Casi nació con el siglo en 1900 falleció a los 99 años en 1999.
Enrique Cadícamo por José Gobello (publicado en el sitio http://www.todotango.com)
Nació en Luján, Provincia de Buenos Aires. Su primer libro de
versos, “Canciones grises”, data de 1926. Aunque puesto bajo la advocación del
Alighieri e impregnado de cierta melancolía verlainiana, no se exime de la nota
tanguera: «El Pigall ha quedado desierto y bostezando, / enmudeció la orquesta
sus salmos compadrones, / las rameras cansadas se retiran pensando / en sus
lechos helados como sus corazones». Otros dos poemarios, de acento muy distinto
pero de idéntica preocupación literaria, seguirían a éste: “La luna del bajo
fondo” (1940) y “Viento que lleva y trae” (1945). Cadícamo ha publicado,
además, una novela, “Café de camareras” (1969) y un libro de recuerdos, “El
desconocido Juan Carlos Cobián” (1972).
«Muchacho eterno —escribió León Benarós—, Cadícamo parece ir
a contramano de los años. Conserva incólume su cabellera, de un rubio pálido,
que se le hace cuadrada en la nuca con cierta abundancia a la moda juvenil...
Usa corbatas claras —alguna vez le vimos una de cierto color amarillo sutil— y
sus sacos deportivos le agregan juventud. Quiere olvidarse del tiempo, porque
sabe que el tiempo —“oscuro enemigo que nos roe la sangre”, según el verso de
Baudelaire—, se alimenta de nuestras ilusiones, de nuestra vida...» (Enrique
Cadícamo, en Tanguera, nº 29, sin fecha).
El primer tango de Cadícamo fue “Pompas de jabón”, con
música de Roberto Goyheneche. Dice, al respecto, el especialista Jorge Favetto:
«Grabado por Gardel en España, el 27 de diciembre de 1925, con el solo
acompañamiento de José Ricardo y en sistema eléctrico, dado que en ese país se
conoció ese sistema meses antes de instalarse en Buenos Aires. Primer tango que
Gardel le grabó al poeta Enrique Cadícamo y principio de sus notables
creaciones. Además le cupo a Enrique Cadícamo ser el autor del último tango que
Gardel grabó en la Argentina, antes de emprender su última gira, el tango
“Madame Ivonne”, grabado el 6 de noviembre de 1933. Luego, el día 7, a bordo
del Conte Biancamano, se dirige a Francia y de allí a Nueva York, ciudad a la
que llega el 22 de diciembre de 1933».
A éste siguieron otros innumerables tangos —por lo menos 20
de ellos grabados por Gardel—, de méritos desiguales, pero sin concesión alguna
a lo torpe y chabacano. En la tanguístíca de Cadícamo se encontrarán obras tan
logradas como “Che papusa, oí” y “Anclao en París” y otras decididamente
endebles como “Tu promesa” y “Al subir, al bajar” Sin embargo, toda la
producción se distingue por un notable decoro literario, a continuación algunos
ejemplos.
“Compadrón”, tiene letra escrita para una música previa del
pianista Luis Visca y fue difundido por Sofía Bozán, que por entonces realizaba
una temporada en Rosario. “Che papusa, oí” data de 1927. Recuerda Víctor
Soliño: «El primer disco de Alberto Vila no tenía que fallar. Sin embargo, las
posibilidades de un impacto disminuyeron cuando Alberto expresó su deseo de
que, como homenaje a los culpables de la aventura, su primer disco tenía que
ser ateniense (se refiere a la Troupe Ateniense de Montevideo). Y eligió “Niño
bien”.
«No estábamos convencidos de que “Niño bien” tuviera los
valores o el empuje necesarios como para significar un aporte estimable al
éxito que se pretendía. Pensamos que era preciso reforzarlo. Matos Rodríguez
—otro troupero de los primeros años— estaba radicado definitivamente en Buenos
Aires. Era ateniense y era, además, el autor de “La cumparsita”. ¡Casi nada¡ A
él le solicitamos ayuda. “Che papusa, oí”, con letra de Cadícamo fue el
salvavidas que cayó providencial en medio del oleaje en que se debatían
nuestras inquietudes y nuestros temores.» (“Mis tangos y los atenienses”,
Montevideo, 1967, pp. 30 y 31).
La letra de “Anclao en París” fue escrita por Cadícamo en
Barcelona, en 1931. Se la remitió a Garlos Gardel, que por entonces se hallaba
en Niza (en cuyo Casino había debutado el 15 de enero de aquel año). Guillermo
Barbieri, uno de los guitarristas del cantor, le puso música y Gardel la grabó
poco después.
“Tres esquinas” alude al cruce de las calles Montes de Oca y
Osvaldo Cruz, en el barrio de Barracas, y al café llamado "Tres
esquinas", luego "Cabo Fels", situado en ese paraje. La letra
fue escrita por Cadícamo en 1940, para una música previa de Ángel D’Agostino
(la del tango inédito titulado “Pobre piba”). Lo estrenó, aquel año, Ángel Vargas,
quien cantaba con la orquesta de D’Agostino.
Otros tangos interesantes: “Muñeca brava”, con
reminiscencias de algunos tangos de Celedonio Flores, escrita para una música
de Luis Visca que había obtenido el 6º premio para tangos sin letra del 5º
concurso de Max Glücksmann en 1928; “Cruz de palo”, grabada por Gardel el 1º de
marzo de 1929; “De todo te olvidas”, que glosa unas famosas cuartetas de
Evaristo Carriego —las tituladas “Tu secreto”, que integran los “Ofertorios
galantes” de las “Misas herejes”— y obtuvo el 1º premio para tangos con letra
en el 6º concurso de Max Glücksmann, realizado también en el Palace Theatre en
1929; “Niebla del Riachuelo”, cantada por Tita Merello en la película “La
fuga”, de Luis Saslavsky, presentada en el cine Monumental el 28 de julio de
1937; “Pa’ que bailen los muchachos” y el monumental “Los mareados”, sobre
música del tango “Los dopados”, de Juan Carlos Cobián y “Garúa”, estos últimos
tres, grabados por Aníbal Troilo con la voz de Francisco Fiorentino.
Y así, podríamos seguir comentando títulos exitosos hasta
extenuarnos en ese cometido. Sin dudas, Enrique Cadícamo fue uno de los autores
más prolíficos de nuestra música popular.
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