Trabajan 9 personas y cobran $35 mil. La empresa dice que no puede vender el agua. "Desaparecieron, no atienden el teléfono", dijo el jefe del pueblito neuquino.
Santo Tomás, el pueblo neuquino de 450 habitantes, que es un páramo de pureza por una vertiente de agua, está viviendo una desidia. La planta embotelladora de agua que había comenzado a funcionar en el poblado –y que cambió de dueños hace un tiempo- está cerrada y sus nueve empleados cobran el 50% del salario.
Vicente López, presidente de la Comisión de Fomento de este alejado pueblito neuquino, parece derrotado. “Estoy buscando desesperado que la gente pueda trabajar en el sector privado. La planta no está funcionando. Los nuevos dueños desaparecieron, no atienden el teléfono y la gente está cobrando 35 mil pesos”, contó a LMNeuquén, en un tono que denotó la angustia que se vive en Santo Tomás.
La historia de la embotelladora pareciera que está maldita y habla de que pese al cambio de dueños nunca pudo funcionar. Antes de 2019 pertenecía a una compañía del grupo Interlagos y luego fue vendida a la empresa Gama Austral SA. Funcionó dos meses, pero cerró sus puertas.
El gobierno provincial le cedió el derecho de explotación de una vertiente natural de agua que hay en el poblado ubicado de 230 kilómetros de Neuquén capital, pero la planta nunca pudo funcionar de manera continua pese a las inversiones.
Ahora, según los trascendidos, los empresarios pedirían unos 8 millones de dólares por la planta, debido que a no quieren seguir con la actividad. Mientras tanto, en un pueblo donde casi no hay trabajo más que el estatal, en la administración pública, los organismos como Salud o el EPEN, la noticia es como un balde de agua fría.
“Ellos dicen que no pueden comercializar el agua, que tiene problemas, solo pudieron vender algo en algunos supermercados, pero les fue difícil hacer conocer la marca”, dijo López, quien agregó que ya no pueden hacer nada porque la compañía es cien por ciento de capitales privados.
La planta está paralizada. En su mejor momento empleada a 17 personas, incluso en el verano pudo funcionar con poco más de 20. Pero hoy solo hay 9 empleados que cobra, cerca de 35 mil pesos, “una miseria”, para la inflación y la crisis que se vive en estos días en Argentina.
“Le faltaban que las vertientes de agua estén a nombre de ellos y pudimos destrabar ese trámite con la ayuda de Brillo (José, presidente de la Agencia de Inversiones de Neuquén) porque al ser un recurso natural interviene muchos organismo del estado”, indicó.
Por ahora, el pueblo tiene un páramo laboral que comenzó a desplegarse este año con la exportación de truchas desde Piedra del Águila, por parte de la concesionaria Idris Patagonia, que tiene el objetivo de producir 2 mil toneladas de truchas frescas del río Limay.
Ese proyecto incluyó al poblado de Santo Tomás, con la instalación del centro cuarentenario para las ovas que se importan de Dinamarca y Estados Unidos. Ahí, de acuerdo a lo informado por el presidente de la Comisión de Fomento, trabajan unas 10 personas.
PUBLICADO EN LA MAÑANA DEL NEUQUÉN.
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