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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, marzo 30, 2025

30 de marzo de 1793: nacimiento del Brigadier General Juan Manuel de Rosas, gobernador bonaerense, jefe de la Confederación Argentina


 
Al consolidador de la soberanía nacional.

Por JORGE MARTÍN FLORES.

“Hay que estar vacunados contra la enfermedad política que se llama Revolución, cuyo término es siempre la descomposición del cuerpo social”, dijo Juan Manuel de Rosas a Josefa Gómez, el 5 de agosto de 1868.

“Cómo argentino me llena de un verdadero orgullo, al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos, efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en qué pocos estados se habrán hallado. Por tantos bienes realizados, yo felicito a usted muy sinceramente, cómo igualmente a toda la Confederación Argentina. Que goce usted de salud completa, y que al terminar su vida pública sea colmado del justo reconocimiento de todo argentino, son los votos que hace y hará siempre en favor de usted su apasionado amigo y compatriota”, expresó José de San Martín a Rosas, el 6 de mayo de 1850.


EL CAUDILLO.

Permítanme presentarlo, sin cansar al auditorio: fue criollo bonaerense y federal apostólico. Su partido fue la Patria. Sin más vueltas de hojas. Le decían el Indio Rubio. Su nombre: Juan Manuel de Rosas.

Creció en la vida rural, la campaña fue su cuna. Aprendió a domar potros, pasiones y fortunas. Lo templó la Pampa Gaucha y se hizo uno de ellos: Un caudillo, un conductor, que predicó con el ejemplo.

Su palabra era la ley: “para todos la mesmita”. Pues el orden garantiza que haya paz y justicia. Y ante el caos desatado por la guerra interior, Buenos Aires lo honró con el título de Restaurador.

EL EXTERMINADOR DE LA ANARQUÍA.

Asumió el mando de una república endeudada: Un infierno en miniatura, una Patria desalmada. Mas con tesón y energía no dejó nada al azar. Se encomendó al Todopoderoso y comenzó a trabajar.

Gobernando con mano firme, cargó toda responsabilidad. Dio valor a la palabra, bregando siempre por la unidad. Restaurando las leyes y las instituciones violadas. Regresando un pueblo a la esencia de su Patria.

Y con el pacto federal que a la Argentina le dio, logró unir la Argentina en una digna Confederación.

EL HÉROE DEL DESIERTO.
 

Asolada por dentro y por fuera, con admirable tesón, no aflojó la cincha y sus destinos presidió. Representando a las provincias ante el mundo exterior: Plantados como pequeña pero soberana nación. Protegió las fronteras contra el artero malón, aliados de foráneos que nuestro sur codiciaron. Con la palabra y sable en mano, a la campaña se lanzó. Y en marcial galope, el desierto su paso abrió.

Rescató muchas cautivas, llevó el orden a las tolderías. Fomentó el asentamiento de población criolla y nativa. Fundó pequeños pueblos que se volvieron urbes productivas. Abrió el surco con su sable. Consolidó soberanía.

CONSPIRACIONES AD INTRA Y AD EXTRA.

Y permítanlo que deba fruncir un poco el ceño, pues ejercer la autoridad es asunto muy serio. Fue primus inter pares, sacrificado por completo. Mas odiado por los ingratos, vendepatrias con frac negro. Logistas, demagogos, día y noche conspirando, doctorcitos de escritorio al extranjero convocaron, para que esclavice esta Patria, una, libre y soberana, para que derribe al hombre de estado -que ellos llamaban “tirano”-.

Le cuestionaron no haber dictado una constitución para la república, plagiar cualquiera extranjera aunque no tenga cordura alguna: los ilustrados querían vestir el cuerpo con un traje que no le quedaba.

¡Que no le vengan con libritos ni sus chúcaras quimeras! ¡Ni con locas teorías que pergeñaron sus cabezas! Rosas tiene como escuela la arraigada tradición gauchesca y una inteligencia ordenada por la sana prudencia. Hombre respetuoso del orden natural y sobrenatural, de la realidad concreta y del pueblo, su identidad. Gobernó con estilo argentino y jamás se lo perdonaron. Optó por ser grande la Patria y no colonia extranjera. Supo apoyar su gobierno en los principios cristianos.

Comprendió que desde siempre el liberalismo es pecado. Que era posible y necesario una Cristiandad en estos pagos, una Argentina restaurada bajo la Cruz y la Espada.

LA GESTA DE LA SOBERANÍA NACIONAL.

Así se mantuvo firme, con sus convicciones en cincha, enfrentando a los franceses y sus locales satélites: los unitarios impíos, salvajes, felones. En palabras de San Martín, el clamor del Gran Jefe: tamaña traición, ni en el sepulcro desaparece. Y aunque Francia humillada, regresó con los soberbios ingleses, Rosas los esperó bien plantado y con cadenas de este a oeste.

Noventa buques mercantes y veinte de guerra vinieron cual comadrejas a robar lo que no les pertenece. Navegando el Paraná, sin pedir ningún permiso, se olvidaron de tratados y de mutuos compromisos. Los maulas se traían sus mercaderías, mas nosotros los esperábamos con nuestra artillería: Y tronaron los cañones, los abuses silbaron, y las bayonetas de sus colorados, las carnes desgarraron.

Rosas era de pocas pulgas y el hocico no escondió, la independencia de la Patria con arrojo defendió. Sin aflojarles siquiera ni un tranco de pollo: ¡No han de pasar! ¡Obligado es el clamor!

La gesta del Paraná es testigo de honor y gloria: Obligado, San Lorenzo, Tonelero y el Quebracho, a las principales potencias del mundo, con coraje expulsamos y Rosas conquistó sus laureles como ‘Gran Americano’. La bandera nacional recibió su desagravio, saludándola los invasores con 21 cañonazos, congraciándose la historia, reparando la injusticia, escribiéndose una página que jamás se olvidaría.

EL LIBERTADOR.

Hasta San Martín cantó la firmeza del patriota Juan Manuel, quien supo hacerle frente al francés y al inglés, defendiendo independencia y soberanía nacional, aquello que su espada supo una vez conquistar. Dijo que la acción de Obligado fue igual de trascendente que nuestra guerra contra la España, que lo sepan bien las gentes: los argentinos no somos empanadas que se comen simplemente con abrir bien la boca y hacer tronar los dientes. Que los triunfos de Rosas, fueron su aliciente, pues vio una Patria ordenada y coronada de laureles. Por ello legó su sable, el anciano Libertador como herencia y legado al ilustre Restaurador.

MÁS NO HEMOS PODIDO.

Mas al Gran Americano se la tenían jurada. Y ante el plantón de Urquiza, en sus filas se enrolaron, comprados por el oro del imperio brasileño, desencadenando una nueva guerra en nuestro tan curtido suelo. Un Ejército Grande, de traidores y extranjeros, se enfrentaron al ejército de la Confederación en Caseros. Obteniendo la victoria y el derrocamiento de Don Juan Manuel de Rosas en un 3 de febrero.

Llegaba el fin de una historia coronada por laureles, una Argentina Épica que logró mantenerse, a poncho y lanza frente a los vientos inclementes, que asomaban el poniente, obscureciendo las mentes.

Rosas fue exiliado y cual gaucho matrero, le pusieron precio a su cogote, lo trataron peor que a un perro. Lo llamaron reo de ‘lesa Patria’ y ‘tirano depuesto’. Le prohibieron otra vez pisar su amado suelo. Sus propiedades se confiscaron, lo odiaron por ser patriota.

Y a sus leales seguidores los ahorcaron por mazorqueros. Y su historia falsificaron, sus enemigos la escribieron. Asegurándose que “ni sus cenizas tendrá esta tierra” como exclamó José Mármol. Mas no pudieron tapar su huella en el alma de su pueblo amado.

LEGADO.

Rosas vivió en una granja de Inglaterra, su exilio forzado, pobre y sin rencores, a sus enemigos había perdonado. Su espalda se encorvaba mientras sus vacas, ordeñaba y sus manos curtidas por el campo, su propia tierra, labraron. Su rastro glorioso por los vencedores fue sepultado, mas su espíritu se mantuvo firme cual mandato sanmartiniano: “será colmado del justo reconocimiento de todo argentino honrado”. Por eso hoy lo bendigo, y le pido este favor:

¡Brigadier General!

¡Contumaz Contrarrevolucionario!

¡Enséñanos a seguir tu ejemplo,

la Patria se cae a pedazos!

La revolución mundial anticristiana

está dando sus últimos pasos

para robarnos el alma

que nos ha hecho cristianos.

Por derecha y por izquierda,

se nos vive atacando,

por adentro y por afuera,

la hidra extiende sus brazos.

Los falsos profetas pululan

con sus cantos de sirena

y están enviando al foso

lo poco que nos queda.

Danos tu brazo firme.

Danos tus pies de gallo,

para que arraigados a la tradición histórica

podamos morir peleando.

Danos tu corazón ardiente

de Patria enamorado,

danos tu prudencia aguda,

y tu consejo de hombre sabio.

Así nos mantendremos firmes,

en cada inhóspita trinchera.

Y seremos voz en el desierto,

que clama en la tormenta.

Y por las noches de vigilia

que todavía nos esperan,

nos convoque tu ejemplo,

con tus santos y señas.

Para enfrentar los vicios

con una vida virtuosa.

Para saber vivir con honor

y morir con las botas puestas.

Resistiendo el aluvión,

aunque vengan degollando.

Trabajando con fervor

por el pequeño rebaño.

* Profesor de Historia. Miembro del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas de Lomas de Zamora.

Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Al-consolidador-de-la-soberania-nacional-557718.note.aspx

¿Fue Mamerto Esquiú el primer hispanista argentino? Por Germán Masserdotti.

¿Fue Mamerto Esquiú el primer hispanista argentino? 

Por Germán Masserdotti.

La Hispanidad, como tema, no se ha puesto de moda dado que ella es un clásico. Lo que sucede es que ha cobrado actualidad como respuesta al globalismo secularista. Podría decirse que la naturaleza –y la gracia– vuelven por sus fueros. Una –la naturaleza– y otra –la gracia– debido a que la Hispanidad es un ejemplo de orden social cristiano. Bastaría recordar la consideración que el Derecho Indiano tenía de las jerarquías naturales en la organización social de los pueblos indígenas, por una parte, y la misión evangelizadora de la Corona española en América, por otra, para terminar por concluir en la singularidad del “caso español” a lo largo de la historia y en comparación con otras potencias europeas.

En este contexto de reviviscencia del tema de la Hispanidad, resulta interesante plantear una pregunta vinculada al desarrollo del concepto bajo estudio. Partimos de un hecho: el aporte de la Argentina al estudio de la Hispanidad es por demás importante. No solamente porque hay expositores nacionales del asunto sino también porque en nuestra tierra vivieron autores españoles que son, por otra parte, faros obligados a la hora de profundizar en la noción de Hispanidad. Valga mencionar a dos de ellos: Ramiro de Maeztu y el P. Zacarías de Vizcarra.

La pregunta, entonces, es la siguiente: ¿quién puede considerarse el primer hispanista argentino?

La respuesta está suponiendo la clarificación de qué es un hispanista. Brevemente, y sabiendo que puede haber mejores caracterizaciones, podría decirse que hispanista es aquél que se interesa por la obra de España en América y Las Filipinas, la estudia y difunde y, no menos importante, establece una relación empática con ella. Empatía, por otra parte, que no excluye una mirada crítica desde la buena fe.

ELOGIO FUNEBRE.

Dicho esto, en la búsqueda de antecedentes para responder a la pregunta planteada, figura un escrito del beato fray Mamerto Esquiú (1826-1883) conocido como “Elogio fúnebre del ilustrísimo fundador de la Universidad de Córdoba, Rmo. D. Fr. Fernando de Trejo y Sanabria”, pronunciado en la Iglesia de la Compañía de Jesús, el 23 de diciembre de 1881. Este elogio fúnebre Esquiú lo pronunció en la Ciudad de Córdoba.

Allí dice el fraile catamarqueño, en lo que se refiere a nuestra materia:

“A juicio de todo el mundo ilustrado, el siglo XVI fue para la España un verdadero siglo de oro en las letras, en las bellas artes y en hechos de sin par magnificencia; era aquello la digna corona del héroe de setecientos años por la fe y por la patria. Pero lo que no siempre se tiene en cuenta es que ese siglo fue de tanto valor para las letras y grandes hechos, sino porque fue de encumbradísimo mérito en la piedad cristiana.

Para conocer la íntima y admirable relación que lo bello, verdadero y fuerte de aquel siglo tenían con la fe y piedad cristiana que florecían en España, basta nombrar a Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, los tres Luis (de Granada, de León y Vives), Cervantes, Herrera y Velázquez de Silva, Garcilaso de la Vega (el de Toledo), y Calderón de la Barca, que fue como el digno crepúsculo de ese gran día. Basta mencionar el Escorial, las gigantescas campañas de América, la batalla de Lepanto, y hombres como Cisneros, Felipe II e Ignacio de Loyola. ¡Ah! Qué astro del cielo cristiano era esa España, que a un mismo tiempo despedía hacia el oriente hasta la India y el Japón un rayo de luz como Francisco Javier, y hacia el occidente hasta las playas del Océano Pacífico un Toribio de Mogrovejo y un Francisco Solano, sin hablar de las Rosas de Lima y de las Azucenas de Quito, y los Sebastián de Aparicio y Felipe de Jesús de México. Sin temor a ser desmentidos, podemos decir, y siendo obligación de los hijos confesar y honrar a la madre, sin temor, repito, podemos y debemos decir que la España, nuestra madre, fue en el siglo XVI un verdadero sol de la civilización cristiana, por su resplandor purísimo y por los rayos de verdad y de gracia que ha irradiado hasta las extremidades de la tierra”.

El fragmento transcripto, como puede apreciarse, contiene muchas virtualidades. Aquí me interesa destacar algunas de ellas.

Afirma Esquiú que el dorado siglo XVI en España era “la digna corona del héroe de setecientos años por la fe y por la patria”. Es decir, esa España que se convertiría en descubridora de las Indias desde fines del siglo XV hasta poco más de mediados del siglo XVI estaba animada por el espíritu de reconquista que había forjado a los peninsulares al punto de marcar de modo indeleble la nacionalidad española con el signo de la Catolicidad –tema que trata otro gran hispanista como Manuel García Morente–. Podría plantearse, entonces, que la empresa evangelizadora del Descubrimiento, conquista y pacificación de América fue un sucedáneo de esa Reconquista española que combatió victoriosamente contra el Islam.

De este modo, se comprende mejor la afirmación final de Esquiú en el fragmento transcripto: “podemos y debemos decir que la España, nuestra madre, fue en el siglo XVI un verdadero sol de la civilización cristiana, por su resplandor purísimo y por los rayos de verdad y de gracia que ha irradiado hasta las extremidades de la tierra”.

SENTIDO MISIONAL.

Fuera del aspecto entrañable que tiene afirmar que España es “nuestra madre”, lo importante es señalar que, para Esquiú, ella fue “un verdadero sol de civilización cristiana” y que este orden social según el derecho natural y cristiano lo irradió “hasta las extremidades de la tierra”. En este sentido, la justificación de la presencia de España en América y Las Filipinas fue el sentido misional, es decir, evangelizador. Por esto el descubrimiento, la conquista y la pacificación deben entenderse a la luz de esa finalidad cristianizadora. La finalidad evangelizadora suscitó, evidentemente, un orden social consecuente. Mucho de esta configuración social se debió al monumental Derecho Indiano, una pieza única en la historia universal.

Entonces, teniendo en cuenta que el beato Esquiú pronunció este elogio fúnebre en 1881, ¿se lo podría considerar el primer hispanista argentino? A cuenta de hacer una investigación más exhaustiva, podría sostenerse como probable esta condición de primero. En cuanto a su condición de hispanista, se podría afirmar que lo fue no tanto porque abunden los textos como por la contundencia del texto transcripto.

Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Fue-Mamerto-Esquiu-el-primer-hispanista-argentino-557799.note.aspx

miércoles, marzo 26, 2025

Henri Bergson: vida e intuición.

 

Henri Bergson: vida e intuición.

El filósofo francés obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1927.

POR IGNACIO A. NIETO GUIL

La enorme pureza intelectual de Henri Bergson (1859-1941) lo posicionó en las antípodas del mecanicismo tras un siglo de fuerte auge de las ciencias positivas en descrédito de la metafísica que tiene por objeto el estudio del “ser” fuera del dato puramente empírico. Hoy prácticamente desconocido, fue uno de los intelectuales más importantes de la filosofía continental europea a principios del siglo XX.

Ganador del Premio Nobel de Literatura en 1927, el filósofo francés planteó que la ciencia presentaba una imagen deformada y reduccionista de la realidad. Ciencia que, en efecto, aísla la realidad en fragmentos y detiene el fluir constante propio de la vida que jamás detiene su marcha.

La vida es movimiento indivisible e imprevisible que deviene en direcciones divergentes. Es multiplicidad de cualidades. Es la percepción de la duración sostenida por el impulso vital —su famoso “Élan vital”—. La ciencia, en cambio, se recluye en lo estático e inmóvil para crear divisiones artificiales y aprehender porciones parciales de la realidad. Simplifica y elimina todas las capas de lo real que nos transportan a las profundidades de aquello que tiene único y singular. No asume, en sentido filosófico, la complejidad de la vida, la mutación constante, muchas veces inexplicable e inexpresable del mundo. Porque es una realidad que la ciencia es incapaz de capturar, puesto que todo lo traduce en leyes formales o, simplemente, representa un cúmulo de reacciones físico-químicas contenidas dentro del espacio-tiempo —controversia que lo llevó a disentir con el mismo Albert Einstein sobre la teoría de la relatividad y la noción de tiempo en Durée et simultanéité publicado en 1922— disociado del impulso original creador que hace posible la vida.

OTRO CAMINO

Para ello, Bergson debió mostrarnos un camino que se abre paso directo a la realidad, sin intermediarios dialécticos, como propone la lógica abstracta con razonamientos puramente conceptuales, sino a través del noble método de la intuición. Término que esclarece en el ensayo titulado Introduction à la métaphysique (1903): “Llamamos aquí intuición a la simpatía por la cual uno se transporta al interior de un objeto, para coincidir con aquello que tiene de único y en consecuencia de inexpresable”. Método que precisamente se distancia de la pura analítica del racionalismo en esencia sistémico: “Hay, por lo menos, una realidad que todos captamos desde adentro por intuición y no por simple análisis”.

No procuró construir una arquitectónica al estilo de Kant o Hegel entre especulación y praxis desencarnada de lo vital sino en ir a lo inmediato. Lejos del juego superficial de las formas aparentes, sistema de los juicios y categorías, pues todo lo explicativo radica en la sensibilidad que se dirige al fenómeno —al objeto empíricamente dado— gracias a los modos de conocer o leyes del entendimiento, pero que, sin embargo, no alcanza a vislumbrar su trasfondo: el impulso originario.

No se refiere al Espíritu Absoluto —esa especie de yo-supraindividual abstracto— que se configura en el autodesarrollo de la idea como concreción sintética entre lo ideal y lo real, porque en el fondo el idealismo se encierra en objetos puros de pensamiento sin indagar en lo inmediatamente real.

IDEAS ORIGINALES

Tampoco es el mundo geométrico de Descartes, el que problematiza y divide lo real en fragmentos, ya sea entre la sustancia pensante —Res cogitans— o la sustancia extensa —Res extensa—. Bergson fue más allá, pretendió penetrar en el flujo continuo de la existencia, en la fuerza impulsora de todo lo real, íntimo y espiritual que emana del manantial mismo de la vida y dirige las formas tanto orgánicas como inorgánicas.

Su primera obra se tituló Essai sur le données immédiates de la conscience (1889) gracias a la cual obtuvo su doctorado. Las originales ideas expuestas abordaron temáticas como la libertad, el tiempo o la conciencia. Hace, en primer lugar, una distinción entre aquellos fenómenos que ocupan lugar en el espacio y fenómenos que no ocupan espacio alguno.

Bergson se inclinó a estudiar estos últimos sin yuxtaponer tales problemas a la extensión, que caben bien a los objetos materiales, porque se trata, en realidad, de problemas inextensos. Se prioriza la calidad sobre la cantidad. En la primera y segunda parte de la obra el filósofo vitalista estudia las nociones de intensidad y duración, para luego servir de antesala al problema de la libertad.

Los estados psicológicos se caracterizan por sus grados de intensidad capaces de crecer o disminuir, como la sensación o el sentimiento de las cuales ningún elemento extensivo parece intervenir: “ciertos estados del alma nos parece, con razón o sin ella, bastarse a sí mismos: tales son las alegrías y las tristezas profundas, las pasiones reflexivas, las emociones estéticas”.

Junto a los grados de intensidad se distinguen también grados de profundidad o elevación como en la simpatía moral o los sentimientos estéticos que, bajo una intensidad creciente, trae consigo un progreso cualitativo, no mensurable. Son emociones en estado único y en su género indefinibles. Estos estados profundos no parecen responder a una causa exterior.

El tiempo para Bergson es duración —“Durée”— que se expresa de manera cualitativa y no cuantitativa, ipso facto, reflejada en abstracciones ideales numéricas. Por eso distingue entre la duración en la que interviene la idea de espacio y la duración pura de toda mezcla: “la duración completamente pura es la forma que toma la sucesión de nuestros estados de conciencia cuando nuestro yo se deja vivir, cuando se abstiene de establecer una separación entre el estado presente y los estados anteriores”.

Es despliegue de flujos continuos que no pueden separarse. Es la multiplicidad cualitativa de los “estados del yo”: “la conciencia opera una discriminación cualitativa sin segunda intención alguna de contar las cualidades o incluso hacerlas varias”. Esa es la verdadera naturaleza que capta la conciencia, ciertamente porque no presenta semejanza alguna con la multiplicidad distinta que forma un número.

El sentimiento, por ejemplo, es un ser que vive, se desarrolla y cambia sin cesar, es una duración cuyos momentos se penetran mutuamente. Sin embargo, si se separan uno de otros y se los despliega en el tiempo y espacio, pierden su vida, su animación, su color. En otras palabras, la ciencia que extiende sus hipótesis en el tiempo y espacio sustituye el yo real, el yo concreto en forma de representaciones simbólicas, concluye Bergson al final de la segunda parte del ensayo.

DOS MEMORIAS

En Matière et mémoire (1896) establece dos clases de memoria: memoria-hábito —mecánica—, o que repite, y memoria-recuerdo —espiritual—, u otra que imagina. La primera se halla inserta en el presente, mirando el porvenir: “ella no ha retenido del pasado más que los movimientos inteligentemente coordinados que representan un esfuerzo acumulado”. Orden riguroso y sistemático que se figuran en movimientos actuales. No representa el pasado sino más bien lo actúa. Prolonga un momento útil en el presente. Su movimiento nos lleva hacia delante para poder obrar y vivir, montando un mecanismo, creando un hábito en el cuerpo.

Mientras la segunda se registra bajo la forma de imágenes-recuerdo todos los acontecimientos de nuestra vida cotidiana a medida que se desarrollan: su fecha y ubicación. Almacena el pasado sin utilidad alguna, solo por necesidad natural. Gracias a ella: “es posible el reconocimiento inteligente, o intelectual más bien, de una percepción ya experimentada; en ella nos refugiamos todas las veces que remontamos la pendiente de nuestra vida pasada para buscar cierta imagen”. Para su evocación es preciso abstraerse de la acción presente para adentrarse a un pasado que parece siempre escurridizo. Esta memoria espiritual está ligada al sentido de duración real.

El libro L'énergie spirituelle (1919) reúne diversas conferencias de comienzos del siglo XX.

La obra se divide en dos partes. La primera aborda problemas inherentes a la psicología y la filosofía. La segunda se enfoca a dilucidar el método que ya hemos hecho mención tanto en sus orígenes como en sus aplicaciones. Contrario a un pensamiento que tiende a cerrarse y sistematizarse, cuyo basamento radica en el método de la experiencia a fuerza de razonamientos con la ilusión de llegar al conocimiento definitivo, aparecen sentencias cargadas de belleza espiritual y poética: “La materia es inercia, geometría, necesidad. Pero con la vida aparece el movimiento imprevisible y libre. El ser viviente elige o tiende a elegir. Su rol es crear. En el mundo donde todo el resto está determinado, una zona de indeterminación lo rodea”.

La Energía espiritual explora aquellos temas siempre vigentes en todas las obras del pensador francés: conciencia y vida, alma y cuerpo, materia y memoria. Pero también investiga temáticas cargadas de originalidad como: el sueño, las patologías de la memoria, el recuerdo del presente y su falso reconocimiento, la telepatía, el esfuerzo intelectual, el cerebro y el pensamiento. Bergson parece examinar la dicotomía presente en la vida: “la conciencia es acción que sin cesar crea y se enriquece mientras que la materia es acción que se deshace o que se agota, ni la conciencia ni la materia se explican por sí mismas”.

Hace reconocible lo que nuestro pensamiento tiende a romper: “en la evolución entera de la vida sobre nuestro planeta una travesía de la conciencia creadora por la materia, un esfuerzo por liberar, a fuerza de ingenio y de invención, algo que permanece aprisionado en el animal y que solo se libera definitivamente en el hombre”.

Tal como se ve, Bergson buscó una visión superadora de la ciencia positiva hasta aseverar en este punto que la mecánica exige una mística. Misticismo siempre presente en sus escritos y no por ello carentes de claridad expresiva, pues, más que limitarse a simples hechos de la naturaleza, penetró en ellos hasta dar con su dinamismo interno e impulsor.

EMPUJE VITAL

Su ensayo más conocido y ambicioso se titula L'Évolution créatrice (1907). Allí se mostró crítico del mecanicismo y al finalismo que dominaba todas las disciplinas de la época. El movimiento evolutivo es posible gracias a la vida, empuje vital, empuje interior que alcanza a todos los seres. Una fuerza imprevisible que no se puede captar por meras fuerzas aparentes, de hecho superficiales.

Captar es indagar en las profundidades vivas, ya no en el campo estrictamente científico, en perpetuo aislamiento y estudio de lo inerte, influenciado siempre por causas externas y necesarias. La vida es creación, es libertad, como una pieza de arte: “El universo dura. Cuanto más profundicemos en la naturaleza del tiempo, mejor comprenderemos que la duración significa invención, creación de formas, elaboración continua de lo absolutamente nuevo”.

Bergson, en esta obra, distingue entre los cuerpos organizados y no organizados —o cuerpos brutos—. Lo orgánico, poseedor de vida, crece y se modifica sin cesar. Compuesto de partes heterogéneas que se completan las unas con las otras, el cuerpo vivo es solidario con el todo, hasta el punto, dice Bergson, que es difícil distinguir la individualidad: “Se verá que la individualidad encierra una infinidad de grados y que ninguna parte, ni siquiera en el hombre, está completamente realizada”. La vida está siempre en vías de realización, son menos estados que tendencias. La misma necesidad de perpetuarse en el tiempo obliga a no estar en su plenitud en el espacio. Los cuerpos no organizados, en cambio, en esencia permanecen tal cual son incluso bajo una fuerza externa. Nada se crea en los cuerpos brutos, ni forma ni materia, permanece siempre invariable, estático, en el mismo sitio.

En la segunda parte de la obra el filósofo francés también hace una distinción entre Inteligencia e instinto. La inteligencia se vincula a la idea de fabricación. Es la invención mecánica que fabrica y utiliza instrumentos artificiales, y traza, a su vez, el camino del progreso. Para el Homo faber: “la inteligencia considerada en lo que parece ser su punto de partida, es la facultad de fabricar objetos artificiales, particularmente utensilios para hacer utensilios, y de variar indefinidamente su fabricación”. Al contrario, en el animal no inteligente, el instrumento forma parte del cuerpo que utiliza como facultad natural de utilizar un mecanismo innato. Hay un instinto que se sirve de él, organiza los instrumentos que ha de servirse. El instrumento fabricado inteligentemente es imperfecto, se obtiene con penosos esfuerzos, hecho de materia inorganizada, aunque con un número ilimitado de facultades, por cada necesidad que satisface crea una nueva abriendo un campo indefinido de posibilidades.

EL INSTINTO

El instinto es un instrumento apropiado y presenta un grado de perfección inigualable con la capacidad de fabricarse y repararse por sí mismo. Por obra de la naturaleza, presenta una infinita complejidad de detalles y simplicidad en su funcionamiento. Es un instrumento especializado para un objeto determinado.

Bergson a partir de estas originales ideas revela cierta causa profunda, metafísica e inmanente dentro del proceso evolutivo, no limitado a un análisis fenoménico, descriptivista, dentro de un marco físico o biológico como podríamos ver en Darwin, célebre autor del Origen de las especies (1859).

El pensador francés, claro está, planteó en sus trabajos un método que penetra en el torrente intermitente de la vida. Con mirada filosófica, compatible con la ciencia, por supuesto, pero esta última debe respetar la metafísica como saber primario de la cual se desprenden todas las demás ciencias particulares —física, matemática, biología—. No es la negación lisa y llana del pensar filosófico propiamente del mundo posmoderno, es su coexistencia pacífica, armoniosa, con la causa interior que fluye con la vida, ya que se trata de: “superponer a la verdad científica un conocimiento de otro orden, que podemos llamar metafísico”. Aquí radica el error de tildar su vitalismo de irracionalismo por el hecho de no hacer un análisis puramente cientificista que tiene como marco teórico el método experimental o, en otras palabras, meras causas externas, puro formalismo aparente, hasta desembocar en cierta actitud escéptica como formuló Kant en la Crítica de la razón pura. Vida y razón parecen marchar muchas veces por sendas opuestas.

Su concepto más famoso y que impregna toda su filosofía lo introduce en la Evolución creadora, como se adelantó al comienzo. El “Élan vital” —el impulso vital— genera diversas direcciones. Está detrás de todos los procesos vitales. Es la fuerza del espíritu la que se abre paso en la vida. A la vida no se la indaga con los ojos de la ciencia positiva, porque: “su objeto de estudio no es revelarnos el fondo de las cosas, sino proporcionarnos el mejor medio de actuar sobre ellas”.

Ese fondo, el que Bergson trató de mostrarnos, es el impulso que origina el movimiento de la vida, su constante devenir. La vida es como un gran tejido donde todo se relaciona entre sí. La conciencia, el espíritu, la materia, la duración, lo orgánico, lo inorgánico, la moral, la religión, las leyes físicas, los animales, y en especial el hombre, forman parte de esa gran unión vital que maravillosamente el pensador francés visualizó en el transcurso de su existencia.

Basta ver ese perpetuo fluir del cosmos para percibir cada uno de los brillantes pensamientos que nos legó Henri Bergson.

 Publicado en LA PRENSA.

https://www.laprensa.com.ar/Henri-Bergson-vida-e-intuicion-557566.note.aspx

SIGUEN LOS DELIRIOS ARGENTINOS. Así nunca tendremos país. Vialidad Nacional derribó el monumento de Osvaldo Bayer en Santa Cruz.

 


Vialidad Nacional derribó el monumento de Osvaldo Bayer en Santa Cruz.




Lo arrancaron con una retroexcavadora y alegaron que “no cumplía con la normativa vial y complicaba el desagüe en días de lluvia”; había sido inaugurado el 24 de marzo de 2023.

EL CALAFATE.– Con la ayuda de una retroexcavadora, operarios de la Dirección Nacional de Vialidad derribaron ayer el monumento en homenaje al escritor y periodista Osvaldo Bayer que se encontraba en el puesto policial de Güer Aike, a la vera de la Ruta Nacional 3, a 27 kilómetros de Río Gallegos. El hecho se produjo un día después de la masiva marcha por el Día de la Memoria y generó el repudio del gobierno provincial de Claudio Vidal y de diferentes ámbitos culturales y sociales de Santa Cruz, donde Bayer era una figura querida y respetada.

Hecho en metal color negro, una gigantografía con el busto de Bayer se recortaba contra el cielo y era acompañado por la frase “Bienvenidox, usted está ingresando a la tierra de la Patagonia Rebelde”, en alusión a La Patagonia Rebelde, el film que tuvo a Bayer entre sus guionistas y que se basó en su libro Los vengadores de la Patagonia trágica. El monumento en total tenía cerca de cuatro metros de altura.

La obra fue hecha por pedido de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia durante la gobernación de Alicia Kirchner y el autor es el escultor Miguel Gerónimo Villalba, quien tiene dos obras más realizadas en Santa Cruz relacionadas con las Huelgas Rurales de 1921, temática sobre la cual el artista reclama desde hace mas de diez años.

Durante el mediodía de este martes, la retroexcavadora destruyó la base y luego dobló el monumento hasta arrancarlo. Si bien no hay una comunicación oficial del Distrito 23 de la Dirección Nacional de Vialidad, fuentes consultadas por LA NACION confirmaron que el monumento fue removido por sus operarios porque “no contaba con ningún expediente o documento que haya autorizado su instalación en ese lugar, en tanto que su ubicación no cumplía con la normativa vial y complicaba el desagüe en época de lluvia”.

“Entendemos que este hecho constituye un daño irreparable a la memoria histórica de nuestra provincia, que afecta profundamente el reconocimiento de los acontecimientos de la Huelga Patagónica de 1921. La preservación de estos espacios es fundamental para mantener viva nuestra historia y honrar a quienes fueron protagonistas de ella”, confirmaron a través de un comunicado desde la Subsecretaría de Políticas de Promoción y Protección de Derechos Humanos.

El monumento había sido montado el 24 de marzo de 2023, con motivo del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en el marco de los 40 años de democracia ininterrumpida en Argentina y la inauguración de la obra contó con la presencia de la entonces gobernadora Alicia Kirchner y Esteban Bayer, hijo del escritor y periodista que a través de su investigación documentó los fusilamientos de 1500 peones cometidos por el Ejército Argentino en 1921 y 1922, en el marco de una huelga contra los estancieros.

“No avalamos la violencia ni las medidas coercitivas que atentan contra el sentimiento profundo de nuestra comunidad, especialmente en una fecha de reflexión sobre la Memoria, la Verdad y la Justicia que es 24 de marzo del 1976, fecha de golpe cívico militar que llevo al terrorismo de Estado la desaparición, tortura, apropiación de miles de argentinos”, detallaron desde la Subsecretaría de Derechos Humanos de Santa Cruz.

Fuentes del distrito 23 de Vialidad Nacional aseguraron que desde la Subsecretaría de DD.HH. de la provincia le habían pedido el monumento y que el mismo iba a ser reparado y enderezado antes de devolver, en tanto que aseguran que podrán instalarlo en otro lugar donde no entorpezca la normativa vial.

La palabra del escultor

Este martes, Miguel Villalba difundió una carta pública en la cual repudió la violencia contra su obra, y entre otros párrafos aseguró: “El gobierno nacional quiere destruir nuestra historia y nuestros derechos por conocerla y recordarla. Este accionar absolutamente repudiable y violento realizado justo un día después del 24 de marzo, día de ‘La Memoria’, solamente deslegitima y desprestigia moralmente a quienes actualmente tienen a cargo llevar adelante los destinos de nuestra Nación. El desprecio por nuestra historia es absoluto y totalmente repudiable”.

Sobre la obra, aseguró que “el monumento a Osvaldo Bayer forma parte de un arduo proceso de reivindicación de las “Huelgas del 21″ llevado a cabo por la Subsecretaria de Derechos Humanos y por la Comisión de la Memoria de la provincia de Santa Cruz”. Agregó que “en caso de no restituir y restaurar la obra, exijo a Vialidad Nacional, Ing. Paulo Croppi jefe del 23- distrito Santa Cruz, la devolución de la misma”. Por Mariela Arias.

Publicado en LA NACIÓN.

https://www.lanacion.com.ar/politica/vialidad-nacional-derribo-el-monumento-de-osvaldo-bayer-en-santa-cruz-nid25032025/



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