Supuestamente la policía y los ladrones son enemigos. Unos representan el brazo armado de la sociedad, cuya principal actividad es reprimir a aquellos que infringen la ley. Y los ladrones consideran a los policías sus odiados enemigos, los culpables de que no puedan disfrutar plenamente de su particular medio de vida. Pero no siempre es así.
Cuando llegan las Fiestas, policías y ladrones se convierten en aliados tácitos. Como existen precedentes que a fines de cada año los bandidos suelen practicar una incursión de electrodomésticos que constituyen su regalo de Navidad, los policías convierten el fin de año en el momento oportuno para obtener aumentos salariales. La amenaza es bastante explícita. Si los gobiernos no acceden, los ladrones tendrán carta blanca para asaltar a los comercios o a los particulares. Las exigencias se frustrarían si los ladrones no aprovecharan la oportunidad, de manera que ya los conatos de asalto y los rumores alarmantes les prestan un gran servicio a los uniformados.
Otro aliado tácito es el gobierno nacional. Cuando un Estado provincial es desbordado en situaciones límite, la intervención de las guardias federales es la única capaz de restablecer el orden. Pero como acaba de ocurrir en Córdoba, el gobierno nacional puede aprovechar para cobrarse algunas deudas y premiar o castigar a los gobiernos de acuerdo con su grado de sometimiento. Claro, hasta que el incendio amenace al Gran Buenos Aires.
Pero al fin y al cabo, como diría más de un despistado, no es más que un ejercicio legítimo del derecho de huelga.
¿Es que no existen límites? Si el país fuera invadido por un ejército extranjero, y las Fuerzas Armadas se "autoconvocaran" para exigir un aumento salarial antes de combatir, ¿no estaríamos ante un caso de naturaleza similar?
Publicado en Diario "Río Negro", 9 de diciembre de 2013. Imágenes internet.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.