El Che inspira a los poetas.
Encumbrados escritores iberoamericanos le dedicaron sus versos al Che, como el chileno Pablo Neruda, el cubano Nicolás Guillén, el español León Felipe, los argentinos Julio Cortázar y Juan Gelman, el salvadoreño Roque Dalton y el uruguayo Mario Benedetti.
“Nadie dijo esta boca es mía./Nadie lloró en los pueblos indios./Nadie subió a los campanarios./Nadie levantó los fusiles, y cobraron la recompensa aquellos que vino a salvar el comandante asesinado”, se lamentó el Nobel chileno en “Tristeza en la muerte de un héroe”.
Y Cortázar, autor de “Rayuela”, le escribió en su poema “Che”: “No nos vimos nunca/pero no importaba,/mi hermano despierto/mientras yo dormía,/mi hermano mostrándome/detrás de la noche/su estrella elegida”.
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