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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, septiembre 04, 2022

El papel de los sindicatos durante la dictadura militar.

El papel de los sindicatos durante la dictadura militar.

Si bien la excusa del golpe del 24 de marzo, fue combatir a la guerrilla, a los pocos días va a quedar claro que el objetivo era imponer el modelo económico liberal,  y como condición necesaria, debilitar al movimiento obrero organizado. 

Por Aldo Duzdevich.
Si uno revisa la tapa de los diarios de los primeros meses de la dictadura de 1976, va a encontrar junto a los titulares de “extremistas abatidos”, otros como “suspenden derecho a huelga”, “intervienen sindicatos”, “fijan pautas para reformar la legislación de trabajo”.
Jorge Rafael Videla, en el Documento de Trabajo sobre las Bases Políticas para la Reorganización Nacional, expone : “Deben dictarse las leyes fundamentales de Asociaciones Gremiales de Trabajadores (...) Es necesario quitar a estos organismos el poderío económico que proviene de la acumulación de riqueza,dado que, cuando este se agrega a la fuerza gremial, corrompe la función de sus dirigentes e instituye poderío político”
El 1 de abril de 1976 la primera resolución adoptada por el nuevo ministro de Trabajo, Horacio Tomás Liendo, consistió en la intervención de 12 importantes organizaciones sindicales: Federación de Obreros Telefónicos, Unión Obrera Metalúrgica, Unión Obrera de la Construcción, Federación Argentina de Trabajadores de Prensa, Sindicato de Petroleros del Estado, Asociación Obrera Textil, Federación de la Industria de la Carne, Federación de Vendedores de Diarios, Federación de Estibadores Portuarios, Sindicato de Mecánicos y Afines, Sindicato de Trabajadores de Talleres y Astilleros Navales, Sindicato de Empleados y Obreros Petroquímicos de Rosario.

Una serie de normas establecieron el congelamiento de la actividad gremial. Llamativamente tres leyes fueron sancionadas por decreto el mismo dia del golpe, lo que habla de una planificación detallada de las medidas contra el movimiento obrero: la Ley 21.261 que suspendió el derecho de huelga; la Ley 21.263 que eliminó el fuero sindical y la Ley 21.259 del 24 de marzo de 1976, que reimplantó la Ley de Residencia, en virtud de la cual todo extranjero sospechoso de atentar contra la “seguridad nacional” podía ser deportado; las tres con fecha 24 de marzo de 1976.

Mas tarde se sancionaron : La Ley 21.356 de julio de 1976 , que prohibió la actividad gremial, es decir asambleas, reuniones, congresos y elecciones, facultando al Ministerio de Trabajo a intervenir y reemplazar dirigentes dentro de los establecimientos fabriles. La Ley 21.400 del 9 de septiembre de 1976, denominada de “Seguridad industrial”, que prohibió cualquier medida concertada de acción directa, trabajo a desgano, baja de la producción, estableciendo penas de hasta diez años de prisión. La Ley Sindical 22.105 sancionada el 15 de noviembre de 1979, derogó la de Asociaciones Profesionales 20.615 dictada por el gobierno constitucional previo, y terminó por legalizar la intervención extrema del estado dictatorial, socavando las bases institucionales y financieras del poder sindical.

El comunicado N 58 de la Junta Militar dispuso la intervención de la CGT. Luego se designó un interventor militar que ocupó la sede central de la CGT. Ese cargo fue renovado periódicamente, nombrándose a otros jefes del Ejército para cubrirlo.

La “Operacion Bolsa”.

Según le cuenta Videla a Reato: “la “Operacion Bolsa” consistía en una lista con el detalle de domicilios y demás datos de una equis cantidad de personajes que tenían cierto prestigio, una cierta ascendencia, como para generar reacciones contra nosotros . Al final no paso nada. Eran unas cuatrocientas personas que fueron enviadas al barco 33 Orientales hasta junio (…) luego unas treinta fueron enviadas a la prisión de Magdalena. Fue un golpe incruento (sic) no se disparó un tiro. Nosotros pensábamos en la posibilidad de una reacción, sobre todo del gremialismo mas ortodoxo, mas peronista, pero no paso nada, tal vez por la eficacia de esta Operación Bolsa.”

La primer detenida en la “Operación Bolsa” fue la Presidenta Isabel Peron, que pasó cinco años presa. También cayeron entre otros: el Secretario de Prensa de la Presidencia Osvaldo Papaleo, los gobernadores Carlos Menem, Deolindo Felipe Bittel, los ministros Jose Alberto Deheza, Pedro Arrighi y Miguel Unamuno; Antonio Cafiero, Guido Di Tella, Norma López Rega, Raúl Lastiri, Rafael Cichello, Juan Labaké, Adolfo Phillipeaux, los sindicalistas Lorenzo Miguel, Diego Ibáñez, Jorge Triacca, , Rogelio Papagno, Pedro D’Attoli, Lesio Romero, entre otros.

Según el informe de la CONADEP sobre detenidos a disposición del Poder Ejecutivo (PEN) en los primeros nueve meses de 1976 se detuvieron 3485 personas; y en 1977 otras 1264 más.

En realidad fueron unos 4000 los detenidos “en blanco” los meses posteriores al golpe. Aunque probablemente la noche del 24 la cifra haya sido cercana a lo que dijo Videla. En todas las provincias detuvieron un grupo de funcionarios, legisladores y sindicalistas peronistas.

Dentro de estos 4000 detenidos hubo una cantidad importante de sindicalistas que fueron encarcelando por distintas causas, muchos acusados de tenencia de armas y otros de actos de corrupción.

Detenidos desaparecidos.

Tanto los dirigentes como los trabajadores afiliados a las corrientes mas combativas del sindicalismo fueron uno de los blancos de la represión dictatorial, en su mayoría fueron encarcelados, desaparecidos, o condenados al exilio externo o interno.

Según el informe conjunto del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, la Secretaría de Derechos Humanos, el CELS y la FLACSO : “Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad: represión a trabajadores durante el terrorismo de Estado” (2015). En el cual se analizaron a las 25 principales empresas involucradas en secuestros, torturas y desapariciones. Están probados 354 casos de personas desaparecidas y 65 asesinadas. La mayoría de ellos miembros de las comisiones internas fabriles. Muchos delegados obreros, tenían la doble condición de militantes en partidos de izquierda, o en alguna organización armada. Los casos de secuestros y desapariciones en las fabricas, tuvieron por objetivo un efecto disciplinador a través del terror .

Distintas líneas en la CGT.

En el sindicalismo tradicional, nucleado en la CGT y 62 Organizaciones Peronistas, que constituían la base de apoyo del gobierno peronista, hubo dos lineas de acción . Por un lado, un sector de dirigentes que cultivaron una relación de cercanía con la dictadura, y por otro, líderes moderados cuya posición se fue radicalizando. Aunque no fueron bloques homogéneos, porque a veces, acercamiento o confrontación, eran parte de una misma estrategia. Y en algún momento dirigentes participacionistas pasaban a confrontativos y a la inversa.

Esto también hay que ponerlo en contexto político del periodo anterior al 24 marzo del 1976, dentro y fuera de la actividad sindical. En el marco estrictamente sindical en periodo 73-76 hubo dos corrientes: la mayoritaria de los sindicatos mas fuertes alineados con el gobierno peronista, y otra de sectores de izquierda en algunas seccionales, enfrentados a las políticas del gobierno.


Y en el plano político, la guerrilla había caracterizado como enemigo a la llamada “burocracia sindical” y sus dirigentes eran blanco de atentados, al igual que empresarios y militares. Y, no en pocos casos, algunos sectores sindicales usaron la violencia al margen de la ley, contra quienes calificaban como sus enemigos. Esta situación creó una zona gris, donde sindicalistas y militares se mostraban como aliados.

Un caso paradigmático de este vinculo, es el de Oscar Smith, dirigente de Luz y Fuerza, quien a fin de 1975, impulsó la realización de un homenaje de la CGT a los caídos en la “lucha contra la subversión”, colocando una placa en el patio de armas del Comando en Jefe del Ejército. Y un año mas tarde, por dirigir un conflicto de su gremio, en febrero de 1977, fue secuestrado y desaparecido.

El sindicalismo frente a la dictadura,

Hay poco escrito sobre el papel de resistencia a la dictadura del movimiento obrero organizado. Uno de los trabajos mas interesantes pertenece al jesuita Jacinto Luzzi, un protegido de Jorge Bergoglio . Lleva por titulo “El Sindicalismo Argentino hace camino al andar” . Lo firma el R.P. Jacinto Luzzi, S.J., director del Centro de Promoción Sindical del CIAS, y los dirigentes sindicales Víctor De Gennaro (estatales) y Fernando Galmarini (prensa).

Voy a reproducir parte de ese informe, porque tiene la virtud de haber sido escrito por protagonistas de la lucha sindical y todavía en dictadura en el año 1981.

“Desensillar hasta que aclare”,

“ Los sucesos del 24 de marzo de 1976 no son el factor desencadenante. La crisis ya se venía gestando. Marzo del 76 corona simplemente un proceso de desgaste, en el que elementos endógenos y exógenos al movimiento obrero organizado, van minando su capacidad de reacción sana y equilibrada. Esa fecha marca el comienzo de una seguidilla de vicisitudes que afectan profundamente al movimiento de los trabajadores. A partir de entonces, nuevos y drásticos embates arrinconan peligrosamente contra las cuerdas de la crisis al sindicalismo argentino. Hablamos de "crisis" del sindicalismo, no de meras dificultades o trabas coyunturales, por más severas que se las considere. No se trata sólo de una tormenta de verano. La situación es más grave. Hay oscuridad, no se ve claro, todo está cuestionado y se vive con la sensación de que el piso se mueve bajo los pies.” “La misma organización sindical, que tendría que "vencer al tiempo" , se desarticula y derrumba. Es el momento de "desensillar hasta que aclare" , pero mientras, no vender el caballo.”

“En 1974, la clase trabajadora había quedado huérfana de conducción. Con el golpe militar del 76, se ve además frustrada en sus aspiraciones. Aunque tiene en su haber una larga trayectoria de lucha, se repliega y no enfrenta al nuevo gobierno. No quiere ser pan comido ni entregarse en bandeja. En 1955 había pagado tributo con la sangre de muchos compañeros al salir a pelear a la calle, sabiendo que perdía. En 1973 había visto a los compañeros chilenos sacrificarse inútilmente desafiando al régimen. Algo similar había acontecido en Uruguay. Gracias a esa experiencia, marzo del 76 encuentra mayor madurez en la clase trabajadora. De allí la actitud de replegarse porque no existen condiciones políticas que permitan la confrontación con el gobierno, ni vale la pena "regalarse" en un enfrentamiento con las fuerzas armadas.”

“Esa actitud surge de la correcta evaluación de las relaciones de fuerza, y de la falta de una conducción en la que los trabajadores confiaran plenamente. No es el temor el que inspira ese repliegue de los trabajadores. Los movimientos de fuerza de fines del 76 y la reafiliación sindical de principios del 77, confirmarán nuestra interpretación.”

“En su ataque al movimiento obrero, el gobierno militar no comete ahora los errores de 1955, cuando se intervinieron todos los sindicatos. Esta vez, además de la CGT, se intervienen sólo los principales, como UOM, SMATA, Textiles y UOCRA, del sector privado; y Ferroviarios, Luz y Fuerza, Vialidad Nacional y SUPE, del sector estatal. Al parecer, con estas intervenciones se pretende coartar a los sindicatos del sector privado e impedirles toda defensa eficaz del gobierno anterior.”

“Con respecto a los gremios estatales, se busca quebrar su capacidad de respuesta a la política que va a implementarse. So pretexto de subsidiariedad, se proyecta la privatización de las empresas estatales y la desarticulación de las experiencias participativas de sus sindicatos.”

“En el marco de esta política del nuevo gobierno, gran número de asociaciones profesionales queda en manos de los dirigentes elegidos antes del 24 de marzo, a saber, aquellos que podrían ser rápidamente sometidos, en caso de protesta, por pender sobre ellos la espada de Damocles de la intervención militar. Esto se hace más evidente un año después, cuando comienzan a caducar los mandatos eleccionarios. El Ministerio se transforma entonces en el instrumento que otorga legalidad a los dirigentes, prorrogando o no cada mandato.”

“Con esto, logra el gobierno evitar que se unifique la oposición de los trabajadores a su política. Conserva en sus manos, además de la prórroga arbitraria de los cargos directivos, la posibilidad de intervenir a los otros sindicatos cuando la coyuntura lo requiera.”

“Fomenta así la polarización de las dos actitudes básicas de los dirigentes, forzándolos a negociar para "salvar las organizaciones" . 0 para "cuidar los muebles" , como se decía del gobierno de Petain bajo la ocupación nazi. El repliegue frente al gobierno militar, no significa que la clase trabajadora haya perdido su espíritu combativo. Estad prohibidas las actividades sindicales salvo las meramente administrativas.”

“Las huelgas y otras medidas de acción directa son equiparadas a las prácticas subversivas porque perjudican la producción nacional. A pesar de todo ello y de la ley de prescindibilidad, de las detenciones y desapariciones, ya en el último cuatrimestre del 76 se producen paros en diversos sectores laborales, especialmente de los estatales. Trabas en el funcionamiento de las empresas, trabajo a desgano y huelgas se suceden en Luz y Fuerza, Ferrocarriles, Vialidad, etcétera.”

“Por el Decreto 385, de febrero del 77, el Gobierno busca debilitar las organizaciones de los trabajadores, privándolas de los aportes de los no afiliados y exigiendo la reafiliación para continuar en los sindicatos. Es decir, pretende dejarlos sin plata y sin gente. En cuanto a dejarlos sin plata, el pretexto subyacente es que no se puede imponer contribuciones a los no afiliados, olvidando que éstos también se benefician de las conquistas logradas por el sindicato. En cuanto a dejarlos sin gente, la presión y los temores del momento se añaden a la convicción de que los dirigentes obreros son una camarilla sin respaldo real.”

“Una reafiliación poco numerosa mostraría su escasa representatividad. Sin embargo, los trabajadores se reafilian masivamente. Más aún, en algunos sectores aumenta el porcentaje de afiliados. Esto demuestra claramente que la clase trabajadora, a pesar de la represión y los inconvenientes, legitima, no tanto a los dirigentes cuanto a los sindicatos mismos, como instrumentos válidos para la defensa de sus intereses. Expresan además con ello una protesta contra la ilegalidad a que están sometidos. Vemos en esto un síntoma de la madurez de conciencia social alcanzada por los trabajadores. Si el repliegue ante el nuevo gobierno denotaba de algún modo la actitud negociadora, los conflictos de fines del 76 y la reafiliación sindical a comienzos del 77 señalan la actitud de enfrentamiento.”

Hasta aquí parte del documento “El Sindicalismo Argentino hace camino al andar”. En las próximas notas seguiremos analizando el papel del movimiento obrero organizado durante la dictadura 76-83. El documento completo puede bajarse en la Biblioteca Digital de los Trabajadores de la República Argentina.

ALDO DUZDEVICH (*) El columnista es autor de “Salvados por Francisco” y “La Lealtad- Los Montoneros que se quedaron con Peron”.


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