Este es el cuento soñó a la Patagonia independiente.
Esta semana se recordaron cuatro hechos históricos que consolidaron a la región. Más allá del festejo, se vuelve a poner en debate el reclamo de federalismo. Hace 33 años, el ingeniero Salvador San Martín escribió un audaz cuento cuestionando la concentración de poder en la Capital Federal.
La semana del 11 al 18 de octubre reúne en el almanaque una serie de fechas que consolidaron la organización de la Patagonia, a la manera que buscaba el Gobierno Nacional de fines del siglo XIX.
Desde esa época hasta la actualidad, casi 140 años después, el sur argentino fue centro de disputa e intereses, pero el reclamo del federalismo vuelve a salir en agenda con frecuencia. Sucede cada vez que se recuerda que los recursos patagónicos abastecen a los grandes centros poblados sin que eso redunde, a tiempo, en políticas públicas y un equilibrio en el nivel de vida promedio.
Los obstáculos al pedido del tren del Valle, el conflicto por la caja jubilatoria del ISSN, las disputas por coparticipación y los fondos del Conurbano, son ejemplos de que el dilema aún no está en el olvido.
El cuento “Cuando la Argentina perdió a la Patagonia”, escrito por Salvador San Martín y publicado por “Río Negro” en 1984, fue muestra de esa pugna latente. Se inspiró en un conflicto real que él mismo tuvo que afrontar con el Sindicato de Luz y Fuerza cuando era subsecretario de Energía.
El relato suelta la posibilidad de una independencia de la Patagonia del Estado central, y así este ingeniero se animó a plantear un salida, de fantasía pero bastante sugestiva, para dejar de depender de un Estado que sentían indiferente.
Las repercusiones del escrito se prolongaron pese al paso de los años, tanto en el país como en el exterior (ver aparte).
En un contexto nacional que venía del conflicto por el canal de Beagle y la Guerra de Malvinas, medios centrales definieron a esta fantasía como un “proyecto delirante” y hasta “abominable”. Sin embargo los motivos que lo inspiraron siguen vivos.
El cuento “Cuando la Argentina perdió a la Patagonia”, escrito por Salvador San Martín y publicado por “Río Negro” en 1984, fue muestra de esa pugna latente. Se inspiró en un conflicto real que él mismo tuvo que afrontar con el Sindicato de Luz y Fuerza cuando era subsecretario de Energía.
El relato suelta la posibilidad de una independencia de la Patagonia del Estado central, y así este ingeniero se animó a plantear un salida, de fantasía pero bastante sugestiva, para dejar de depender de un Estado que sentían indiferente.
Las repercusiones del escrito se prolongaron pese al paso de los años, tanto en el país como en el exterior (ver aparte).
En un contexto nacional que venía del conflicto por el canal de Beagle y la Guerra de Malvinas, medios centrales definieron a esta fantasía como un “proyecto delirante” y hasta “abominable”. Sin embargo los motivos que lo inspiraron siguen vivos.
“¡Qué desastre! ¡Qué ciegos que hemos estado!”, se lamentaba en el cuento el presidente argentino, cuando los bautizados “Estados Unidos de la Patagonia” recibieron el apoyo de los países limítrofes para desarrollarse por su cuenta, con moneda y mandatario propios, defendida por sus mismos habitantes.
“Aquí no hay traiciones a la Patria, más que la que cometieron quienes ignoraron los derechos de los patagónicos”, se defendía el líder sureño en el cuento, cuando “comandos suicidas ciudadanos” amenazaron con activar explosivos en las hidroeléctricas si el Ejército intentaba frenar la independencia.
Tras la publicación, varias copias de la obra fueron distribuidas cuando el presidente Alfonsín visitó Neuquén. San Martín era reciente afiliado al radicalismo.
“No tengo dudas de que los hechos descritos pueden ser posibles. Siempre que converso con algún hombre de las Fuerzas Armadas le digo lo mismo. ¿Qué control tienen ustedes sobre las centrales de El Chocón, por ejemplo? Son lugares clave”, señalaba.
El conflicto que inspiró la fantasía:
“Yo era subsecretario de Energía y Combustible durante el gobierno de Frondizi”, contó San Martín en una entrevista a la revista Siete Días. “Un día apareció Juan José Taccone, dirigente del gremio de Luz y Fuerza y me amenazó con una huelga de los trabajadores sin prestación de servicios”.
Consultó con el encargado del operativo de seguridad de la Marina de Guerra, recordó, “y le pregunté qué podíamos hacer en el caso de que la amenaza se concretara. Me dijo que ‘nos íbamos a llenar de mierda hasta la cabeza’, porque no podrían bombear los líquidos cloacales en Berazategui”.
Eso le hizo pensar el impacto de tomar el control de un servicio tan estratégico. “Si en 1961, Taccone podía poner al gobierno en jaque bajando la palanca en las usinas de la capital, hoy (por 1984), lo puede hacer cualquiera que ocupe por la fueza los puntos donde se generan esas energías”.
Repercusiones:
- “Río Negro” lo publicó por primera vez en el suplemento “Económico y agropecuario” el domingo 3 de junio de 1984. Después llegó a medios como la revista “Cabildo” (septiembre de 1984), el diario “La Prensa” (noviembre de 1984), la revista “Siete Días” (agosto de 1985), y “Carta Abierta”, periódico de El Calafate (2001).
- En el exterior, pasó por la tapa del New York Times, en agosto de 2002, donde llegaron a plantearlo con un hecho real.
- A nivel político, se supo de la conformación de un movimiento denominado PAIS, nacido en Bariloche y que vincularon a San Martín. Con folletos, proponía un “estado libre asociado”.
- Sobre esa agrupación, en las críticas hasta quedaron envueltos los obispos Jaime de Nevares (Neuquén) y Miguel Hesayne (Viedma).
- La nota publicada sobre la temática en el diario El Patagónico, derivó en que un fiscal de Cámara de Comodoro Rivadavia acusara de “traición a la Patria” a un periodista y su entrevistado que propuso la “incorporación de la Patagonia a la ONU y al Mercosur”.
Los días de octubre
El contexto histórico
La conformación política de la Patagonia como región llegó por ley, el 9 de octubre de 1878, sancionada muy lejos de la meseta, la estepa y la cordillera. En apenas 48 horas, fue promulgada, a imagen y semejanza de la misma legislación que se pensó para la zona del Chaco, mucho más distante todavía.
Con el exterminio de pueblos originarios, las campañas militares incorporaron bajo control de Buenos Aires tierras lejanas y agrestes que pocos conocían pero que fueron subdividiendo. Pasando por el nombre de “territorios nacionales” en octubre de 1884, alcanzaron el rango de provincias en 1955, en el caso de Neuquén, Río Negro y Chubut, en 1956 Santa Cruz, y recién en 1990, Tierra del Fuego.
No era la primera vez que las autoridades miraban hacia estos pagos. Ya en 1862, el presidente Mitre ponía fin a los reclamos de Mendoza y Buenos Airessobre estas tierras.
¿Quién fue Salvador San Martín?
- Nació en Lima, provincia de Buenos Aires, el 11 de abril de 1911. Recorrió la región patagónica desde su infancia, cuando sus padres tenían comercios en el sur y viajaban por toda la zona.
- Escribió el cuento de la Patagonia el 21 de febrero de 1984.
- Fue frecuente columnista de “Río Negro” sobre temas vinculados a la región y su desarrollo económico.
- Dirigió el diario “El Ciudadano” de Villa Regina.
- Tomó relevancia como funcionario de Energía e Industria durante las presidencias de Frondizi y Guido.
- En la región ocupó la presidencia de la Compañía de Servicios Públicos de Río Negro y fue miembro del directorio de la Compañía Telefónica de Neuquén y Río Negro.
- En lo privado fue presidente de Cometarsa, empresa del grupo Techint, dedicada a la producción de equipamientos para grandes obras energéticas. También fue presidente del Centro de Industriales Siderúrgicos de la Argentina y director por Argentina del Instituto Latinoamericano del Hierro y el Acero.
- Falleció el 28 de abril de 1993, en Buenos Aires, a los 82 años.
La dependencia de los recursos patagónicos:
“Antes se abastecía con la energía generada en la propia capital, con usinas de Puerto Nuevo, Dock Sur y Costanera Sur. Apenas llegaba algo de San Nicolás”, decía San Martín en la revista que editaba “Río Negro” en 1984.
Sin embargo, con el crecimiento poblacional y la construcción de torres para viviendas y oficinas, el consumo de energía fue aumentando, al igual que sucedió con el gas y el agua.
“Más de la mitad de la electricidad que llega a Buenos Aires viene de El Chocón, Salto Grande y Atucha 1, además de otros aportes del circuito interconectado de la red nacional. No habría forma de compensar esa falta”, decía San Martín en la década del ‘80.
La mirada la confirma por estos años el Ministerio del Interior en su sitio web, al afirmar que “más del 50% de la energía hidroeléctrica del área nacional se produce en Neuquén y Río Negro. Se cuenta con una potencia instalada de 4.260 megawatts, en cinco centrales”.
Puntualmente “el Chocón tiene la responsabilidad de producir energía nada menos que para todo un país”, señala la empresa En el en su sitio web. “El complejo hidroeléctrico, cuenta con una capacidad instalada total de 1.328MW” y comprende también a Arroyito”, explican.
Fuente de información e imágenes fueron publicadas en Diario "Río Negro" 18 de octubre de 2017.
Y para aquellos lectores que quieran leer este cuento del Ing. Salvador San Martín hacer click en enlace.
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