El presidente de Rusia, Vladimir Putin, les está ofreciendo una hectárea de terreno gratis a todos y cada uno de sus ciudadanos. Y la única condición para quedarse permanentemente con el regalo es utilizar la tierra de forma productiva, según una ley suscrita el lunes por el mandatario publicada en La Nación.
Las tierras, sin embargo, están en una zona específica de Rusia: el Distrito Federal del Lejano Oriente, la zona más despoblada del país.
De hecho, uno de los principales objetivos de la medida es atraer población a la remota región, que incluye a las provincias de Kamchatka, Primorie, Jabárovsk, Amur, Magadán, Sajalín, Chukotka, la Región Autónoma Hebrea y la República de Sajá.
"Son territorios muy diferentes entre sí. Lo único que tienen en común es que son parte de una zona inmensa que tiene muy poca gente", le explica a BBC Mundo el periodista de BBC Rusia Jan Leder, quien creció en la capital de Primorie, Vladivostok.
"Muchos en el extranjero creen la zona que es parte de Siberia, pero está todavía más lejos que Siberia: es básicamente todo aquello que se extiende al este del lago Baikal", explica.
De hecho, la región es tan extensa -más de seis millones de kilómetros cuadrados- que por la misma pasan cuatro husos horarios. Y con distancias de más de 3.000 kilómetros entre sus extremos sur y norte, clima y paisaje también difieren notablemente.
"En el sur domina la taiga, con sus bosques inmensos, y en el norte la tundra, donde no crecen árboles en el permafrost", cuenta Leder.
Y según el ministro ruso de Desarrollo del Extremo Oriente, Aleksandr Galushka, las autoridades esperan que la iniciativa multiplique por seis la población de esa extensa y remota zona, pasando de 6,4 a 36 millones de personas.
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