lo que me gustaría que pasara. Son reflexiones en torno a lo político
y lo existencial como el paso del tiempo, el compromiso, la imposibilidad de
cumplir los sueños, sobre todo los fracasos. Huyo de los territorios de
celebración. Nunca pinto la celebración del peronismo, del movimiento nacional.
Como tema pictórico me va mejor el fracaso que la celebración. Los peronistas
estamos acostumbrados a fracasar.
¿POR QUÉ FRACASA, SI SE SOBREPUSO A LA LIBERTADORA, LA
PROSCRIPCIÓN, LA DICTADURA, EL MACRISMO…?
La epopeya es esa. El peronismo nutre a todo el arco
político con sus fracasados. Todos los que tienen alguna relevancia son
fracasos del peronismo. Son almas en pena. Pensemos en Pichetto. Uno le ve la
cara y se da cuenta de que está en un desagrado permanente con él mismo, con lo
que dice, es difícil creerle. Si uno lo escucha a Menem, escucha su fracaso. El
territorio del peronismo es tan amplio que muchos se deslizan hacia afuera, se
autoexcluyen o son impelidos a marginarse. El peronismo salpica mucho para
afuera y mancha todo el espectro político. Tiene una dinámica propia que
funciona como un vórtice, y como todo vórtice tiene mucha violencia, una
violencia propia, dinámica. Es como el ojo de un huracán y en él se alza
siempre la figura del que conduce, salpica en los bordes y produce muchas
ofensas y lastimaduras. Como el peronismo no es institucional, es un
territorio, una zona, no hay institución que contenga. No funciona como un
templo cristiano o musulmán que tiene paredes y una puerta. Tiene más que ver
con un templo oriental que casi no tiene otra cosa que un Buda. Es épico porque
es imprevisible, no se reúne el comité central el Partido Justicialista a designar
las nuevas autoridades porque las autoridades son de palo. Está el flaco Gioja
que ayuda y que facilita, precisamente, que surja el vórtice. Nadie se toma en
serio la sede partidaria.
¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE PERONISMO Y GOCE?
El goce es clave y es controversial, porque se termina, es
agónico, tiene que ver también con la muerte. Pero hay un aspecto del goce que
es la felicidad, que constituye un eje central para los objetivos políticos del
peronismo. La felicidad del pueblo es lo que hace a la grandeza de la nación.
Por eso, cuando hay peronismo está la idea de que va a haber felicidad, reparto
de la riqueza y las maniobras necesarias para que cada uno tenga lo propio de
cada vida. Está la idea de que los tiempos de la producción no son los vitales,
sino la garantía de que cada uno va a tener una vida feliz, no la va a tener
invertida en el trabajo, que es lo que reclaman todos los sistemas liberales y
más aún los neoliberales: una vida capturada por los tiempos de la producción.
ESO QUEDÓ CLARO CON LA PANDEMIA. PARA ALGUNOS NO IMPORTA LA
MUERTE, CON TAL DE QUE SE PRODUZCA.
Exactamente. Nuestro gobierno dice “vamos a garantizar la
vida de la gente, la felicidad del pueblo y vemos después qué pasa con la
economía”. Mientras tanto, se trastocan todas las leyes de lo que uno espera.
Por ejemplo, ahora se le está imputando que se están imprimiendo billetes para
repartir. Eso es bien peronista, pero resulta que también lo están haciendo
Trump y los gobiernos europeos. Pero parece que ellos tienen un respaldo que se
los permite. A nosotros, en cambio, se nos imputa como una deuda peronista. Y
ahí volvemos al tema de los 70 años de ignominia, que son 70 años en los que no
se pidieron sacrificios. Ahí está la idea del goce y del no merecimiento.
Siempre se ve gozar al otro demasiado. El goce está en relación con otro que
mira. En el sentido social, el goce es siempre el goce del otro. Esto viene de
una anécdota que cuenta San Agustín en sus “Confesiones” y creo que de allí
también saca Lacan su idea del goce del otro. San Agustín cuenta que hay dos
hermanitos gemelos. La madre le da de mamar a uno de ellos. San Agustín ve en
la mirada del otro hermano la envidia y el odio ante esa escena de goce pleno
con la madre de la que él quedó afuera. Luego la madre le da de mamar al que
miraba con envidia. El que ya se satisfizo con la leche de su madre tiene
entonces la misma mirada de odio que tenía su hermano. Siempre el goce es
insuficiente y siempre el otro es el que más goza. Ese es un mecanismo
inconsciente que luego se convierte en odio social. Lacan lo llama el fantasma
neurótico del goce. Cuando se cobra la Asignación Universal por Hijo, por más
que la cifra sea ridículamente baja, hay quien se siente avasallado y recurre
al tema de “con mis impuestos”. El peronismo despierta como nadie ese fantasma.
Por eso están las imputaciones de que el negro peronista siempre goza de más.
Y… TIENE UNA GLÁNDULA ESPECÍFICA DEL GOCE (RISAS).
Sí, eso está en el “Manual del niño neoliberal” que fui
haciendo en estos años, donde analizo la posible existencia de un cerebro
peronista. Hay todo un trabajo sobre un negro peronista al que usan de sujeto
vivo de experimentación en un laboratorio. Se le analiza el cerebro y se le
detecta la glándula rodete que crece en la base del cráneo y que es el fractal
del rodete de Eva Perón. Esa glándula determina el exceso de goce en el
peronismo. Entonces, el negro peronista, que debería conformarse con un pan, no
quiere pan sino pan dulce o choripán, es decir, grasas saturadas o azúcares. El
pan solo no le alcanza. Necesita un pan con exceso de goce. Una gran enseñanza
de Eva Perón es que en el peronismo nunca es la necesidad, siempre es el deseo.
Ella decía que donde hay una necesidad surge un derecho, pero habría que
completar esa frase, porque ella no se conformó con eso. Habría que agregar que
el derecho es derecho a un deseo. Ahí surge el chalecito californiano, el piso
de roble de Eslavonia, la cortina de voile suizo que dan el plus de goce. Nadie
necesita cortinas de voile suizo, pero ella se las proveía a los chicos más
pobres en la Ciudad de los Niños porque no son cortinas de necesidad, son
cortinas de deseo, cortinas de las películas de Hollywood. La ropa que les daba
no era comprada en cualquier tienda, sino en Harrods Gath & Chaves. De esa
forma ella reponía la justicia. Les cumplía los deseos. ¿Quién necesita un
chalecito californiano si puede vivir en un monoblock? Pero el monoblock no es
la casa del deseo. La casa del deseo es el chalecito californiano. Te puedo
asegurar que eso es único en el mundo. Yo lo estudié y no hay ningún movimiento
político que haya tenido ese plus de alegría, de felicidad y de goce.
¿TAMPOCO LOS SOCIALISMOS?
No, y por eso fracasan, porque olvidan el deseo. El otro día
vi una propaganda de zapatos Ferragamo en la RAI. Ferragamo se enorgullecía de
no hacer los zapatos que la gente necesita. Él decía “me importa un carajo que
la gente necesite zapatos, lo que me interesa es que desee mis zapatos”. Yo le
vendo el deseo, no la necesidad. Los suyos son zapatos de 30 mil dólares.
Cuando Eva inaugura la Ciudad de los Niños, dice que lo hace para que los
chicos pobres no tengan nada que envidiarles a los hijos de la oligarquía.
Politiza la envidia. Los chicos son los privilegiados porque no van a envidiar
y eso no es joda. El goce peronista no es joda. Por eso siempre resurge,
siempre surge algo a lo que se llama peronismo. El sacrificio lo requería el
Estado soviético y ahora lo requiere el neoliberalismo. Hay que sacrificarse
por los ideales revolucionarios o por los ideales de codicia del dueño.
LO QUE DECÍS DEL GOCE ME RECUERDA A LOS PROGRES DE CAPUSOTTO
QUE VAN AL BAR “AQUÍ SÍ QUE NO SE COGE”.
(Risas) Claro, está muy bueno, es el bar donde van a charlar
los de izquierda. Tiene que ver con sacrificar la vida por un ideal
revolucionario y, al final, es la vida misma la que se te pasó.
Publicado por
* CENTRO DE ESTUDIOS HERNANDEZ ARREGUI.
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