Un conejo de la galera
por EMILIO J. CÁRDENAS.
El siempre vulgar presidente venezolano, Nicolás Maduro, es un hombre excepcional. Más aún, realmente notable. Pero no por su elegancia, precisamente. Pese al insípido uniforme de presidente marxista africano o de barman de hotel tres estrellas que ha adoptado. Sino porque ha conseguido, a la vez, destrozar la economía de Venezuela y sumir a su pueblo en la miseria y en la peor escasez. Hasta no hace mucho, eso parecía imposible.
Pero su capacidad real de daño es ilimitada.
La pobreza de los venezolanos es hoy tal que Nicolás Maduro les acaba de sugerir –seriamente– comer, en lugar de carne vacuna, carne de conejo.
Parece una broma de muy mal gusto. Pero no lo es. Así acaba efectivamente de ocurrir, créase o no.
Obviamente esa recomendación no alcanza a la mesa del propio Maduro, conocido por ostentoso y por una proverbial glotonería con la que alimenta su pantagruélica figura.
Cuidado. La carne de conejo, como la del reno, casi no tiene grasa. Es roja y a la vez magra, por cierto. Pero no puede ser la única consumida, porque lleva inevitablemente a la llamada “inanición cunicular”.
Esto es, a la malnutrición de quien la come por falta de los nutrientes y las proteínas que son indispensables para el ser humano.
Por ello hasta puede actuar a la manera de una verdadera arma letal. Por todo esto, los venezolanos harían bien en no seguir los irresponsables consejos de Nicolás Maduro en materia de alimentación.
Como todos los demás que salen de su boca, están equivocados. Y hacen mal.
Emilio Cárdenas ex embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
Publicado en Diario "Río NEgro", 14/10/2017.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.