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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

miércoles, diciembre 21, 2016

Un plato italiano en las reuniones familiares.

Las fiestas de fin de año es uno de los momentos que la familia Borghese tiene para reunirse y celebrar, compartiendo distintas comidas, algunas de las cuales son parte de la tradición que trajeron de Italia quienes llegaron a Regina durante los primeros años de formación de la colonia.
Los cróstolis son uno de esos platos tradicionales que no sólo se comen en cualquier época del año, sino que también pueden formar parte de los platos dulces que se utilizan para cerrar las comidas de Navidad y Año Nuevo.
“Hay muchos platos tradicionales. Para las fiestas de fin de año podría ser el panetone, que también se puede comer en cualquier momento del año. Somos una familia que siempre se reúne y por esto cada uno va aportando distintas cosas. Los cróstolis son uno de los platos que pueden estar presentes porque se comen en cualquier época del año, son muy ricos y no se puede parar de comerlos”, cometa Bety Orabengoa de Borghese.
Para cada una de las reuniones la familia ya cuenta con un lugar especial, un quincho al que pusieron por nombre “La Juntación”, ya que suelen ser entre 30 y 60 personas, contando hijos, nietos, esposas, suegros, consuegros, tíos y sobrinos. “El lugar está preparado siempre. Comemos, nos divertimos, cantamos, bailamos. Cada reunión es una fiesta”, agregó Arnaldo Borghese.
“No soy descendiente de italianos, pero aprendí al sumarme a esta familia. Mi marido participaba en Fogolar Furlán y ahí, viendo como la gente mayor los iba preparando, fuimos aprendiendo. Hubo momentos en que llegamos a preparar 30 kilos de harina para hacer los cróstolis”, comentó Bety.
Cróstolis
en “La Juntación”
Ingredientes: harina común 1 kg, 5 yemas , manteca 50 gr, ralladura de 1 naranja y 1 limón, 1 cucharadita de sal, 1 cucharada de esencia de vainilla, ½ vaso de grapa, vino blanco, aceite y grasa, azúcar impalapable para espolvorear.

Procedimiento: hacer una corona con la harina. Agregar las yemas de huevo, la sal, el azúcar, la manteca blanda, la ralladura de limón y naranja, la esencia de vainilla. Amasar. Incorporar la grapa y el vino necesario para formar un bollo homogéneo. Reposar al menos una hora en la heladera. Estirar la masa para que quede muy delgada. Cortar con cuchillo de manera irregular y freír en aceite y grasa bien calientes hasta que queden dorados y crujientes. Espolvorear con azúcar impalpable.

El libanés que se acriolló y festeja como argentino.

Maquinchao fue una de las que mayor afluencia de libaneses tuvo a principios del siglo pasado en la Región Sur. Familias como los Zgaib, Seleme, Jalil, Sade, Sede y Saber, entre otras, llegaron para trabajar la tierra en esta zona. La mayoría de ellas se dedicaron al comercio. Fue así que en épocas de gran esplendor, cuando Maquinchao era uno de los centros comerciales, culturales y sociales más importantes de la zona, se creó allí el Club Social Libanés, una institución que durante décadas acunó no solamente a los libaneses sino a toda la comunidad de Maquinchao.
Elías Naya Jalil afirma que, a excepción de una familia turca que profesaba la religión musulmana y que vivió muy poco tiempo, los árabes que llegaron a Maquinchao como al resto de los pueblos de la zona eran todos libaneses cristianos maronitas. “Había muchísimas familias árabes. Hoy quedamos algunos pocos descendientes. Pero creemos en el mismo Dios que los católicos apostólicos romanos, tenemos el mismo papa, creemos en la virgen, en Jesús, etc. Y también celebramos la Navidad de la misma forma. Con las mismas comidas y bebidas que los argentinos. Antes cada familia libanesa celebraba en su casa y después nos juntábamos todos en la iglesia, porque somos profundamente religiosas. Hoy, no es que se haya perdido eso, pero somos menos los libaneses que quedamos en Maquinchao”.
“Celebramos la Navidad igual que cualquier familia cristiana del mundo”, 
señala Elías Naya Jalil.
Publicado en Diario "Río Negro", 20 de diciembre de 2016.

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