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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

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domingo, marzo 05, 2023

Esclavos liberados y las mujeres, con roles claves en la defensa de Patagones el 7 de Marzo.

 


En muy pocos años, los corsarios llevaron a Patagones unos 430 esclavos de origen africano, sobre una población de 800 habitantes, y llegaron a representar un 40% del total. Fueron liberados e incorporados como peones o soldados, al batallón de morenos.

Por Leonardo Herreros.

La gesta del 7 de marzo de 1827 es recordada como una verdadera victoria popular y un acontecimiento fundante de la identidad de Carmen de Patagones, porque los protagonistas de los hechos fueron sus pobladores: soldados rasos, gauchos, antiguos esclavos negros liberados y las mujeres fueron quienes pusieron el cuerpo para la defensa del fuerte.

La particular historia y ubicación de Patagones, un verdadero enclave estratégico, primero español y luego de las Provincias Unidas en la costa norte de la Patagonia, le habían dado un perfil muy particular a su población.

Hacia 1825 tenía unos 800 habitantes, que vivían en una estrecha lonja de unos 50 kilómetros de largo desde San Javier hasta la desembocadura del río por unos quince de ancho (el valle). Durante años este enclave había logrado largos periodos de relativa paz, pese a estar rodeada de poblaciones originarias, gracias a una cuidadosa diplomacia y relaciones comerciales con las comunidades. “No era extraño que tehuelches, pampas o araucanos llegaran a la aldea a comerciar, arreglar cuestiones con la comandancia del fuerte o auxiliar enfermos. Deambulaban libremente en el poblado, pero estaban obligados a regresar a sus tolderías al sur al anochecer” (1).


El batallón de Morenos de Patagones tenía 104 integrantes, de los poco más de 450 defensores armados que tenía el fuerte al momento de la invasión brasileña.


También los vaivenes administrativos habían aportado a su poblamiento: en algunos periodos el fuerte de Carmen de Patagones se había transformado en destino alternativo para presidiarios, que cambiaban los muros de la cárcel por trabajo en el sur. También fue lugar de “castigo” para soldados y funcionarios en distintas administraciones.

A la población hispana y criolla se fueron agregando comerciantes, marineros de distintas nacionalidades. Las actividades de los corsarios aportan un número creciente de pobladores de origen africano de buques esclavistas capturados, que al llegar era liberados.

Así, en las calles de Patagones en aquella época “transitaban homicidas y cuatreros deportados, soldados, corsarios, indígenas y africanos de diversas etnias con mil idiomas extraños y presencias inquietantes”. Pero también había moldeado en sus pobladores un carácter capaz de soportar desafíos y amenazas cotidianas.

• En el caso de los africanos, la actividad corsaria había hecho crecer su número en muy poco tiempo. Según un estudio de la historiadora Dora M. de Gorla, introdujeron en menos de tres años en Patagones un total de 430 esclavos de origen africano sobre una población de unos 800 habitantes, aunque no todos quedaron en la zona. Hacia 1928 se estimaba que la población negra llegó a ser un 40% del total de Patagones. Como las leyes de la Asamblea del año 13 prohibían el tráfico de esclavos, al arribar comenzaban un proceso de liberación bajo ciertas condiciones: servir en algún establecimiento durante 6 años como empleado, con un módica paga, alimento y vestimenta, o también integrarse al ejército durante 4 años, en el caso de los varones de 12 a 40 años. Al momento de la invasión brasileña había un batallón de 104 libertos, que participó en forma decisiva en la defensa del fuerte. “Un detalle curioso es que cuando llegaban se les daba un nuevo nombre y apellido: se les decía vos sos Pedro, vos Felipe, etc. Y todos llevaban el mismo apellido, Patria, porque pasaban a ser soldados de la Patria”, comenta el historiador Leonardo Dam.

• Retirada a los cintazos. Una anécdota revela el carácter de estos soldados negros: en el denominado “combate de la batería” la primera acción de la invasión brasileña (ver nota central), el pelotón encargado de la defensa disparó a los barcos hasta que se queda sin municiones, y mueren dos soldados “morenos” y un corsario italiano. Sin embargo, cuando el comandante, de apellido Pereyra, da la orden de retirada “los soldados enardecidos querían seguir resistiendo, y en medio del fuego enemigo el oficial debió empezar a los cintazos para que obedecieran y se retiraran al fuerte”, relata Dam.

• Las mujeres. Un rol destacado y menos conocido lo cumplieron las mujeres, que no sólo colaboraron con la logística y la asistencia a los heridos, sino que tomaron literalmente las armas para defender el fuerte. Para no exponerlas al combate directo, varias de ellas fueron uniformadas como soldados y se pusieron sobre la muralla en formación, colaborando con la carga de los cañones de artillería. “Esto tenía una parte de acción psicológica sobre el enemigo, porque aumentaba la cantidad de soldados que se veían defendiendo el fuerte y liberaba soldados para hacer patrullajes en las inmediaciones”, señala el historiador. Finalmente no fue necesaria su entrada en combate, ya que las fuerzas brasileñas fueron derrotadas en el Cerro de la Caballada.

(1)Fuente: “El combate de Patagones, Museo Histórico Regional Emma Nozzi).

PUBLICADO EN DIARIO RÍO NEGRO.

Domingo 5 de marzo del 2023.

Imágenes: Diario Río Negro.

https://www.rionegro.com.ar/debates/opinion/esclavos-africanos-liberados-y-las-mujeres-con-roles-claves-en-la-defensa-2777567/


lunes, febrero 20, 2023

Fortín Primera División: el patio trasero que alguna vez fue campo de batalla.

 


Construido en 1879 durante la etapa final de la Campaña al Desierto, la edificación que supo albergar a parte de la tropa al mando del general Roca, forma parte del paisaje cotidiano de cientos de personas que circulan por la rotonda cipoleña que une las rutas nacionales 22 y 151.

Cada tanto, porque no siempre, nos animábamos y cruzábamos hasta el fortín. Así, sin mayúsculas ni más denominaciones que esa palabra que despertaba en nosotros imaginarias aventuras.
Para quienes crecimos en “el Prieto”, ese barrio de Cipolletti que da espalda con espalda con la Terminal de Colectivos, el fortín era nuestro patio trasero al que solíamos ir de vez en cuando para imaginar aventuras que, al menos por un rato, no tuvieran que ver con una pelota de fútbol.

Pero, ¿qué era ese lugar con esa torre, para nosotros altísima, hecha de troncos enclenques y que, tiempo después, supimos que se llamaba mangrullo y que servía para mirar a lo lejos? Porque, sí, alguna vez, alguien se subió hasta lo más alto. Pero, ¿cuándo y para qué alguien se subiría hasta allí sin caerse? Éramos unos niños, por cierto.

Todo pareció suceder siempre a su alrededor quizás por así haya sido: Cipolletti aún no existía -faltaban varios para eso sucediera- y el fortín ya estaba allí. O cerca de allí, pero estaba.
El Fortín -ahora sí con mayúscula- tuvo tres nombres antes de su definitiva denominación: fue Confluencia, Limay y Neuquén, todos ellos a lo largo de un puñado de años, hasta ser finalmente el Fortín Primera División, porque era parte de la avanzada de la primera de las cinco divisiones que llevaron a cabo la tristemente célebre Campaña del Desierto liderada por el general Julio Argentino Roca.
El fortín se construyó en junio de 1879 por tropas del ejército como parte de la estrategia militar, pero también como anticipo de futuros establecimientos poblacionales y el consiguiente desarrollo económico de la región. Tuvo tres emplazamientos antes del actual y definitivo.

Incendiado al poco tiempo de ser construido, fue reconstruido para alojar a la Primera División del Ejército Expedicionario del Río Negro. De ahí su nombre definitivo.

El fortín estaba emplazado a unos 500 metros del Paso Fotheringham sobre el río Neuquén, unos pocos kilómetros antes de la confluencia con el río Limay. Fue allí donde sucedió lo que se denominó “el combate del Fortín Primera División”, ocurrido en la mañana del 16 de enero de 1882.
En ese momento, el fortín estaba habitado por unos treinta soldados al mando del capitán Juan José Gómez , quien había llegado unos pocos días antes, el 31 de diciembre de 1881.

Esa fresca mañana de enero, mientras algunos milicos hacían tareas de rutina como buscar caballos que habían quedado pastando a orillas del río Neuquén o supervisar el área de La Picasa (hoy Cinco Saltos) por si había malones. Y sí, había malones, no en la zona de La Picasa, pero había. Unos cuantos cientos de guerreros de las tribus de Namuncurá, Reuquecurá y Ñancucheo, con la colaboración de indios neuquinos y araucanos de Chile, habían planeado un audaz asalto al pequeño edificio construido con piedras y palos, según cuenta el periodista Mario Cipitelli en una muy recomendable crónica publicada en el sitio masneuquen.com.
El capitán Gómez, que había aprovechado esa linda mañana de verano para, él también, recorrer la zona. En eso estaba cuando los disparos de fusiles y el sonar del clarín le advirtieron que el ataque contra el fortín había comenzado. El capitán Gómez emprendió al galope el regreso, pero se dio cuenta que estaba en una situación complicada: debía atravesar la línea de ataque. Lo hizo, pero sufrió consecuencias: un corte en una de sus piernas luego de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con dos indios.

El ataque al fortín dejó como saldo cuatro soldados muertos y decenas de milicos heridos. Los atacantes, en cambio, sufrieron casi 30 bajas, aunque lograron llevarse uno 50 caballos y, sobre todo, debilitar la posición militar del fortín. En su parte de guerra que escribió Gómez le escribió al coronel Villegas comentó los pormenores de la batalla y lamentó haber perdido a cuatro soldados y a toda la caballada: “Puedo asegurar al señor coronel que si los indios consiguieron arrebatarme parte de los caballos que estaban en el corral, no fue por culpa mía, ni por descuido o negligencia. Y si después de retirarse no los perseguí fue debido al estado de la tropa. Apenas disponía de diez hombres en estado de moverse”.


Casi 150 años después, el Fortín Primera División sigue allí. Propios y extraños lo cuentan como parte del paisaje de ese extremo del Alto Valle. Declarado monumento histórico el 26 de diciembre de 1943 y restaurado por primera vez en 1967, donde quizás haya tomado la forma tal como la conocemos hoy, fue rescatado varias veces del abandono. Hoy, el Fortín Primera División, epicentro de sangrientas batallas; escenografía de aventuras infantiles, es apenas el refugio de un cuidador.

* Publicado en Diario Río Negro.
Suplemento "La Patagónica".
Domingo 19 de Febrero del 2023.

viernes, enero 27, 2023

Clausurado y confiscado por Carlos IALORENZI.

 

Se cumplen 72 años de aquel 26 de enero de 1951, en que el diario La Prensa, fue clausurado y confiscado por el régimen peronista.

Fueron casi cinco años en que su valiosa voz fue silenciada por un gobierno que no admitía al que opinaba distinto, y que implantó una rigurosa persecución contra los ciudadanos y los medios que se oponían a su accionar de gobierno denunciándolos o encarcelándolos, a los que denominaban contreras, cipayos y luego gorilas. Fue el gobierno de la “Revolución Libertadora” el que devolvió el diario a sus legítimos dueños, reapareciendo el 3 de febrero de 1956.

La Prensa durante muchos años recordó esta oprobiosa etapa: encabezaba su columna editorial mencionando al fundador y a sus directores y agregaba “Clausurado y confiscado por defender la libertad el 26 de enero de 1951; reinició sus ediciones el 3 de febrero de 1956”.      

El diario fundado por José C. Paz el 18 de octubre de 1869, fue reconocido nacional e internacionalmente por la rigurosidad de la información y por la gran calidad de sus periodistas y colaboradores lo que lo hizo figurar entre los diez diarios más importantes del mundo y el primero de habla hispana.

Desde 1943 ejerció su dirección Don Alberto Gainza Paz, que fue un firme defensor de los principios fundacionales del diario, lo que le costó sufrir la cárcel, conflictos gremiales, sanciones económicas y tener que exiliarse en Uruguay y EE. UU.   

Como informa Enrique José Maceira en su libro "La Prensa que he vivido" menciona que "Cerca de la confiscación, se imprimían los días hábiles 480.000 ejemplares y los domingos 550.000". La población de la Ciudad de Buenos Aires más la del gran Buenos Aires estaba alrededor de los 5.000.000 de habitantes, mientras que la población total del país rondaba los 17.000.000. 

UN FUERA DE SERIE.

En su primer ejemplar La Prensa sostuvo: “La independencia, el respeto al hombre privado, el ataque razonado al hombre público y no a la personalidad individual formarán nuestro credo” y más adelante expresó “Verdad, honradez: he ahí nuestro punto de partida. Libertad, progreso, civilización: he ahí el fin único que perseguimos”.  

El diario fue siempre un faro que iluminó a generaciones, como lo hizo su formidable farola, que todavía puede verse coronando el majestuoso edificio en que funcionó el diario en la Av. de Mayo 567 y que hoy es la Casa de la Cultura del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Gracias a sus numerosos avisos clasificados, muchos argentinos e inmigrantes consiguieron trabajo o lograron comprar o alquilar su casa.

Además de su misión de informar con rigurosidad, el diario creó varios servicios para la comunidad:

Es así que, en su edificio de Av. de Mayo inaugurado en 1898, funcionaban una gran Biblioteca Pública, consultorios médicos y odontológico y un consultorio jurídico.  Todos estos servicios se brindaban gratuitamente.

También se realizaron cursos de capacitación agrícola ganadera para que los inmigrantes que habían comprado tierras aprendieran a trabajarlas, y un Conservatorio de Música al que asistían niños y personas mayores.

Otro caso para destacar fue la fundación del Instituto Popular de Conferencias por iniciativa de Estanislao Zeballos en 1914. Ocuparon su tribuna notables personalidades como Albert Einstein, José Ortega y Gasset, Azorín, Bernardo Houssay, Adolfo Bioy Casares, George Clemenceau, Edmundo De Amicis, entre otros.

Enrique J. Maceira también destaca como dato curioso en su libro “La Prensa que he vivido” la existencia de espacios dedicados al ocio de los integrantes de la redacción en los que se podía jugar al billar, al ajedrez y al truco, o también practicar esgrima en una pedana.

Entre las numerosas personalidades nacionales y extrajeras que escribieron, por razones de espacio solo mencionaremos a Jorge L. Borges, Victoria y Silvina Ocampo, Eduardo Mallea, Leopoldo Lugones, Manuel Mujica Láinez, Bernardo González Arrili, Sigmund Freud, Albert Einstein, Miguel de Unamuno, Luigi Pirandello, José Ortega y Gasset, José Martí y un largo etcétera.

LA PRENSA HOY.

En estos tiempos de crisis de valores y de grandes cambios sociales y tecnológicos, La Prensa sigue siendo el diario diferente. Refleja en sus páginas los que otros por ideología o por conveniencia prefieren callar.

En el ADN de “La Prensa” está presente la búsqueda de la verdad y la defensa de la libertad de expresión consagrada en nuestra Constitución Nacional.

Hoy más que nunca la opinión pública necesita seguir nutriéndose de sus páginas. Muy probablemente sea el único medio tradicional del país, en el que abundan columnas con opiniones que se oponen a la cultura globalista que nos abruma.

Por el pasado y por el presente, vayan nuestras sinceras felicitaciones y agradecimiento a este gran diario por dejarnos opinar libremente y por defender los valores fundacionales de la patria.   

PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/525214-Clausurado-y-confiscado.note.aspx

miércoles, mayo 18, 2022

El Censo a través de la historia: cómo fue su evolución.-

 Un grupo de investigación del Conicet analiza los datos reunidos en los censos nacionales argentinos para estudiar sobre la calidad de vida de la población, en distintos períodos históricos. Además, realizan mapeos a partir de variables como la educación, la salud y la vivienda, entre otros

Nicolás Camargo Lescano *

Cuentan las crónicas -y las estadísticas- que el primer censo nacional realizado en Argentina fue en 1869, en un complejo contexto político, económico y social. Gobernado en ese entonces por Domingo Faustino Sarmiento, el país había atravesado recientemente sucesivas guerras civiles y tenía una población mucho menos numerosa que la de hoy y que, en su gran parte, era analfabeta.

Con el correr del tiempo, los censos –diez en total, el de 2022 será el 11° en el país- se constituyeron como una política de Estado de enorme relevancia, tanto por ser objeto de estudio para la ciencia como también para definir y ejecutar políticas públicas en variables como la vivienda, la economía, la salud y la educación, entre otras.

“Los censos son una fuente insoslayable para poder estudiar un montón de aspectos a lo largo del territorio. No hay una fuente equivalente de información, tanto por el grado de cobertura que tiene como el nivel de detalle. Constituye una radiografía que no puede igualarse a ninguna encuesta ni consultoría privada”, asegura a la Agencia CTyS-UNLaM Guillermo Velázquez, investigador superior del CONICET y doctor en Geografía.

Junto a su equipo de trabajo, radicado en el Instituto de Geografía, Historia y Ciencias Sociales (CCT- CONICET Tandil), Velázquez indaga en torno a la calidad de vida de la población, a partir del estudio de diversos indicadores y en distintos períodos de la historia. Para poder llevar a cabo este estudio, el equipo apela a distintos recursos, siendo los censos uno de los centrales.

“Hay períodos históricos en donde el único material con el que contamos son los censos, como los realizados en 1869 o 1895. Lo particular de estas fuentes de información es que fueron muy poco explotadas, desde el punto de vista académico. Se sabe la cantidad de población o porcentaje de inmigrantes, pero no se profundizó tanto en aspectos vinculados a las desigualdades históricas en el país, qué raíces y magnitud tienen”, amplía el investigador.

Cuenta Velázquez que, si bien actualmente el censo está consolidado como una política de Estado, en sus inicios estuvo sujeto a distintos factores y contextos. “A fines de siglo XIX o principios del XX, el censo se realizaba cuando había recursos económicos o cuando se podía, varias veces fue postergado. De hecho, el período sin censar más largo comprende entre 1914 y 1947”, explica.

A partir de la década del ’60, Argentina tomó la recomendación de los organismos internacionales de realizar un censo cada diez años, en los años terminados en 0 o 1. “Así fue que se lograron realizar los censos de 1960, 1970, 1980, 1991, 2001 y 2010, y el actual debió correr su fecha por la pandemia. La modalidad obedece a que, si se deben hacer estudios sobre América Latina, los censos deberían estar en fechas más o menos similares, para poder tener un panorama general a nivel regional”, agrega.



Un mapa para la historia.




A partir del estudio de los censos, Velázquez y su equipo –constituido por profesionales de la Geografía, de la Historia, la Estadística y campos afines- realizan mapeos y cartografías de todo el territorio argentino y en distintos momentos históricos.

“Tomando información desde aquel censo de 1869 en adelante, hicimos mapas a escala departamental prácticamente de toda Argentina. Es una herramienta muy importante porque da cuenta de cómo era el país en distintos aspectos, como la educación, la salud o la vivienda, a lo largo de la historia”, enfatiza.

A modo de ejemplo, el especialista señala que en pleno 1869, en uno de los auges de la etapa agroexportadora, “una enorme parte de la sociedad vivía muy mal y en condiciones muy adversas. Solo un pequeño sector terrateniente tenía accesos a condiciones de privilegio. Además, remarca que, a partir de este tipo de estudios, se puede comprobar que el país tiene tanto aspectos históricos como escenarios de transición.


La región pampeana o litoral, por ejemplo, ha tenido, a nivel histórico, situaciones relativamente mejores que la región del norte- ejemplifica Velázquez-. Pero también hay cambios: la Patagonia, que en su momento no tenía un grado de desarrollo relativo importante, hoy encabeza el ranking de mejor calidad de vida, con muy buenos indicadores socioeconómicos. Hay permanencias y también hay cambios”.

Otro de los indicadores analizados por el equipo fue el de la educación, cuyos estándares, como era de esperarse, se fueron modificando con el correr del tiempo.

Para 1869, había un enorme porcentaje de la población que era analfabeta. Por suerte, y a partir de muchas políticas educativas, ese número creció y hoy contamos con variables que incluyen niveles universitarios o hasta posgrados. En el otro extremo, tenemos casos de gente que tal vez sabe leer y escribir, pero no pueden operar un cajero automático ni comprenden las instrucciones de un medicamento. Eso obliga a que las formas de medir y estudiar las variables, en este caso la educación, se adapten a cada época”, especifica.

Línea histórica de los Censos en Argentina.



1869: El primer Censo alcanzó al total de la población de las 14 provincias del entonces denominado Estado nacional en forma simultánea y con la aplicación de un mismo cuestionario. 1.877.490 habitantes.

1895: Se desarrolló luego de la unificación territorial del país tras la incorporación de la Patagonia, del Chaco, Formosa, La Pampa y Misiones. 4.044.911 habitantes.

1914: Se incorporaron fichas personales que mejoraron la recolección y el procesamiento de los datos relevados. 7.905.502 habitantes.

1947: Incluyó nuevas unidades de observación a partir de cuatro tipos de cuestionarios censales: individuales, de familia, de vivienda y de convivencia. 15.803.827 habitantes.

1960: Un aporte novedoso del Censo fue la pregunta sobre estado civil, la cual indagó no solo por la condición legal sino también por la unión conyugal de hecho. 20.013.793 habitantes.

1970: Fue el primer relevamiento realizado por el INDEC, creado en 1968, y el primero que cumplió con las recomendaciones internacionales para los censos de población y habitación, de llevarlo a cabo con periodicidad decenal. 23.364.431 habitantes.

1980: Se utilizó un cuestionario ampliado en una parte de la población para poder captar información adicional al cuestionario básico, que se aplicó a toda la población. 27.949.480 habitantes.

1991: Se incorporaron preguntas referidas a la cobertura de salud y la situación previsional, y por primera vez se estipuló una remuneración para las “personas que realizaron las tareas censales”. 32.615.528 habitantes.

2001: Se incluyó por primera vez una pregunta sobre el auto-reconocimiento y la pertenencia a los pueblos originarios y se retomó la temática de la discapacidad de la población, que no se preguntaba desde el Censo de 1960.  36.260.130 habitantes.

2010: Llamado “Censo del Bicentenario”, retomó la técnica de muestreo utilizada en 1980 y 1991, con la aplicación de un cuestionario básico y otro ampliado. 40.117.096 habitantes.
Fuente datos: www.censo.gob.ar

Agencia CTyS-UNLaM-

PUBLICADO EN DIARIO RÍO NEGRO.

Imágenes: Diario Río Negro.

https://www.rionegro.com.ar/sociedad/el-censo-a-traves-de-la-historia-como-fue-su-evolucion-2303589/

miércoles, enero 19, 2022

El recuerdo de las viejas barracas.

 El escritor Jorge Castañeda, oriundo de Valcheta, nos trae un relato sobre aquellos “edificios de acopio” que solían estar presentes en la región. El recuerdo de Omar Lehner, de una de las barracas más conocidas de Viedma.

A mí me gustan las barracas. Pero esas de la tercera acepción del Diccionario de la Lengua Española, que se definen en América como “edificios en que se depositan cueros, lanas, maderas, cereales y otros efectos destinados al tráfico”. Esas que hacen acopio de frutos del país. Amplias, con portones de chapa corredizos, mampostería de ladrillos a la vista, sin ventanas y con el piso enlucido de cemento con las juntas de dilatación tomadas.

El escritor Jorge Castañeda, oriundo de Valcheta, nos trae un relato sobre aquellos “edificios de acopio” que solían estar presentes en la región. El recuerdo de Omar Lehner, de una de las barracas más conocidas de Viedma.

Me gustan las barracas. Acopar pieles de zorro. Los grises, grandes y chicos; los colorados, de primera y de segunda, bien estaqueados para que no desmerezcan, Y comprar pluma y cerda, frutos livianos de los campos patagónicos. Pero prefiero el pelo de cabra con su blancura leve; eso sí; sin puntas amarillas porque vale mucho menos.

Me gustan las barracas. Con su olor característico y acre como a campo abierto. Con el trajinar de los obreros que conocen el oficio de memoria. Riqueza estibada y clasificada bajo el techo parabólico esperando los camiones para ir a otros destinos.

El escritorio, corazón de la barraca, me gusta menos, pero es imprescindible para todo buen negocio. Papeles, formularios, precios, fluctuaciones conforme a los vaivenes del mercado mundial de lanas, certificados, guía de marcas y señales, burocracia, transferencias, valor del tipo de cambio, acoso del fisco y cuántas otras yerbas más.

Mi amigo, el contador y prestigioso dirigente de Viedma Omar “Pocho” Lehner, me supo contar de la barraca de su abuelo Luis que estaba en la media manzana de Moreno, entre San Martín y Garrone, de Viedma. «Sobre Garrone la casa familiar con la superficie que supone el matrimonio con diez hijas y dos hijos».

“En la otra esquina, -recuerda Pocho- San Martín estaba la barraca, con sus fardos de arpillera (no había bolsones de polietileno ni prensa, los cueros de zorro colados de un clavo, el olor sarnífugo Jaca y lana, la balanza galponera en la que con mis tíos nos pesábamos después de algún almuerzo dominguero, cruzando todo el patio con quinta, molino y tanque australiano y gallinero, en lo que hoy es pleno centro de Viedma”.

“Antes de esa época mi viejo era el transportistas, manejaba uno de los camiones Ford T de mi abuelo. El escritorio era otro rincón inolvidable: el abuelo maceraba el tabaco para la pipa con cáscaras de naranja o algo así; sus libros; su colección de flechas, morteros, cerámicas, que lamentablemente se ha perdido. Las flechas prolijamente distribuidas en cartones de 30 x 30 cm. Aproximadamente, dispuestas en líneas, círculos y formas muy cuidadas”.

Me gustan las barracas y por eso pido prosperidad para todos. Para el productor que siempre sufre, para el acopiador paciente, para el exportador que confía en el país y también para mí, aunque solo me compre un buen suéter o use el chale de pelo de cabra tejido por mi madre, productos finales de tanto ajetreo.

PUBLICADO EN DIARIO "RÍO NEGRO", 17 de enero del 2022.

https://www.rionegro.com.ar/en-casa/region/el-recuerdo-de-las-viejas-barracas-2119374/


miércoles, noviembre 25, 2020

La gratuidad universitaria por Héctor Jorge Colás,

 


La medida impulsó la inclusión de sectores antes marginados al nivel cultural más elevado del país. Permitió, además, considerar a la educación universitaria no como un privilegio, sino como derecho social.

El 22 de noviembre se cumplió un nuevo aniversario del decreto de gratuidad universitaria impulsado por el presidente Juan Domingo Perón en 1949. Fue una medida que cambió para siempre el rumbo del sistema de educación superior argentino. Ese día se firmó el decreto Nº 29337 de Supresión de Aranceles Universitarios.

En los considerandos del texto el decreto señalaba que “‘el engrandecimiento y auténtico progreso de un pueblo estriba en gran parte en el grado de cultura que alcance cada uno de los miembros que lo componen’”. Agregaba que “una forma racional de propender al alcance de los fines expresados es el establecimiento de la enseñanza universitaria gratuita para todos los jóvenes que anhelen instruirse para el bien del país”.

Se trató de una medida que impulsaba la inclusión de sectores antes marginados al nivel cultural más elevado de nuestro país. Permitió, además, considerar a la educación universitaria no como un privilegio, sino como un derecho social. El gobierno central entronizaba en el país una medida que ni siquiera habían soñado los autores de la reforma universitaria del 18.

Pero esta no fue una medida aislada. Durante los dos primeros gobiernos peronistas se creó la Universidad Obrera Nacional, se expandieron como nunca antes las escuelas técnicas y se reemplazó el viejo Ministerio de Justicia e Instrucción Pública por el de Educación, otorgándole a esta cartera la debida jerarquía dentro del Estado.

A pesar de su fundamental importancia la conformación de un verdadero sistema universitario amplio y democrático -en consonancia con las bases liminares de la Reforma de 1918-, este decreto fue ocultado en la historiografía tradicional. Recién en 2007, el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner subsanó la omisión al declarar por ley 26320 el 22 de noviembre como el Día Nacional de la Gratuidad Universitaria.

Los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández concretaron un notable impulso a la educación superior. Dieciséis universidades y tres institutos universitarios fueron creados desde 2003 a 2015. A su vez, otras casas de estudio creadas con antelación fueron dotadas de importantes recursos, producto del aumento del presupuesto sin precedentes en el país, alcanzando el 6,4 % del PBI. Un altísimo porcentaje de la matrícula de esas jóvenes dependencias se constituyó en la primera generación que accede al nivel universitario.

La obligatoriedad de la educación secundaria contemplada en la ley de Educación Nacional, Nº 26206, junto a las leyes provinciales sobre el tema, representa un requisito mínimo e indispensable para los jóvenes en el futuro desempeño social y laboral y también para proseguir estudios superiores.

En Río Negro, la cruda realidad nos muestra que más de la mitad de los jóvenes que ingresan a ella abandonan entre 1º y 2º año. Otra cifra significativa no inicia los estudios ni tampoco se perfecciona en la búsqueda de un oficio o artesanía con salida laboral.

Hoy cabe preguntar: ¿quién es el responsable de hacer cumplir “la obligatoriedad de la educación secundaria” en Río Negro?

Hay familias con numerosos adolescentes que no estudian ni trabajan. No existen controles gubernamentales que obliguen o persuadan a los progenitores a concretar la regular asistencia a clase de los jóvenes que culminaron el ciclo primario.

El 60% de la población adulta y joven no ha completado el ciclo secundario obligatorio. Se hace necesario y urgente la creación de estrategias y dispositivos para llegar a este importante sector de la población para que se cumplimente con lo establecido en la ley nacional. De esa forma la juventud podrá desarrollar a pleno sus capacidades para encontrar una clara inserción laboral o profesional.

Modificando la realidad imperante, los mismos barrios superarán sus actuales problemas. Los nuevos cuadros superarán su propia autoestima, accederán a la era del conocimiento, participarán de las vivencias de sus vecinos y serán promotores políticos y sociales de los reclamos comunitarios para alcanzar con su esfuerzo una vida digna, con vivienda, trabajo, salud y educación.

* Periodista de Viedma.

Publicado en Diario "Río Negro", 25/11/2020.

jueves, agosto 27, 2020

PATRIA, NACIÓN Y PUEBLO por Jordán Bruno Genta.

PATRIA, NACIÓN Y PUEBLO

por Jordán Bruno Genta.

Patria, etimológicamente, es lo que se refiere al padre o a los padres, no en la generación carnal, sino en la continuidad solidaria de las generaciones, de familias que se han esforzado, disfrutado y sufrido juntos, edificando sus hogares, sus Iglesias, sus ciudades, sus instituciones, sus usos, esto es, todo lo que promueve y preserva una buena vida humana. Patria es una tierra y sus muertos; una tierra cultivada y una tradición que dura, donde se hunden las raíces del hombre real, de cada uno de nosotros. Sin Patria es un desarraigado, sin esa memoria colectiva que es la historia verdadera, sustancia misma de la Patria. Por eso es que Pío XII en una de sus alocuciones (20-2-1946), nos enseña que "el hombre, tal como Dios lo quiere y la Iglesia lo abraza, no se sentirá jamás firmemente consolidado en el espacio y en el tiempo sin territorio estable y sin tradiciones". Y subraya que la Iglesia "tiene el cuidado de unir de todas las maneras posibles, la vida religiosa con las costumbres de la Patria".

Nación significa lo mismo que Patria; pero no del mismo modo. Hay un matiz diferencial, Patria se refiere propiamente a la herencia común, al patrimonio de bienes espirituales y materiales comunes. Nación son los herederos; el conjunto de familias y de generaciones contemporáneas, continuadoras y solidarias con el pasado, que deben procurar defender, consolidar y hacer prosperar el Bien Común temporal, en la misma del Bien Común trascendente y eterno que es Dios.

Pueblo es la multitud que integra una nación; pero la multitud organizada, disciplinada, jerarquizada. La multitud informe, anarquizada y subvertida no es pueblo, sino masa.

El sentido de Patria tiene primacía sobre el de Nación o de pueblo, porque se refiere a la esencia y al fin de una individualidad histórica o "unidad de destino en lo universal". Y como enseña Santo Tomás, el culto de la Patria es un acto de la virtud de la piedad, subordinado al culto de la Religión.

El amor a la Patria, el sentimiento del patriotismo en su expresión más elevada, es la abundancia del corazón en la piedad hacia el pasado, en el orgullo de proseguir en el presente y con la esperanza de un futuro de grandeza, el cumplimiento de un destino histórico intransferible, asumido desde el principio por los padres de la Patria.

Quiere decir que la Patria es una esencia fija e inmutable como la Bandera de Guerra que es un símbolo y el precio de su existencia soberana. Y esa esencia de destino, de misión, se revela y se hace conciencia en su historia verdadera, porque la Patria es la historia de la Patria.

La verdad histórica es la exigencia primera del patriotismo. "Comete una infidencia el que la falsifica, convirtiendo los sucesos del pasado en armas para los combates de hoy: 

La historia es la Patria. Si nos falsifican la historia es porque quieren robarnos la Patria" 

(Hugo Wast: Año X, cap. 1, pág. 29.).

Jordán Bruno Genta.

Nació en Buenos Aires el 2 de octubre de 1909. Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Mariano Moreno. Egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1933. Al año siguiente inició su carrera docente en la Universidad Nacional del Litoral y en el Instituto del Profesorado de Paraná, donde dictó las cátedras de Lógica y Epistemología, Crítica del Conocimiento, Sociología y Metafísica, cátedras que ganó por concurso de oposición y antecedentes.Al mismo tiempo inició un notable proceso de conversión a la filosofía cristiana, primero, y a la fe católica, después. En 1943 fue designado rector de la Universidad Nacional del Litoral y al año siguiente pasó a desempeñarse en el cargo de rector del Instituto del Profesorado de Buenos Aires, cargo que ejerció hasta su cesantía en mayo de 1945. En 1946 fundó una cátedra privada de filosofía, en la que enseñó hasta su muerte, el 27 de octubre de 1974. Entre sus obras se destacan Problemas fundamentales de la Filosofía, Sociología Política, Curso de Psicología, El Filósofo y los Sofistas, La Idea y las ideologías, Libre Examen y Comunismo, Guerra Contrarrevolucionaria, Opción Política del Cristiano, además de numerosos artículos periodísticos, cursos y conferencias. Fue asesinado el domingo 27 de octubre de 1974, en la puerta de su casa, cuando salía para asistir a la misa dominical en una parroquia vecina. Un comando guerrillero del denominado “ERP 22 de Agosto” se atribuyó la autoría del crimen. Jordán Bruno Genta cayó haciendo la señal de la cruz. “Caído por Dios y por la Patria, enseñó con la palabra, la vida y la sangre”, dice la invitación a la misa.+
Jordán Bruno Genta fue un escritor y filósofo nacionalista católico argentino, profesor de filosofía y letras durante 40 años. Incursionó en el periodismo y escribió numerosos libros de amplia difusión en el nacionalismo católico. Fue rector del Instituto Nacional del Profesorado (Wikipedia).
Fecha de nacimiento: 2 de octubre de 1909, Buenos Aires.
Fallecimiento: 27 de agosto de 1974, Buenos Aires.

domingo, junio 07, 2020

Día del Periodista: pioneros del periodismo de la Comarca.

Día del Periodista: pioneros del periodismo de la Comarca.
(Por Héctor Jorge Colás*). – El Día del Periodista fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de trabajadores de prensa celebrado en Córdoba, en recuerdo de la aparición el 7 de junio de 1810 de la “Gazeta de Buenos Ayres”. El periódico fue fundado por Mariano Moreno y cubrió la etapa inicial de la Revolución del 25 de mayo de 1810.
 El 11 de octubre de 1878 se promulga la Ley 954 que creaba la Gobernación de la Patagonia. El 2 de febrero de 1879 asume su primer gobernador, el coronel Álvaro Barros. El 15 de junio de ese año, aparece en la flamante capital el periódico “El Río Negro”. Los directores y editores responsables fueron los hermanos de origen portugués Julio y Bernardo Guimaraens. 
 En su libro “La historia del periodismo de Viedma en sus primeros 40 años” el profesor Carlos Salvador Laría, relata que los fundadores del periódico tuvieron que trasladar su precario taller a Carmen de Patagones. Los periodistas habían comenzado a cuestionar al gobernador Álvaro Barros y también al Juez de Paz, Isaías Crespo, con notas agudas y críticas sobre sus respectivas gestiones.
  En total salieron a la calle 39 números. Con tensiones políticas y una difícil coyuntura económica los empresarios abandonaron la zona y regresaron a Bahía Blanca. Quedó a cargo de la dirección el periodista César Vuillermet y la publicación reapareció en Viedma hasta su cierre definitivo, el 13 de marzo de 1881.
 Los hermanos Guimaraens llegaron a la Patagonia con sus mochilas cargadas de sueños e ilusiones.  Vivían la esperanza de la expansión territorial liberada a sangre y fuego por Roca. Avizoraban con expectativa la incorporación del ferrocarril y el telégrafo en las comunicaciones, esperaban la llegada de la inmigración europea con su aporte de trabajo y conocimiento y confiaban en la fundación de nuevas poblaciones. Pero, fundamentalmente, asentaban su decisión en el futuro de la riqueza natural de la zona y el inmenso potencial que ofrecía para su explotación la región patagónica. Las esperanzas de transformación, crecimiento y desarrollo, que acuñaron en sus crónicas 140 años atrás, siguen vigentes. El pueblo lleva una carga de profunda frustración y espera.  Aguarda con expectativa que el potencial incalculable que tiene la Comarca Viedma-Patagones se incluya en la agenda de algún gobierno con visión de futuro y crecimiento sostenido.
Tampoco se puede soslayar en esta semblanza recordatoria a la única mujer que por esa época ejercía el periodismo en la capital de la provincia, Alba Laría de Vernengo. Era corresponsal del diario “Río Negro” de General Roca. Cubrió por muchos años, con reconocida solvencia y en absoluta soledad todas las noticias y sucesos de Viedma y Patagones. Fue una adelantada y pionera femenina en el periodismo comarcal. 
En este recuerdo a los pioneros del periodismo zonal no se puede excluir a un sector olvidado. Los trabajadores de prensa que desempeñaron esa noble función en las oficinas del gobierno provincial. A partir de 1958 el primer gobernador provincial, Edgardo Castello, habilitó una oficina de prensa para informar sobre los actos y acciones de su gobierno. Los primeros redactores fueron Juan Felipe Flores, Juan Antonio Sorgo y Emilio Lamarca. Las empleadas y dactilógrafas eran Hilda Cambarieri y Norma Blanca Marini. Antonio Marinelli manejaba el mimeógrafo. 
En la década del 60 llega a Viedma como director de prensa José Venchi. Traía una extensa foja de servicios. Se inició en su pueblo natal, Benito Juárez, en la provincia de Buenos Aires. En esa época habilitó en la Gobernación la Sala de Periodistas. Decidió perpetuar la memoria de uno de los pioneros del periodismo zonal y la denominó con justicia “Julio Guimaraens”.
Consiguió, enmarcó e hizo colocar en ese recinto un facsímil del primer número de “El Río Negro” y una fotografía del visionario periodista. Las paredes de la sala estaban adornadas con cuadros con la imagen de los fundadores de “La Nueva Provincia”, Enrique Julio y del diario “Río Negro”, Fernando Rajneri, entre otros. Venchi gestionó ante el Concejo Municipal de Viedma y obtuvo la sanción de ordenanzas con la denominación de las actuales calles de Viedma “Periodistas Argentinos” y “Florencio Sánchez”.
Con el advenimiento de la democracia en 1983, la Sala de Prensa, fue desafectada y en la actualidad, lamentablemente, dejó de funcionar. Fue una oficina relevante en la historia provincial. No fue así para los posteriores gobiernos democráticos, que tampoco pudieron mantener, entre otros, la plena vigencia del Banco de la Provincia, la Caja de Previsión Social y recientemente la histórica Residencia de los Gobernadores.   
(*) Periodista de Viedma.
Publicado en ADN Río Negro, domingo 7 de junio del 2020.

miércoles, marzo 25, 2020

Día del Trabajador de Prensa. Homenaje a Rodolfo Walsh.

Día del Trabajador de Prensa. Homenaje a Rodolfo Walsh.

Cada 25 de marzo, un día como hoy, se celebra el Día del Trabajador de Prensa de la República Argentina, por la creación en 1944 el Estatuto del Periodista Profesional de la Argentina, impulsado por el Teniente Coronel Juan Domingo Perón, por entonces secretaría de Trabajo y Previsión, convertido en la ley 12.908, sancionada y promulgada en diciembre de 1946.
La dictadura cívico militar instaurada en el país el 24 de marzo de 1976 intervino la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren) y varias de las organizaciones de base; ordenó el secuestro y desaparición de más de cien periodistas; al tiempo que se disponía la censura de la libre actividad de expresión de la prensa y, también, se cercenaban todos los derechos laborales y sindicales.
En esta fecha, también se recuerda al escritor, periodista y militante Rodolfo Walsh, secuestrado y asesinado por un Grupo de Tareas de la Armada. El 25 de marzo de 1977, al día siguiente del primer aniversario del golpe, mientras echaba las primeras copias de la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar en buzones de la Ciudad de Buenos Aires y se dirigía a una cita con un compañero de la Organización (el encuentro había sido revelado en una mesa de torturas de la ESMA), fue emboscado, atacado y acribillado a balazos por un grupo de tareas, el cual se llevó su cuerpo moribundo y lo secuestró ilegalmente. De esa forma desaparece Rodolfo Walsh, un icono del periodismo comprometido.
Este es el texto de la carta que le hizo a su hija muerta por la dictadura, una de sus escritos más reconocidos:   
Carta a Vicki
Querida Vicki: La noticia de tu muerte me llegó hoy a las tres de la tarde. Estábamos en reunión cuando empezaron a transmitir el comunicado. Escuché tu nombre, mal pronunciado, y tardé un segundo en asimilarlo. Maquinalmente empecé a santiguarme como cuando era chico. No terminé con ese gesto. El mundo estuvo parado ese segundo. Después les dije a Mariana y Pablo: “era mi hija”. Suspendí la reunión.
 
Estoy aturdido. Muchas veces lo temía. Pensaba que era excesiva suerte no ser golpeado, cuando tantos otros son golpeados. Sí, tuve miedo por vos, como vos por mí, aunque no lo decíamos. Ahora el miedo es aflicción. Sé muy bien por qué cosas has vivido, combatido. Estoy orgulloso de esas cosas. Me quisiste, te quise. El día que te mataron cumpliste 26 años. Los últimos fueron muy duros para vos. Me gustaría verte sonreír una vez más.

No podré despedirme, vos sabés por qué. Nosotros morimos perseguidos, en la oscuridad. El verdadero cementerio es la memoria. Ahí te guardo, te acuno, te celebro y quizás te envidio, querida mía.
Hablé con tu mamá. Está orgullosa en su dolor, segura de haber entendido tu corta, dura, maravillosa vida.
Anoche tuve una pesadilla torrencial, en la que había una columna de fuego, poderosa pero contenida en sus límites, que brotaba de alguna profundidad.
Hoy en el tren un hombre me decía: “Sufro mucho. Quisiera acostarme a dormir y despertarme dentro de un año”. Hablaba por él pero también por mí.
Carta a mis amigos
Hoy se cumplen tres meses de la muerte de mi hija, María Victoria, después de un combate con fuerzas del Ejército. Sé que aquéllos que la conocieron la han llorado. Otros, que han sido mis amigos o me han conocido de lejos, hubieran querido hacerme llegar una voz de consuelo. Me dirijo a ellos para agradecerles pero también para explicarles cómo murió Vicki y por qué murió.
El comunicado del Ejército que publicaron los diarios no difiere demasiado, en esta oportunidad, de los hechos. Efectivamente, Vicki era oficial 2° de la Organización Montoneros, responsable de la prensa sindical, y su nombre de guerra era Hilda. Efectivamente estaba reunida ese día con cuatro miembros de la Secretaría Política que combatieron y murieron como ella.
La forma en que ingresó a Montoneros no la conozco en detalle. A los 22 años, edad de su posible ingreso, se distinguía por decisiones firmes y claras. Por esa época comenzó a trabajar en diario La Opinión y en un tiempo muy breve se convirtió en periodista. El periodismo en sí no le interesaba. Sus compañeros la eligieron delegada sindical. Como tal debió enfrentar en un conflicto difícil al director del diario, Jacobo Timerman, a quien despreciaba profundamente. El conflicto se perdió y cuando Timerman empezó a denunciar como guerrilleros a sus propios periodistas, ella pidió licencia y no volvió más.
Fue a militar a una villa miseria. Era su primer contacto con la pobreza extrema en cuyo nombre combatía. Salió de esa experiencia convertida a un ascetismo que impresionaba. Su marido, Emiliano Costa, fue detenido a principios de 1975 y no lo vio más. La hija de ambos nació poco después. El último año de vida de mi hija fue muy duro. El sentido del deber la llevó a relegar toda satisfacción individual, a empeñarse mucho más allá de sus fuerzas físicas. Como tantos muchachos que repentinamente se volvieron adultos, anduvo a los saltos, huyendo de casa en casa. No se quejaba, sólo su sonrisa se volvía más desvaída. En las últimas semanas varios de sus compañeros fueron muertos: no pudo detenerse a llorarlos. La embargaba una terrible urgencia por crear medios de comunicación en el frente sindical, que era su responsabilidad.
Nos veíamos una vez por semana, cada quince días. Eran entrevistas cortas, caminando por la calle, quizá diez minutos en el banco de una plaza. Hacíamos planes para vivir juntos, para tener una casa donde hablar, recordar, estar juntos en silencio. Presentíamos, sin embargo, que eso no iba a ocurrir, que uno de esos fugaces encuentros iba a ser el último, y nos despedíamos simulando valor, consolándonos de la anticipada partida.
Mi hija no estaba dispuesta a entregarse con vida. Era una decisión madurada, razonada. Conocía, por infinidad de testimonios, el trato que dispensan los militares y marinos a quienes tienen la desgracia de caer prisioneros: el despellejamiento en vida, la mutilación de miembros, la tortura sin límite en el tiempo ni en el método, que procura al mismo tiempo la degradación moral, la delación. Sabía perfectamente que en una guerra de esas características, el pecado no era no hablar, sino caer. Llevaba siempre encima una pastilla de cianuro, la misma con que se mató nuestro amigo Paco Urondo, con la que tantos otros han obtenido una última victoria sobre la barbarie.
El 28 de setiembre, cuando entró en la casa de la calle Corro, cumplía 26 años. Llevaba en brazos a su hija porque a último momento no encontró con quién dejarla. Se acostó con ella, en camisón. Usaba unos absurdos camisones blancos que siempre le quedaban grandes.
A las siete del 29 la despertaron los altavoces del Ejército, los primeros tiros. Siguiendo el plan de defensa acordado, subió a la terraza con el secretario político, Molina, mientras Coronel, Salame y Beltrán respondían al fuego desde la planta baja. He visto la escena con sus ojos: la terraza sobre las casas bajas, el cielo amanecido, y el cerco. El cerco de 150 hombres, los FAP emplazados, el tanque. Me ha llegado el testimonio de uno de esos hombres, un conscripto.
«El combate duró más de una hora y media. Un hombre y una muchacha tiraban desde arriba. Nos llamó la atención la muchacha porque cada vez que tiraba una ráfaga y nosotros nos zambullíamos, ella se reía.»
He tratado de entender esa risa. La metralleta era una Halcón y mi hija nunca había tirado con ella, aunque conociera su manejo por las clases de instrucción.
Las cosas nuevas, sorprendentes, siempre la hicieron reír. Sin duda era nuevo y sorprendente para ella que ante una simple pulsación del dedo brotara una ráfaga y que ante esa ráfaga 150 hombres se zambulleran sobre los adoquines, empezando por el coronel Roualdes, jefe del operativo.
A los camiones y el tanque se sumó un helicóptero que giraba alrededor de la terraza, contenido por el fuego.
«De pronto, dice el soldado, hubo un silencio. La muchacha dejó la metralleta, se asomó de pie sobre el parapeto y abrió los brazos. Dejamos de tirar sin que nadie lo ordenara y pudimos verla bien. Era flaquita, tenía el pelo corto y estaba en camisón. Empezó a hablarnos en voz alta pero muy tranquila. No recuerdo todo lo que dijo. ‘Ustedes no nos matan’ dijo el hombre ‘nosotros elegimos morir’. Entonces se llevaron una pistola a la sien y se mataron enfrente de todos nosotros.»
Abajo ya no había resistencia. El coronel abrió la puerta y tiró dos granadas. Después entraron los oficiales. Encontraron a una nena de algo más de un año, sentadita en una cama, y cinco cadáveres.
En el tiempo transcurrido he reflexionado sobre esa muerte. Me he preguntado si mi hija, si todos los que mueren como ella, tenían otro camino. La respuesta brota de lo más profundo de mi corazón y quiero que mis amigos la conozcan. Vicki pudo elegir otros caminos que eran distintos sin ser deshonrosos, pero el que eligió era el más justo, el más generoso, el más razonado. Su lúcida muerte es una síntesis de su corta, hermosa vida. No vivió para ella: vivió para otros, y esos otros son millones. Su muerte sí, su muerte fue gloriosamente suya, y en ese orgullo me afirmo y soy yo quien renace de ella.
Esto es lo que quería decir a mis amigos y lo que desearía de ellos es que lo transmitieran a otros por los medios que su bondad les dicte.
Publicado en ADN Río Negro, 25/03/2020.