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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, julio 31, 2022

Temerario ataque contra el Jockey Club.

 

Temerario ataque contra el Jockey Club.

"Qué falta de respeto, qué atropello a la razón, cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón..." (Enrique Santos Discépolo).

Autor: Rodolfo Oscar Enrique Gallo del Castillo.

El 15 de abril de 1953 fue uno de los días más tristes de la historia política e institucional argentina.  Ese día, unas hordas procedentes de Plaza de Mayo redujeron a escombros uno de los más bellos y adornados palacios de la Nación Argentina: la opulenta sede social del Jockey Club de Buenos Aires, uno de los más importantes de Amèrica y, sin duda, uno de los más bellos del mundo.

Ante la pasividad de las autoridades nacionales, y la nula presencia policial, la turba extraviada y vengativa incendió la espectacular propiedad de Florida 571, con todo lo que tenía adentro, incluída su exquisita y cuidada pinacoteca, gobelinos valiosos, muebles finísimos, boisseries de ensueño, arañas del más fino cristal, vajilla, cristalería, cubertería, cortinados de terciopelo y de seda, y muchísimos libros valiosos, parte de una notable biblioteca y hemeroteca.  Pedanas, panoplias armaduras, bajorrelieves, vitraux, làmparas inglesas, jarrones finos, vastos tesoros artísticos perdidos irremisiblemente por la acción destructora de esos vándalos ocasionales, ciegos e inescrupulosos.

Como las víctimas siempre son los culpables de todo, el club fue cerrado, sus bienes expropiados por el Estado, y sus socios despojados de aquel Palacio Perdido, como lo llamó Roberto Müller, su más ferviente historiador. También le fue quitada la administración del Hipódromo de Palermo, y la propiedad de su propio Hipódromo, en San Isidro. "Mortos civiles" todos los socios, a cualquier efecto.

Caída la Tiranía Peronista, luego de años de duro bregar, el Jockey Club logró reponerse de esa pérdida, recuperó su Hipódromo en San Isidro, más las instalaciones colindantes,  y actualmente luce con orgullo su sede social de Avenida Alvear 1345, con salida también por la calle Cerrito donde, asimismo, están la entrada y salida de su cómodo garage.

Un detalle curioso, el espléndido Palacio del Club fue incendiado y destruido el 15 de abril de 1953, exactamente 71 años después de su fundación por Don Carlos Pellegrini, concretada también un 15 de abril, pero de 1882.

OTRO GOLPE.

Y, créase o no, casi 70 años después del incendio y destrucción del Palacio Perdido, la bellísima sede social reducida a escombros, el Jockey Club acaba de experimentar, el 24 de junio de 2022 un feroz ataque institucional por parte de la Inspección General de Justicia, conducida en forma asaz brutal y temeraria  por parte del señor Ricardo Augusto Nissen.

Desde el incendio de sus magníficas instalaciones sociales, en 1953, que el Club no era sometido a semejantes peligros institucionales, capaces de alterar completamente su funcionamiento como club señero, en América y en el resto del mundo, como ejemplo probado de comportamiento caballeresco y de excelencia, a través de sus 140 años de existencia.

Sobre la base de argumentos completamente falaces, sobre una supuesta discriminación contra el sexo femenino, el organismo conducido por el señor Nissen pretende, nada menos, que el Jockey Club incorpore socias mujeres en la categoría de miembros plenos, con derecho a voto y con inclusión en la Comisión Directiva.  Una demasía inaceptable, de cumplimiento inconstitucional y absolutamente oneroso.

Lo que debería aprender el señor Nissen es que los clubes son parte importante del patrimonio cultural de los pueblos. Se conforman a través de generaciones de socios, cuyos usos y costumbres se adoptan de padres a hijos, nietos, bisnietos, tataranietos y así sucesivamente. Ese corpus de usos y costumbres no es de fácil cambio, y muchísimo menos en clubes atados a valores y tradiciones muy caras a su paladar y estilo de vida.  Además, en cada país hay cientos, o miles de clubes, de todo tipo y para todos los gustos.

Todos deben ser defendidos y protegidos: desde los fortines salteños cuya misión es preservar el culto al general  Martín Miguel de Güemes y el uso de las tradiciones más caras para los salteños, incluido el uso de los guardamontes en las cabalgaduras y el uso del poncho colorado sangre de toro con lista negra en homenaje al general gaucho.

En los desfiles ante el Monumento al Héroe, todos los 17 de junio, las autoridades de cada Fortín discriminan y apartan a todos cuantos se apartan de la ortodoxia de esa equitación de homenaje.  Todo club descansa en una elección. Si se la quiere llamar discriminación, no hay porqué tenerle miedo a las palabras.  Pero se las debe usar como corresponde y cuando corresponda.

El famoso Forex Club, con su famoso lema: "Cambista una vez, cambista para siempre", discrimina a todos cuantos no son cambistas. Los clubes universitarios, incluído el Club Universitario de Buenos Aires (con su hermosa combinación de colores celeste y negro) discrimina a todos cuantos jamás han pisado los claustros universitarios. Y no por eso la Inspección General de Justicia liderada por el señor Nissen los va a obligar a que acepten socios con solamente primaria completa.  

Es un club que nació con una impronta muy británica, en 1929, aproximadamente y, especialmente en sus instalaciones de la calle Viamonte al 1500, funcionó como un "gentleman's club", con una impronta notoriamente británica.  Y con la amabilidad típica de los clubes de hombres: "Trata a los otros consocios, como si fueran un amigo afectuoso", rezaba en su entrada.

Los socios que frecuentaban la sede de Viamonte: boxeadores, esgrimistas, pelotaris, jugadores de squash, asiduos a la natación, el buceo, el solarium, no tenían ningún entusiasmo por las sedes de Palermo, o Villa de Mayo (salvo los rugbiers, que jugaban allí).

Luego, el gran desarrollo de la sede de Fátima fue dando cada vez mayor peso a la mujer en el CUBA y terminaron votando la posibilidad de incorporar a las mujeres como socias activas,  pero eso lo decidieron los socios, no la Inspección General de Justicia.  Y el caso del CUBA no puede ser tomado como un Lecho de Procusto, para igualar a todos los clubes con el mismo modelo, supuestamente superior.

Pero lo superior, en cualquier país, consiste en respetar la diversidad y no meterse en dibujos, como decía Sancho Panza, de muy dudosa legalidad, por no decir ninguna.

CIEN MIL CLUBES.

Para quienes los clubes masculinos son más agradables y tienen mejor tono social, Buenos Aires ofrece el Squash Club, el Círculo de Armas y el Jockey Club de Buenos Aires (y San Isidro). Para quienes dan un gran peso a la familia, están el CUBA, el Náutico San Isidro, y mil clubes más, de tenis, con sus dos estrellas, el Buenos Aires Lawn Tennis Club y el Tenis Club Argentino, y cien más; de golf, los de comunidades, como el Círcolo Italiano, y cien clubes italianos más.  

En fin, la oferta de clubes es tan variada y completa en la Argentina, que resulta inadmisible la pretensión del señor Nissen por obligar al Jockey Club a incorporar socias activas.

Para comenzar, las únicas socias adherentes femeninas admitidas en este Club son las mujeres e hijas de socios.  No existe ninguna otra posibilidad, por muchas razones.  Una de las más importantes es que el objeto institucional del Jockey Club es desarrollar y alentar la producción de caballos sangre pura de carrera.

En esta materia, la Argentina es el tercer productor mundial de estos caballos de carrera, atrás solamente de los Estados Unidos y de Australia.  El Jockey tiene el mejor laboratorio antidoping de toda Sudamérica, en un nivel casi tan alto como los mejores del mundo y está a las puertas de conseguir su homologación internacional.

La Administración del Hipódromo de San Isidro también consume muchísima energía a los socios del Jockey Club, porque organiza unas 180 reuniones hípicas por año. El Stud Book es otra importante responsabilidad del Club, pues visita y revisa todos los haras anotados en la República Argentina, de enero a abril, todo a costa del Jockey Club. El control de las líneas de sangre de los caballos pura sangre de carrera argentinos también son un ejemplo para toda Sudamérica.

El Jockey Club sostiene una actividad cara, a través de socios que trabajan ad honorem, y mediante cuotas sociales altas para los miembros activos plenos. Ni hablar de las cuotas de ingreso. Además, la modalidad del Club es que solamente se puedan asociar a conyuges e hijas de socios.

EL RESTO DEL MUNDO.

Si el hecho de no tener socias mujeres fuera una muestra de patriarcado irredento. misoginia, machismo, arcaísmo, como sostiene la falaz argumentación esgrimida por el señor Nissen en la resolución con la cual pretende embretar al Jockey Club, no existiría ningún otro club donde estuviera prohibido asociar mujeres.  Pero ocurre exactamente lo contrario.  

Como la mayoría de los países cuida sus clubes, porque son parte esencial de su patrimonio cultural, los respeta en sus modalidades preferidas por cada institución.  Y da la casualidad, o mejor dicho, la causalidad, de que los clubes más prestigiosos, en cantidad de capitales del mundo, "no admiten mujeres como socias".  

Y nadie pone el grito en el cielo, simplemente porque las mujeres no tienen interés en ingresar en clubes que no las admiten. "Con su pan se lo coman" dirán ellas, con toda razón. Una pequeña lista puede servir de ejemplo para la Inspección General de Justicia argentina.

En Roma, el "Circolo de la Caccia" es un club de solamente 700 socios varones, entre los cuales están el Príncipe de Gales, el ex Rey Juan Carlos de Borbón, el Rey Alberto II de Mónaco, el ex Rey Constantino de Grecia, junto con otros nobles y aristócratas italianos y europeos.

En Estocolmo funciona La Sociedad, fundado el 1ª de diciembre de 1800, un club de caballeros donde son miembros honorarios el Rey Gustavo XVI de Suecia y su hijo, el Príncipe Heredero. Tampoco admiten mujeres.

En Madrid, funciona La Real Gran Peña, y también el Nuevo Club, de estilo británico y sin socias mujeres. En Bilbao funciona la Sociedad Bilbaína, el club más prestigioso de todo el Norte de España, donde tampoco hay socias mujeres.

Lo mismo ocurre con el mejor club de Nueva York, el más prestigioso de todos, el Knickerbocker, fundado en el Siglo XIX, muy exclusivo, también sin socias femeninas.

Por último, el Jockey Club de París, que sirvió de inspiración a Carlos Pellegrini en 1882 y que, hasta la fecha, tampoco admite socias mujeres.

Que se sepa, ni Suecia, ni Italia, ni España, ni Francia, ni los Estados Unidos, ni Inglaterra, donde funciona más de una docena de gentlemen's clubs sin mujeres a la vista, entre ellos los cuatro más famosos y prestigiosos de la historia de Inglaterra, con socios como David Niven, Ian Fleming, Harold McMillan, y otros grandes nombres, se han caracterizado por discriminar a las mujeres, en ningún sentido.

Por lo tanto, la equivocada, en este caso, y de aquí a la China, es la Inspección General de Justicia argentina, liderada por el señor Ricardo Augusto Nissen, fundando discriminaciones donde no existen. Un dislate jurídico atroz, porque supone la destrucción del mejor club social de la Argentina, construído durante ciento cuarenta años, a través de, por lo menos, cuatro generaciones completas.

Se calcula que la actividad hípica, a través de los caballos sangre pura de carrera supone, por los menos,  80.000 puestos de trabajo. Y de toda esta industria, el Jockey Club es el alma y el corazón, a través de su Hipódromo de San Isidro, su Hospital Equino, su Escuela de Jockeys y Aprendices, Escuela de Herradores, el Stud Book y mil prestaciones afines más.

Por Rodolfo Oscar Enrique Gallo del Castillo.

PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/518882-Temerario-ataque-contra-el-Jockey-Club.note.aspx

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