Las historias de cómo se escribieron algunas canciones a veces pueden ser más interesantes que las canciones mismas. Pero es difícil que eso suceda con la obra de María Elena Walsh , tan actual y atemporal al mismo tiempo, de melodías pegadizas y letras profundas, de una amplitud discursiva capaz de llegar a personas de distintas edades (grandes y chicos) y traspasar épocas y generaciones.
No hay una gran canción en el repertorio de María Elena sino varias grandes canciones. Ahora elegimos un par que podrían ser representantes de algunas ramificaciones temáticas y estéticas. "Manuelita la tortuga", la canción por excelencia para los chicos que también le dice cosas a los grandes, y "Como la cigarra", esa que se convirtió en un himno de causas políticas y sociales desde una abstracción universal.
Manuelita la tortuga
La canción más emblemática del cancionero infantil de María Elena Walsh fue de esas que pueden entrar de relleno en cualquier disco y, sin que los expertos de las compañías discográficas ni los propios artistas lo pronostican, se terminan convirtiendo en éxito. No es lo más frecuente, pero cada tanto pasa. Y pasó con "Manuelita la tortuga", que fue parte del último espectáculo musical que María Elena Walsh y Leda Valladares hicieron juntas, luego de una sociedad artística que duró casi una década. Doña Disparate y Bambuco era la obra que tenía a la historia de la "quelonia" viajera, entre sus canciones. Y, aunque allí también estaba "El Twist del Mono Liso", Manuelita se convirtió en la más popular. Y lo sigue siendo, desde 1963 hasta la actualidad.
Como en la mayoría de las composiciones de María Elena, hay un mensaje (o varios) que corre por detrás de la literalidad de sus versos. La vida de la tortuga no es la excepción. La tenacidad por alcanzar algo, más allá de que pueda ser efímero, como la recuperación de una juventud perdida, es lo que subyace en el relato.
Como la cigarra
Es una de las canciones poéticamente más bellas y profundas que se escribieron en la música popular durante el siglo XX. "Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal; porque me mató tan mal, y seguí cantando." Sólo ella pudo escribir con tanta elegancia una frase como "me mató tan mal". Se escuchó en tantas voces diferentes: por la autora, por Mercedes Sosa en una versión canónica, por el Cuarteto Zupay, César Isella y Víctor Heredia, y por muchos otros.
La canción habla de nuevos comienzos, de sobrevidas o resurrecciones. Es el resultado de una Maria Elena que floreció en la canción urbana, entre finales de los sesenta y finales de los setenta.
En 1968 decía a la revista Gente: "En el mundo actual, interesado en el consumo, en la competencia y la mecanización, escribir poemas es rebelión. Estoy horrorizada al comprobar que todos los prototipos o héroes modernos elegidos por la juventud son personajes violentos, llenos de odio y prepotencia. Muchos pensamos que hay que cambiar el mundo, pero en cuanto al método estoy sola. Todos piensan usar la metralleta. La gente parece haber olvidado que no hace mucho existió Gandhi."
"Como la cigarra" se conoció en 1973, pero trascendió a su época. Porque esas palabras de resurrección personal se transformaron en un clamor social. La vuelta a la democracia en 1983 la tuvo como una de sus canciones de referencia. En realidad, lo fue para toda una generación.
Sergio Pujol, que escribió una biografía de María Elena, dijo en torno a esta canción y su contexto: "«La Cigarra» salió para siempre del frío invernal y desde entonces permaneció cantando entre los argentinos".
Incluso interpeló, al alcanzar el estatus de clásico de la música popular argentina, la vida de una mujer que nunca volvió sobre el camino transitado. María Elena no clausuró etapas de su vida. Sin embargo, eligió no volver sobres sus pasos (su decisión, en 1978, de dejar de actuar en vivo fue irrevocable; no tuvo vuelta atrás). Siempre fue en busca de un nuevo sendero. La novel poetiza le dio paso a la folklorista; la folklorista a la compositora de textos y canciones para niños, y ésta última a la que se enfocó en una canción orientada al público adulto, con al menos tres discos; Como la cigarra, El buen modo y De puño y letra.
"Como la cigarra" tiene a todas las Walsh juntas. Si se descompone la música se llega a la base de un ritmo folklórico del litoral argentino, que es el rasguido doble, o a un ritmo pampeano, la milonga. Si se piensa en que en la canción infantil de esta autora hubo monos, polillas, tortugas y otros animales parece lógico que la comparación con la vida de un artista que renace fuera hecha a partir del ciclo biológico de una cigarra. Por otro lado, las palabras son de esa creadora que se habla a sí misma, una persona adulta, de 43 años, en un momento de su vida donde la canción tiene un correlato con el sentir de muchos de su generación. "Como la cigarra" nació en la Argentina convulsionada de principios de la década del setenta y se convirtió en un himno con la vuelta de la Democracia.
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