La tercera y última entrega del extenso reportaje que el
historiador Daniel Balmaceda concedió a Perfil.com nos lleva por arduos caminos
revolucionarios. En esta nota recordamos el destino final del propio edificio
del Cabildo, de sus miembros más recordados, y de la propia Revolución la cual
no logró dictar una Independencia.
—¿Existían los paraguas en 1810 que solemos ver en los
cuadros que representaron el Cabildo abierto?
—Existían paraguas. Eran menos impermeables que los de
ahora. Se utilizaban tanto como sombrillas que como paraguas. Pero no podemos
decir que en la plaza había muchos paraguas. Era un elemento de lujo, y si hubo
el 25 de mayo, día lluvioso, habrán sido dos o tres como mucho.
—Si nos trasladamos con la imaginación a la plaza frente al
Cabildo, ¿lo veríamos igual a como es ahora?
—No, el Cabildo perdió arcos a ambos lados. Para hacerse la
avenida de mayo se le quitaron tres arcos. Luego, para hacerse Diagonal Norte
(Av. Julio Argentino Roca), se quitaron otros tres arcos. El cabildo que vemos
hoy es una restauración de 1942. Era más amplio y tiene una particularidad, por
tener cinco arcos de cada lado, dónde se hizo el cabildo abierto. No había un
salón tan grande dentro del edificio. La reunión se hizo en el balcón. El
cabildo abierto del 22 de mayo se hizo en el balcón, que se tapó por cuestiones
de frío y privacidad con tapices y algunas lonas. Es más, se tuvieron que
buscar escaños en las iglesias cercanas para poder sentar a 200 personas. Se
colocaron en el balcón.
—Algunos de los más recordados próceres revolucionarios
fueron Belgrano, Castelli, Moreno, entre otros. ¿Cómo terminaron sus días?
—Un par de los miembros de la Primera Junta ni siquiera
alcanzaron al año de la conformación, porque por ejemplo Manuel Alberti, el
sacerdote de la Junta, tuvo un paro cardíaco tras discutir en diciembre de 1810
con el Deán Funes. En marzo fue la muerte de Moreno (falleció, presuntamente
envenenado, en una embarcación camino a Europa). La Junta rápidamente se
desintegró por estas cuestiones. Luego fueron llegando los integrantes de la
Junta Grande. Se amplió el número, pero la Junta Grande no logró el objetivo de
actuar como órgano legislativo. Había series diferencias entre los
representantes. No terminó de arrancar por lo que hubo que buscar una solución
y ése fue el Triunvirato.
—Hay un largo camino entre 1810 y 1816. Tuvimos
Triunviratos, Directorios, la Asamblea de 1813, y diversos Directores Supremos.
¿Por qué se tardó tanto en declarar la Independencia de manera efectiva?
—Lo primero que había que tratar de lograr era un orden
interno y ese orden, no se conseguía. Las Provincias Unidas, o el Virreinato
del Río de la Plata, era un territorio muy amplio que ocupaba el Paraguay,
Uruguay, Alto Perú (Bolivia), era un terreno muy amplio. No se logró conformar
porque por ejemplo Paraguay no se plegó. Ya había ahí diferencias. Montevideo
estuvo en contra. Los realistas lo tomaron como un centro de contrarrevolución.
El Alto Perú fue disputado por los patriotas y los realistas en todo momento.
La gran intención fue en la Asamblea del Año XIII. Se reunió para declarar la
independencia y redactar una constitución. Y la enorme diferencia política de
los representantes hizo que no se plasmara. Recién en el año 1816, y
fundamentalmente a instancias de Belgrano y San Martín, fue que se empujó la
Declaración de la Independencia.
Publicado en Perfil, 25 de mayo de 2016.
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