Sobre el césped, cuatro columnas de humo a modo de paseo triunfal. En las gradas, una hinchada catalana volcada, dispuesta a aplaudir lo que le pusieran. Se calcula que hubo 15.000 hinchas xeneixes en el Camp Nou. Salvo por ellos y por numerosos turistas que aprovechan estos amistosos para lograr entradas de último momento, el estadio fue una sola garganta cantando el himno del Barcelona.
Un mismo grito, uniforme y entusiasta, para vivar al nuevo plantel. La Copa Joan Gamper es un rito anual para presentar al plantel. La estética habitual -los niños, los globos, las familias- sumó la menos usual que aportaron los visitantes. Hinchas "colgados" de los alto de la tribuna, revoleando las remeras. No es algo que en España ni en Europa se vea todos los días.
Publicado en Diario "La Nación", 15 de agosto de 2018.-
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