De Belgrado a Resistencia: la influencia yugoslava en la constitución peronista del Chaco.
El 8 de octubre de 1951 el territorio nacional de Chaco adquirió el estatus de provincia por disposición del gobierno de Juan Domingo Perón. Unos meses después, fue renombrada con el nombre del presidente. Del 17 al 21 de diciembre de aquel año sesionó la Convención Constituyente que dio forma a la primera carta magna provincial.
Si bien el texto estaba fuertemente inspirado en la Constitución peronista de 1949, tenía algunas diferencias que remitían a otra influencia: la constitución de la República Socialista Federativa de Yugoslavia.
El federalismo yugoslavo
La provincialización de Chaco coincidió con la visita al país de una delegación de la Yugoslavia comunista conducida por Josip Broz, mejor conocido como el mariscal Tito.
El dirigente sindical Tekel Rusel y el politólogo Jovan Djordjević, viajaron a la Argentina a tener una serie de reuniones con la Confederación General del Trabajo (CGT), pero también con autoridades del gobierno nacional y chaqueño. De estos encuentros surgieron aportes a la ley fundamental de la provincia Presidente Perón.
Djordjević era mano derecha de Edvard Kardelj -por aquellos años ministro de Asuntos Exteriores de Yugoslavia- y participó en la redacción de las constituciones yugoslavas de 1953, 1963 y 1974. A partir de su trabajo, este constitucionalista desarrolló conceptos como el de “Federalismo polivalente”. Es decir un sistema que apunta a sintetizar los múltiples intereses que puede haber en una sociedad determinada privilegiando las distintas formas de inserción de los individuos en términos colectivos.
Desde su perspectiva la sociedad de mediados del siglo XX atravesaba una fase de transición entre el federalismo “tradicional” (territorial y político), hacia una nueva forma de federalismo “social, funcional y participativo” que debía ser contemplada.
“Nos los representantes del pueblo trabajador”
En su trabajo Influencias yugoslavas en la Constitución justicialista de la Provincia del Chaco (1951), Argentina, el doctor Slobodan Pajović de la Universidad Megatrend de Belgrado y el doctor Juan Carlos Radovich, de la Universidad de Buenos Aires e investigador del CONICET, realizaron una comparación entre esta carta magna y la aprobada a nivel nacional en 1949.
Ya en el Preámbulo “introduce cambios respecto a la Constitución Nacional reformada en 1949 y a la versión de 1853”, aseguraron Pajović y Radovich. Y destacaron la frase: “Nos los representantes del pueblo trabajador de la Provincia Presidente Perón (…)”.
Allí se agrega el concepto de “trabajador” al referirse al pueblo de la provincia. “También a continuación se hace mención de ‘(…) contribuir a la formación de la cultura general y al afianzamiento de una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana (…)’, incluyendo las ‘tres banderas’ que fundamentaban el ideario peronista de la época”, añadieron.
Pero más allá de estos principios, quizás la novedad más significativa -dentro del sistema político argentino- fue el hecho de establecer que la mitad de los miembros de la Cámara de Representantes sería elegida por votación popular y la otra mitad “por los ciudadanos que pertenezcan a las entidades profesionales que se rigen por la ley nacional de asociaciones profesionales, debiendo estar integrada la lista de candidatos con miembros de esas entidades”.
El artículo 33º reglamentaba la existencia de una cámara de representantes compuesta por 30 miembros. Sobre este total, 15 provenían de los partidos políticos, electos a pluralidad de votos y por toda la población, “y la elección de otros 15 representantes”, apuntaron Pajović y Radovich también se realizaba “a pluralidad de sufragios, pero en donde sólo podían votar e integrar las listas los ciudadanos que pertenecían a las entidades profesionales provinciales”.
Un gobernador obrero
Que Chaco se convirtiera en provincia, no fue simplemente un gesto del gobierno nacional hacia una población durante años marginada. Felipe Gallardo, dirigente del Sindicato Único de Agricultores del Chaco con sede en Zapallar (hoy Gral. San Martín) llevó a cabo una campaña de concientización, recolección de firmas y reunión de datos estadísticos sobre la situación económica y social del Chaco a fin de elevar un petitorio al Gobierno Nacional para lograr la provincialización.
El dirigente obrero, de vieja tradición militante en el yrigoyenismo y contra la empresa británica La Forestal, consideraba que la población ya estaba madura para hacerse cargo de su propio destino y dejar de depender del Ejecutivo nacional.
En ese sentido tuvo el respaldo de Eva Duarte de Perón. Evita elevó un petitorio al presidente señalando que ya “no es posible demorar el justo clamor de aquellos territorios. Han llegado a la mayoría de edad y es necesario de una vez por toda hacerles justicia”.
“Hay que reparar un olvido de años y años. Hace tiempo que han cumplido sobradamente con las condiciones que para su provincialización exige la Ley 1532”, señaló la primera dama. “El Territorio del Chaco vuelca en el país sus riquezas magníficas, desde el algodón a sus maderas, y constituye un laborioso hormiguero humano donde se exalta día a día la dignidad del trabajo, que es la más alta dignidad de los hombres y mujeres del pueblo”, completó.
En 1953, cuando se realizaron por primera vez las elecciones provinciales, Gallardo se convirtió en el primer gobernador provincial. Como no podía ser de otra manera, se trató de un trabajador.
De la reforma agraria al golpe de Estado
Durante los dos años y tres meses de la gestión de Gallardo, fueron creadas 42 escuelas y se llevó a cabo una reforma agraria expropiando tierras improductivas. Fue el primer gobernador obrero que tuvo la Argentina y tuvo el respaldo de 90% del electorado.
Sin embargo el golpe de Estado de 1955 truncó esa experiencia. La Constitución chaqueña -al igual que la nacional reformada en 1949- fue derogada, Gallardo destituido, perseguido y encarcelado.
Aunque la autoproclamada “Revolución Libertadora” quiso borrar todo rastro de los años peronistas, la historia y el pueblo argentino eligieron otro camino. En ese marco, la experiencia chaqueña no fue olvidada.
El historiador Roberto Baschetti cuenta que el presidente chileno Salvador Allende “pidió un ejemplar de la constitución chaqueña de 1951, en el momento que se estaba estudiando una reforma constitucional en el país trasandino, tomando algunos párrafos como referencia para la nueva carta magna”.
Asimismo, pocos años antes de morir, Gallardo rememoró y defendió aquella ley fundamental. “Se trataba de una forma de participación sindical o profesional en uno de los poderes del Estado. Muchos criticaron este sistema pero era parte del programa de Perón”, sostuvo. Desde su perspectiva “no se trataba de un privilegio, era un incentivo para que la gente se organizara por sectores” y de esa manera “por medio del «voto sindical» ellos (los trabajadores) contaban con una representación directa”.
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