Es un escándalo que no apoyen al Papa. Siento que en la
Argentina siempre interpreten las cosas de un modo provincial. Hay una especie
de egocentrismo por el que uno ve el árbol, pero no el monte. Es una falta de
horizonte que realmente espanta." Son definiciones del arzobispo argentino
Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias y de
Ciencias Sociales, que vive en Roma desde 1971.
A la reunión, que tendrá lugar en la Casina Pío IV -sede de
la Academia de Ciencias Sociales-, asistirán unos 20 jueces y fiscales
argentinos, junto a un centenar de colegas de muchos países. Asistirán, entre
otros, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, y los
jueces federales Sebastián Casanello, Julián Ercolini, María Romilda Servini de
Cubría y Ariel Oscar Lijo.
"Hemos invitado a jueces de todo el mundo, como deseo
del Papa de empoderarlos para que tomen cabal conciencia de su misión frente a
los desafíos de la globalización de la indiferencia", subrayó Sánchez
Sorondo.
"Lo que es curioso es que alguien, de alguna manera
cercana al Gobierno, esté criticando al Papa por una acción en la que deberían
estar interesados todos los gobiernos, porque el Papa en definitiva está
ayudando a realizar el bien común, muy concretamente", agregó, en clara
alusión a la diputada Elisa Carrió, aliada del presidente Mauricio Macri.
-Muchos sostienen que el Papa va a recibir a jueces
argentinos el 3 y el 4 de junio como si la cumbre fuera una movida política.
¿Puede explicar de qué se trata?
-Sinceramente, siento que en la Argentina siempre las cosas
las interpretan de un modo provincial. Este encuentro es la continuación de un
programa que el Papa nos ha pedido seguir para estudiar desde la Academia las
nuevas formas de esclavitud, el trabajo forzado, la prostitución y el tráfico
de órganos. Para seguir ese programa, primero hemos hecho un encuentro de
líderes de diversas religiones, en diciembre de 2014.
-Después hubo una cumbre de alcaldes en julio de 2015...
-Sí, vinieron los alcaldes de las ciudades más importantes
del mundo, menos la de Buenos Aires, hay que decir la verdad... Invitamos al
alcalde [el jefe de gobierno era Mauricio Macri], pero no vino porque dijo que
estaba en campaña electoral. Lo sentimos mucho, porque tampoco mandaron una
delegación importante y fue una cosa un poco curiosa porque el Papa es de
Buenos Aires. Ahora hemos pensado que lo ideal era invitar a los jueces, porque
son ellos los que tienen que aplicar la ley para liberar de las nuevas formas
de esclavitud a tantas personas que sufren. Hay más de 40 millones de personas
que están, de una forma o de otra, en estas formas de esclavitud, y nos parece
que es lo más indicado que los jueces puedan trabajar aplicando las leyes que
hay, comunicando sus propias experiencias, informando sobre las mejores
prácticas y viendo si es el caso de postular nuevas leyes internacionales...
-¿Se trata de una cumbre para tratar un problema global, no
de la Argentina?
-No tiene que ver con la Argentina. Cuando se habla de 40
millones de víctimas, no decimos que estén en la Argentina, pero sabemos que en
nuestro país también hay muchos problemas. Pero no está hecho para la
Argentina. Vendrán también destacados jueces de Estados Unidos, México,
Inglaterra, Brasil...
-Carrió criticó al legislador Gustavo Vera por ser el
"operador" político del Papa porque le lleva los jueces...
-Yo diría que los problemas que ella tenga con Vera por sus
diferencias son problemas de ellos. Con nosotros, Vera siempre ha sido un
elemento de gran colaboración, ha trabajado muy bien en este campo, con mucho
coraje. No sé qué problemas tendrán ellos dos. Pero lo grave aquí es la crítica
al Papa.
-¿Por qué cree que en la Argentina se malinterpreta todo lo
que dice o hace el Papa?
-No sé si es en la Argentina. Creo que son algunas personas
en la Argentina. Al contrario, creo que en la Argentina lo quieren mucho al
Papa. Algunas personas en la Argentina no distinguen entre un arzobispo y el
Papa. Y es muy curioso que todo lo que haga lo critiquen, porque no se debe
criticar a Pedro. Y tanto menos los que se dicen católicos y de comunión
diaria. Eso es muy curioso.
-¿Y quiénes son estos algunos?
-Los que públicamente lo critican. No es difícil
individualizarlos, por lo menos alguna diputada... Que esta persona critique al
Papa, ya si es católica y de comunión diaria, es una cosa terrible, porque el
Papa es Pedro. Ahora, si además lo critica siempre, ya es ridículo porque uno
no puede criticar al Papa porque tiene gestos de misericordia que no le gustan.
Pero criticarlo al Papa por seguir el Evangelio, el programa de Cristo, de las
beatitudes, es realmente increíble. Y esto, cuando el Papa trata de erradicar
estas nuevas formas de esclavitud, la prostitución, el crimen organizado. Todos
los gobiernos deberían tener interés en esto de erradicar las nuevas formas de
esclavitud, que también es un objetivo de las Naciones Unidas.
-También causó revuelo en la Argentina la noticia de que el
Papa recibirá a Hebe de Bonafini el 27 de mayo...
-Recibirla a Hebe de Bonafini es un tema distinto, entra
dentro del Año de la Misericordia, en el que el Papa recibe a todos. Todo el
que pide es recibido. Es otra cosa, por lo que no hay por qué criticar al Papa.
Primero, no hay que criticar al Papa, sobre todo si uno es católico. Segundo,
no hay que criticarlo siempre. Y tercero, no hay que criticarlo cuando hace
cosas claramente buenas para todo el mundo. Lo curioso es no sólo que lo
critiquen, sino que no lo apoyen completamente.
-Parte de la sociedad argentina está convencida de que el
Papa es muy cercano al kirchnerismo, porque la recibió varias veces a Cristina,
y quedó enojada porque tuvo un rostro serio al recibirlo a Macri...
-Aquí hay que juzgar las cosas por los hechos. El hecho es
que el Gobierno pidió ser recibido y fue recibido. Si le puso la cara seria, o
no, habría que ver qué cosas conversó el Papa con Macri, porque eso no lo
sabemos. Son todos temas de interpretación. Los hechos no dicen que el Papa sea
cristinista, no dicen que no haya recibido al gobierno argentino. Lo que dicen,
en cambio, es que el Papa tiene una gran preocupación por clarificar el tema de
la trata de personas y de la criminalidad organizada desde que era arzobispo de
Buenos Aires. Digamos que el tema fundamental es la Justicia. Ahora ¿cómo uno
puede estar en contra de esto? ¡Es estar en contra de lo que es el Evangelio!
Realmente, es un escándalo que no apoyen al Papa. No sólo que estén en contra,
sino que no lo apoyen totalmente.
-Los polacos siempre estuvieron completamente unidos detrás
de Juan Pablo II...
-Sí. Se veía que estaba la Iglesia polaca atrás. Ahora, el
Papa argentino no es un hongo, viene de toda la Iglesia argentina y no se
entiende cómo no hay una solidaridad análoga a la que había con el papa polaco,
a la que había con el papa alemán y con los papas italianos. Es una cosa
curiosa.
-¿Por qué pasa esto?
-Aquí hay realmente provincialismo, ombliguismo, un poner el
yo y los propios problemas delante de los problemas reales del mundo... Una
especie de egocentrismo por el que uno ve el árbol, pero no ve el monte. Es una
falta de horizonte que realmente espanta.
Publicado en Diario "La Nación", domingo 22 de mayo de 2016.
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