Tras 129 años las tierras del faro de Río Negro ya son públicas. El símbolo más emblemático que se encuentra ubicado en El Cóndor donde nacen los acantilados, obtuvo su reconocimiento legal.
El faro Río Negro, la imagen más emblemática del estuario sobre los acantilados de la costa atlántica, obtuvo su reconocimiento legal de sus tierras.
A 129 años de su funcionamiento, recién ahora se cumplió el trámite en beneficio del Estado nacional. Estaban en manos de los propietarios de la estancia “El Cóndor” quienes decidieron concretar la cesión aun cuando es el más antiguo de los que están en servicio.
A fines de 1886, el entonces jefe de la Escuadrilla del Río Negro, Martín Rivadavia -nieto de Bernardino- fue encomendando por el gobierno nacional para realizar la obra por lo tanto pidió al gobernador del Territorio, Lorenzo Vintter, que le otorgue un terreno en las inmediaciones.
Posteriormente, el gobernador le solicitó al ministro del Interior de turno, Eduardo Wilde, que se indemnice al poseedor -en esa época- Juan Iribarne con otra propiedad en los fondos del terreno.
Sin embargo, hasta hace pocas horas atrás, la comunidad tomó conocimiento de que al parecer el expediente fue víctima de la burocracia; de acuerdo al anuncio concretado por la Legislatura rionegrina.
El vicegobernador Pedro Pesatti reveló que “nunca el Estado nacional tuvo la propiedad y merced a gestiones que llevamos adelante y a los buenos oficios de la familia Pérez Entraigas -propietaria de El Cóndor- se ha podido regularizar una situación en un sitio que hoy es un verdadero hito de la región”.
Varias acciones promovidas por el vicegobernador fueron llevadas a cabo para lograr este objetivo que finalmente se pudo concretar a 129 años de la construcción del faro, en coincidencia con el aniversario de la Revolución de Mayo, y el mismo día de la creación de la primera biblioteca pública de la Patagonia, fundada por los padres salesianos en Viedma.
La cesión comprende 24.732 metros cuadrados, y además limita con el flamante Memorial a los Héroes de Malvinas, cuya propiedad también fue donada por estos propietarios al Estado provincial.
Precisamente, cuando personal de la Legislatura tomó contacto con integrantes de la sucesión Pérez Entraigas para allanar el camino destinado a la obtención del sector para el Memorial, se enteró de que el trámite estaba pendiente.
Inmediatamente se informó de la situación al Ministerio de Defensa -del que depende el Servicio de Hidrografía Naval (SHN)- que aceptó gustosamente la cesión.
Ricardo Pérez, uno de los referentes de la familia corroboró que fue reconocida la ocupación en virtud de que hacía años que “estaba dando vueltas”. Por lo tanto, “decidimos otorgarla”, contó a DeViedma.
El faro fue librado al servicio de la navegación marítima el 25 de Mayo de 1887 en un imponente acto que presidió Vintter viajando hacia la zona el vaporcito “Limay”. El motivo de su construcción fue el de brindar apoyo a las embarcaciones estableciendo un punto geográfico de referencia para la aproximación del río y posterior arribo al puerto de Carmen de Patagones que funcionó hasta la década del ‘50.
Hasta entonces, los cargueros que retiraban “frutos del país” debían sortear la peligrosa “barra del río Negro” constituída por peligros bancos de arena. A este hito, reconocido por los marinos y los habitantes de la zona, sólo le falta ser recuperado como espacio público de visita ya que al estar bajo la órbita del SHN, existen ciertas restricciones para deambular por sus alrededores.
Hasta fines de la década del ‘70, todos los jueves a las 16 horas un “torrero” -muy amable- abría puntualmente sus puertas para que los visitantes puedan escalar los 64 peldaños, y conseguir fotografías panorámicas desde la torre para llevarse de recuerdo. En 2007 fue declarado por el parlamento rionegrino como Monumento Histórico Provincial.
Una vista panorámica
El cilindro de cemento de 16,5 metros se levanta en el comienzo del acantilado. Su torre está construida por mampostería en ladrillo y al estar emplazada sobre el acantilado, se eleva a 43,5 metros sobre el nivel del mar.
Emite una luz de color blanca a través de un aparato óptico de 79,6 bujías Violle, y con dos destellos cada 20 segundos que suelen observarse hasta 16 millas naúticas de distancia merced a su particular ubicación.
A principios de los ‘80 se cambió la fuente de alimentación en base a aceite por la energía eléctrica al crecer la demanda de potencia en el contiguo balneario El Cóndor que cuenta con más de un millar de pobladores estables.
Publicado en Diario "Río Negro", viernes 27/05/2016.
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