"No es el arado el que trabaja, sino el labrador.
Es éste el que produce, por lo tanto, aunque su instrumento de trabajo le es indispensable para hacerlo. Y tal instrumento no es sino el producto de un trabajo anterior.
Lo que se suma, no es, por consiguiente, trabajo y capital, sino trabajo actual y trabajo pasado."
Jacques Marie de Mahieu.
Dice METAPEDIA:
Jacques Marie de Mahieu (en Argentina más conocido como Jaime María De Mahieu) nació el 31 de octubre en París en 1915 y murió el 12 de mayo en Buenos Aires en 1990. Fue filósofo, sociólogo y antropólogo. Terminada la Segunda Guerra Mundial se fue a la Argentina.
De Mahieu fue un personaje clave en el pensamiento del padre
argentino Alberto Ignacio Ezcurra. De Mahieu había militado en el movimiento
monarquista francés de Action Française y colaborado con el régimen de Vichy.
Se decía también que Mahieu había peleado en la división francesa Carlomagno,
una de las que combatió contra los soviéticos frente a la Cancillería de
Berlín, hasta la última gota de sangre y hasta no quedarle más municiones.
Una vez naturalizado argentino, se convirtió durante los
años '60 uno de los ideólogos del movimiento peronista y mentor de muchos de
los jóvenes militantes de la organización Tacuara. En sus estudios
antropológicos, políticos, económicos y sociológicos mezcló ideas
aristocráticas, racistas y nacionalistas en lo político-antropológico, con un
anticapitalismo de tendencia socializante en lo económico. Ejerció la docencia
en la Universidad Nacional de Cuyo. De Mahieu desarrolló un proyecto de
economía comunitaria (sobre el cual luego teorizara en su obra "El Estado
Comunitario" de 1964) en la región de Cuyo, Argentina durante el gobierno
de Perón. El advenimiento de la criminal "Revolución Libertadora",
dictadura pro-británica que derrocara al legítimo régimen peronista en 1955,
hizo que el mismo fuera desarticulado por ser considerado una práctica
comunista.
Dicha obra fue leída con pasión por Ezcurra y sus camaradas.
Las ideas allí contenidas, y lo encendido del revolucionario discurso del
francés hicieron que el entendimiento entre ellos fuera inmediato. Tanto fue
así que Ezcurra planteó en una revista de la parroquia San Agustín, los
siguientes conceptos "tomados prestado" de De Mahieu; "los que
creen que la propiedad privada, las formas burguesas, el capitalismo y la
cultura occidental fueron establecidos por Jesucristo casi con carácter
sacramental caen en el mismo error de quienes dogmatizan la democracia. Una
empresa donde todos fueron obreros, o todos empresarios, sería una ruina. Pero
no creo que tal locura entre en la cabeza de nadie. La empresa de propiedad
comunitaria (llámese a la comunidad sindicato, cooperativa, etc) es una empresa
jerárquica y armónicamente organizada, donde son distintas las obligaciones, el
mando, las responsabilidades, el trabajo y la retribución. Lo que se busca con
ella no es una nivelación absurda, sino suprimir una excesiva desigualdad,
igualmente absurda".
En septiembre de 1960 se produjo la primera escisión de
Tacuara. Los disidentes fundaron la Guardia Restauradora Nacionalista. Entre
los motivos que causaron la ruptura pueden considerarse la influencia de
Mahieu, el ingreso de clases populares al movimiento y como detonante, el
citado artículo de Ezcurra en el periódico de la parroquia San Agustín. A
partir de allí, Meinvielle y quienes fundaron "la Guardia", creyeron
ver en Tacuara un grupo que había caído en la órbita del marxismo.
"El Estado Comunitario".
"El Estado Comunitario" es un libro denso y sin
concesiones a lo superfluo, donde se analiza la naturaleza del Estado desde las
coordenadas del concepto de "Comunidad organizada", idea en las
antípodas de la dinámica generada por las oligarquías que ocupan el poder en
los Estados homologados, y que en la actualidad ejercen un poder soft-orwelliano
sobre la base de una pantomima de participación política que, en el mejor de
los casos, consiste en optar entre el blanco social-demócrata y el negro
demo-cristiano —o como se llame en cada caso—. Pero eso sí, dentro de un mundo
unívoco, como el de esos tristes barquitos en su botella de cristal:
ideológicamente neoliberal, políticamente sujeto a las siniestras cúpulas de
los partidos mayoritarios —también convenientemente homologados, no vaya a ser
que se cuele un indeseable populista en la fiesta— y económicamente
ultracapitalista... Y todos contra el Estado, ¡faltaría más!, culpable de todos
nuestros males pasados, y todos los males presentes y futuros de aquellos
pueblos que aún no se han arrojado a los brazos la nueva religión de los
derechos humanos.
Tenía razón —el cada vez más olvidado— José Ortega y Gasset
cuando afirmaba que el término "democracia" se había convertido en
una palabra ramera. Hogaño, no sólo sigue siendo ramera, sino siniestra, en la
medida en que, como nos ha dejado escrito el propio de Mahieu, la democracia
"es necesariamente una plutocracia" y "sustrato imprescindible
del desarrollo parasitario del poder burgués". Y, hasta donde nosotros
alcanzamos, plutocracia y burguesía parasitaria significan justamente lo
contrario del gobierno de la res publica por el pueblo. Hay que ser muy lerdo
—o cómplice— para no saber, aquí y ahora, quiénes mandan realmente en el mundo,
quiénes trazan nuestro destino colectivo, y quiénes nos taparán la boca cuando
cometamos la osadía de decir sin pelos en la lengua lo que pensamos.
Pero hay algo más. De Mahieu no sólo ha sido el sociólogo,
el profesor, el rector y el autor de ese soberbio Tratado de sociología
general, entre otros inimitables textos. También fue el joven soldado que, en
la segunda guerra mundial, había decidido que la razón no estaba de parte de
los aliados y, cuando se vio en la necesidad de recalar en aquella otra
Argentina —la de Evita y Juan Domingo Perón—, fue el intelectual que no se
encerró en su torre de marfil y entregó su inteligencia y su compromiso
político —de Mahieu fue, entre otras cosas, secretario de la Escuela Superior
de Conducción Peronista— para hacer más grande Europa desde Hispanoamérica...
"Un maudit de los pies a la cabeza." (Párrafos previos al libro a
cargo de Juan A. Llopart).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.