El boxeador y el general por Juan Luis Gallardo.

 

El boxeador y el general.

En alguna ocasión, al boxeador Oscar Bonavena le fue presentado el General Alejandro Agustín Lanusse. Y Ringo, con la desfachatez que lo caracterizaba, estrechándole la mano dijo: "Dos potencias se saludan. Si nos pusiéramos de acuerdo, con mi inteligencia y con su pinta ¿adónde llegaríamos?''.

Lanusse, el Cano Lanusse, era primo segundo de mi padre. Lo cual no ha sido obstáculo para que yo no le guarde mayor simpatía, por varias razones, a saber: por haberse contado entre los que derrocaron al general Lonardi, el caballeresco artillero que encabezó la llamada Revolución Libertadora; por haber contribuido a la caída del general Onganía, el mejor gobernante que tuvimos los argentinos en los últimos tiempos, demorando la intervención del Tercer cuerpo de Ejército cuando El Cordobazo; por haber aceptado que Inglaterra laudara en el conflicto por el Beagle; y por haber contado en su gabinete con Fracisco Manrique, que no era santo de mi devoción.

En cuanto a Bonavena, fue un individuo pagado de sí mismo, que murió trágicamente a las puertas de un prostíbulo en los Estados Unidos. Fue buen boxeador, superando el inconveniente de tener los pies planos.

Cierta vez, integrando un panel, con un sacerdote entre los que dirigían el debate, éste, para dejarlo bien a Ringo, le preguntó qué era una medalla que Bonavena llevaba al cuello, pensando que sería una imagen religiosa. Pero el púgil le contestó que se trataba de la efigie de un boxeador. Para arreglar la cosa, el cura le preguntó si alguna vez se había apiadado de su rival, cuando el mismo quedaba en malas condiciones. Ringo contestó que sí. El sacerdote le preguntó entonces por el motivo de su compasión. Y Oscar contestó: Porque pensé que alguna vez podía ser yo el que me encontrara en esa situación. Nueva plancha del cura.­

Para reconocer algún mérito a Bonavena, cabe destacar el coraje con que enfrentó a Cassius Clay, al cual tuvo al borde del nocaut.

Pese a que yo era asiduo al ring side del Luna Park, no llegué a verlo pelear. Aunque sí presencié las peleas de otros grandes como Goyo Peralta, Alfonso Senatore La Cruz y el Negro Luis Federico Thomson.

Fue en ese mismo ring side donde Eva Duarte logró sentarse junto al entonces coronel Perón, para inciar una relación que pasaría a los anales de la Historia.­

PUBLICADO EN DIARIO LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/517779-El-boxeador-y-el-general.note.aspx