La sangre de San Genaro suele licuarse tres veces al año.
El sábado del primer fin de semana de mayo, el 19 de
septiembre que es el día de su fiesta, y 16 de diciembre.
Pero el 16 de diciembre de 2016 no se licuó. Hacía 30 años
que no sucedía.
Y en esas fechas han sucedido desastres.
La sangre del relicario pertenece a San Genaro, patrón de
Nápoles, ex obispo y mártir de la ciudad, cuyos huesos también se conservan en
la catedral.
Se cree que fue martirizado durante la persecución de los
cristianos durante el reinado del emperador romano Diocleciano, alrededor del año 305.
La misteriosa licuefacción de la reliquia de la sangre rara
vez ha ocurrido fuera de la fecha “canónica”.
La sangre seca de San Genaro, que se conserva en dos frascos
de vidrio en la Catedral de Nápoles, se licua tradicionalmente tres veces al
año:
–el 19 de septiembre la fiesta del santo, que conmemora su
martirio en el calendario litúrgico católico;
–el 16 de diciembre de la fecha de la erupción del Monte
Vesubio en 1631, que se cree que fue detenido gracias a la intervención del
santo;
-y el sábado anterior al primer domingo de mayo, cuando es
trasladada la reliquia a la Basílica de Santa Clara.
Según la leyenda, la sangre de San Genaro fue recogida por
una mujer llamada Eusebia justo después de su muerte.
La práctica de la recolección de sangre en busca de
reliquias era una práctica común a partir de los días de la persecución de los
primeros cristianos.
Las telas embebidas en la sangre derramada de los mártires
o, la sangre líquida recogida en frascos se conservaban como artículos
devocionales.
En las catacumbas estos frascos eran enterrados con los
muertos. Su descubrimiento indicaba que la persona había muerto como un mártir.
También puedes leer el caso similar de la licuefacción de la
sangre de San Pantealeón, que sucede en varias partes del mundo.
El Milagro de la Licuefacción de la Sangre de San Pantaleón
los 27 de julio.
LA SANGRE NO SE LICUÓ EL 16 DE DICIEMBRE DE 2016 Y LOS
NAPOLITANOS TEMEN.
Existe preocupación entre los napolitanos porque la sangre
de San Genaro, patrón de Nápoles, no se volvió líquida el 16 de diciembre de
2016.
Hace treinta años que esto no sucedía.
El guardián de la reliquia, Mons. Vincenzo De Gregorio, ha
dicho a los fieles en la catedral que no entren en pánico.
“No debemos pensar en desastres y calamidades. Nosotros
somos personas de fe, y tenemos que seguir orando”.
Tres veces al año, especialmente en el día de la fiesta de
San Genaro en septiembre, miles de fieles van a la catedral de Nápoles para ver
cómo la sangre coagulada se convierte en líquido.
Ese es también el caso el 16 de diciembre, el día de la
conmemoración de la advertencia de la erupción del Vesubio en 1631.
La ausencia del milagro es considerada por los napolitanos
como un anuncio de muerte inminente.
Este es particularmente el caso en septiembre de 1939 y
1940, coincidiendo con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la entrada de
Italia en el conflicto respectivamente.
En septiembre de 1943, fecha de la ocupación nazi.
En septiembre de 1973, año en el que se propagó el cólera en
Nápoles.
La última vez que el milagro no se realizó fue en 1980,
cuando 2900 personas murieron en un terremoto en Irpinia. Fue el desastre
natural más devastador en la posguerra italiana.
QUIEN ES SAN GENARO
San Genaro, Obispo de Benevento, Mártir, Patrón de Nápoles,
muere aproximadamente en el 305 d.C., su fiesta es el 19 de septiembre.
Durante la persecución de Diocleciano, sufrió el martirio,
juntamente con otros cristianos, en la ciudad de Nápoles, en donde se le tiene
una especial veneración.
San Genaro es famoso por el milagro que generalmente ocurre
cada año desde hace siglos, el día de su fiesta, el 19 de septiembre.
Su sangre, se licua ante la presencia de todos los testigos
que deseen asistir.
Nápoles y Benevento (donde fue obispo) se disputan el
nacimiento de San Genaro.
Durante la persecución de Diocleciano, fueron detenidos en
Pozzuoli, por orden del gobernador de Campania, Sosso, diácono de Miseno,
Próculo, diácono de Pozzuoli, y los laicos Euticio y Acucio. El delito era
haber públicamente confesado su fe.
Cuando San Genaro tuvo noticias de que su amigo Sosso y sus
compañeros habían caído en manos de los perseguidores, decidió ir a visitarlos
y a darles consuelo y aliento en la prisión.
Como era de esperarse, sus visitas no pasaron inadvertidas y
los carceleros dieron cuenta a sus superiores de que un hombre de Benevento iba
con frecuencia a hablar con los cristianos.
El gobernador mandó que le aprehendieran y lo llevaran a su
presencia.
El obispo Genaro, Festo, su diácono y Desiderio, un lector
de su iglesia, fueron detenidos dos días más tarde y conducidos a Nola, donde
se hallaba el gobernador.
Los tres soportaron con entereza los interrogatorios y las
torturas a que fueron sometidos.
procesión de San Genaro 19 de septiembre.
Poco tiempo después el gobernador se trasladó a Pozzuoli y
los tres, cargados con pesadas cadenas, fueron forzados a caminar delante de su
carro.
En Pozzuoli fueron arrojados a la misma prisión en que se
hallaban sus cuatro amigos.
Estos últimos habían sido echados a las fieras un día antes
de la llegada de San Genaro y sus dos compañeros, pero las bestias no los
atacaron.
Condenaron entonces a todo el grupo a ser echados a las
fieras.
Los siete condenados fueron conducidos a la arena del
anfiteatro y, para decepción del público, las fieras hambrientas y provocadas
no hicieron otra cosa que rugir mansamente, sin acercarse siquiera a sus
presuntas víctimas.
El pueblo, arrastrado y cegado por las pasiones que se
alimentan de la violencia, imputó a la magia la mansedumbre de las fieras ante
los cristianos y a gritos pedía que los mataran.
Ahí mismo los siete confesores fueron condenados a morir
decapitados. La sentencia se ejecutó cerca de Pozzuoli, y en el mismo sitio
fueron enterrados.
Los cristianos de Nápoles obtuvieron las reliquias de San
Genaro que, en el siglo quinto, fueron trasladadas desde la pequeña iglesia de
San Genaro, vecina a la Solfatara, donde se hallaban sepultadas.
Durante las guerras de los normandos, los restos del santo
fueron llevados a Benevento y, poco después, al monasterio del Monte Vergine.
Pero en 1497, se trasladaron con toda solemnidad a Nápoles
que, desde entonces, honra y venera a San Genaro como su patrono principal.
Muchos se cuestionan la autenticidad de los hechos arriba
mencionados y de la misma reliquia porque no hay registros sobre el culto a San
Genaro anterior al año 431.
Pero es significante que ya en esa época el sacerdote Uranio
relata sobre el obispo Genaro en términos que indican claramente que le
consideraba como a un santo reconocido.
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