El Nobel de Física fue para quienes confirmaron una predicción de Einstein.
"Un Universo
lleno de música".
Tres estadounidenses recibieron el reconocimiento por haber confirmado una predicción del autor de la Teoría de la relatividad: la existencia de ondas gravitacionales, una revolución que nos acerca al corazón del Big Bang y al origen del universo. Un siglo después de que Albert Einstein enunciara los principios de estas ondas, los astrofísicos Rainer Weiss (85 años), Barry Barish (81) y Kip Thorne (77) volvieron a "sacudir el mundo", según Göran Hansson, secretario general de la Academia de Ciencias.
Las ondas gravitacionales son el resultado de violentos
eventos galácticos, como el choque de agujeros negros o la explosión de
estrellas masivas, y pueden revelar eventos que ocurrieron millones de años
atrás. La primera detección directa de ondas gravitacionales tuvo lugar en
septiembre de 2015 en el LIGO (Observatorio de Ondas Gravitacionales por
Interferometría Láser, en español) donde trabajaban los tres laureados.
El hallazgo, divulgado en febrero de 2016, fue celebrado
como la culminación de décadas de investigación. En 1984, Thorne y Weiss
crearon el LIGO en el Instituto de Tecnología de California (Caltech), que ha
recibido 18 premios Nobel desde la creación del galardón en 1901. Barish se
unió a ellos en 1994 y ayudó a finalizar el proyecto del observatorio, donde
hoy en día colaboran más de 1000 investigadores de 20 países.
La primera observación directa de las ondas gravitacionales
fue el resultado del choque de dos agujeros negros ocurrido a unos 1300
millones de años luz de distancia. "Aunque la señal era extremadamente
débil cuando llegó a la Tierra, ya prometía una revolución en la astrofísica.
Las ondas gravitacionales son una forma completamente nueva de seguir los
eventos más violentos en el espacio y probar los límites de nuestro
conocimiento", dijo la Academia Sueca.
En una entrevista publicada en la página web de los Premios
Nobel, Thorne aseguró que este descubrimiento permitirá que los científicos vean
"un enorme número de cosas" en las próximas décadas. "Veremos
cómo chocan estrellas de neutrones, cómo se destruyen, veremos agujeros negros
destruyendo estrellas de neutrones, veremos estrellas de neutrones giratorias,
púlsares (...) Exploraremos básicamente el nacimiento del universo",
destacó.
Las ondas gravitaciones son minúsculas y casi indetectables,
ya que interactúan de forma muy débil con la materia y viajan a través del
universo a la velocidad de la luz, sin que nada las detenga.
Las ondas afectaron la dimensión de los aparatos de
detección en una diezmilésima parte del núcleo de un átomo de hidrógeno. Desde
2015 esas enigmáticas ondas han sido detectadas tres veces más: dos por el
LIGO, y una por el detector Virgo situado en el Observatorio Gravitacional
Europeo (EGO), en la ciudad italiana de Cascina.
"Einstein estaba convencido de que nunca sería posible
medirlos", afirmó el comité Nobel. "El logro del proyecto LIGO fue
utilizar un par de gigantescos interferómetros láser para medir un cambio miles
de veces menor que el núcleo de un átomo, mientras las ondas gravitacionales
atravesaban la Tierra", añadió.
Los agujeros negros no emiten luz, y sólo pueden ser
observados mediante las ondas que surgen cuando éstos chocan y fusionan de
forma violenta, ofreciendo a los científicos una manera de estudiarlos.
"Si pudiéramos oír todas las ondas y no sólo las más fuertes, el universo
entero estaría lleno de música, como pájaros gorjeando en un bosque, con más
ruido aquí y menos allá", explicó la Academia de Ciencias.
Rainer Weiss recibirá la mitad del premio de nueve millones
de coronas suecas (unos 940.000 euros, 1,1 millones de dólares), mientras que
Barry Barish y Kip Thorne se reparten en partes iguales la otra mitad. "Es
realmente maravilloso. Esto lo considero sobre todo como algo que reconoce el
trabajo de cerca de 1000 personas", declaró Weiss poco después de que se
anunciara el premio. "Nos llevó mucho tiempo (...) dos meses (...)
convencernos de que habíamos visto [algo] que venía de fuera y era realmente
una onda gravitacional", agregó.
Thorne confesó que esperaba que el hallazgo recibiera el
Nobel algún día. "No esperaba recibirlo personalmente, esperaba que lo
recibieran todos los colaboradores (...) que diseñaron, construyeron y perfeccionaron
el detector de ondas gravitacionales que hizo (posible) el
descubrimiento", declaró.
Ayer fue el turno del Premio Nobel de Medicina, atribuido a
tres genetistas especializados en el estudio del reloj biológico, y mañana se
anunciará el de Química. El jueves el de Literatura, el viernes el de la Paz y
el lunes próximo el de Economía.
Publicado en Página/12, 3 de octubre de 2017.
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