El escritor y periodista Andrés Rivera murió esta madrugada a los 88 años en un hospital de la Ciudad de Córdoba, donde estaba internado tras sufrir una fractura de cadera.
“La revolución es un sueño eterno”, “El farmer” y “Ese manco Paz”, son sólo tres de los más de 30 libros de este prolífico autor que ocupó su obra en mostrar otras caras de personajes de la historia como Juan José Castelli, Juan Manuel de Rosas o José María Paz, y en darle voz a pobres y despojados. Rivera se llamaba en realidad Marcos Ribak y había nacido un 12 de diciembre de 1928 en un hospital del barrio porteño de Caballito, pero hace años se había instalado definitivamente en al sur de Ciudad de Córdoba.
Su inicio en la escritura fue de la mano de su incursión en la militancia de izquierda: comenzó con sus breves artículos en el periódico de la Federación Juvenil Comunista y luego pasó a ser redactor de la página gremial del órgano clandestino del Partido. “Por aquel tiempo andaba leyendo una novela naturalista del escritor colombiano José Eustasio Rivera. Me entusiasmaba mucho. Cuando me dijeron que debía firmar en Nuestra palabra, y yo entendí que con seudónimo, los artículos que escribía, uní el nombre de la calle donde vivía, Andrés Lamas, con el apellido del escritor que estaba leyendo y quedó Andrés Rivera. Fui cargando con ese nombre en el bolsillo hasta que lo adopté. Desde entonces soy Andrés Rivera”, reveló en una entrevista que le hicieron hace algunos meses en el portal Anfibia. Su carrera periodística continuó en la revista Plática, donde estuvo durante cuatro años, entre 1953-1957, y en el matutino “La Hora”, al que ingresó en 1958, pero su debut en la ficción se concretó con la publicación de la novela “El precio”, de 1956.
En su carrera literaria, en la que hay novelas, cuentos y relatos breves, también se encuentran títulos inevitables como “En esta dulce tierra”, “Nada que perder”, “El amigo de Baudelaire” y “La sierva”.
Su obra tuvo impasse de una década, entre 1972 y 1982: años de plomo y muerte en los que el autor prefirió volcarse únicamente a la lectura. Su legado editorial tuvo reconocimientos múltiples entre los que se encuentra el Premio Nacional de Literatura, en 1992, por “La revolución es un sueño eterno”; el Diploma al Mérito del Premio Konex, en 2004, y el Premio Fondo Nacional de las Artes a las letras, en 2011.
Justamente fue en ese año en el que publicó su última novela, “Kadish”, en la que hace hablar a Arturo Reedson, su alter ego.
Su muerte fue confirmada por medios de Córdoba, que señalaron que el escritor falleció hoy a las 3 de la madrugada en un hospital local, donde lo habían internado en los últimos días tras sufrir una fractura de cadera.
Publicado en Diario "Río Negro", 23 de diciembre de 2016.
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