“HE NACIDO EN EL NEUQUÉN,
MÍSTICO EDÉN DE MI PATRIA,
ENTRE DOS RÍOS SOBERBIOS
QUE EN SUS TÉRMINOS SE ENLAZAN:
EL NEUQUÉN, HÓRRIDO EMBATE
DE ENFURECIDA MESNADA
Y EL LIMAY, LÍRICO EFUGIO
DEL ALMA DE LA MONTAÑA.”
Versos de Gregorio Álvarez.
"Don Goyo" para sus amigos, nació un 28 de noviembre de 1889
en el paraje La Y, lugar en el que dos pequeños saltos de agua dibujan en la
piedra la figura de esa letra, ubicado en Ranquilón, Departamento Ñorquín, entonces Territorio Nacional de Neuquén. Era hijo de madre aborigen, Eloisa Sandoval,
y de padre mendocino, Gumersindo Álvarez, quienes como otros se instalaron en
Chos Malal.
Realizó sus estudios primarios en Chos Malal.
A los 10 años comenzó a trabajar como mensajero en la
oficina de Correos de Chos Malal, donde una fría tarde de invierno se enteró
que el supremo gobierno de la Nación estaba dispuesto a entregar becas para que
dos niños del -por entonces- Territorio Patagónico, concluyeran sus estudios
primarios en Buenos Aires. La única solicitud que se recibió, fue la del niño
Gregorio Álvarez.
En 1904 fue becado por el gobierno nacional y se trasladó a
Buenos Aires a estudiar y, así, se convirtió en el primer maestro de la
Patagonia. Con mucho esfuerzo, comenzó a cursar medicina mientras trabajaba,
hasta que sus compañeros y el mismo decano lo ayudaron a conseguir una nueva
beca y un nuevo título: ser el primer médico nacido en la Patagonia. Su tenacidad
lo llevó a diplomarse el 8 de noviembre de 1919 y logró ser el primer médico
nativo de Neuquén y de la Patagonia.
En
noviembre se realizarán actividades conmemorando los 130 años de su nacimiento
y los 100 de haberse titulado como pediatra y dermatólogo en su provincia: Neuquén.
Su labor como profesional lo convirtió en un prestigioso
médico especialista en piel y en niños; su destacada labor y sus investigaciones
trascendieron las fronteras del país; participó de congresos internacionales y
cursos de perfeccionamiento en grandes centros de investigación, tales como el
Hospital San Luis, en París, en Zúrich y en centros médicos de los Estados
Unidos, Cuba, Alemania, Inglaterra, Italia y Madrid.
En su trayectoria por el extranjero recibió medallas,
órdenes de mérito, como en Harvard, por el nivel académico de sus trabajos e
investigaciones científicas. Estudió inglés, francés y realizó cursos de filosofía
y letras.
Dentro del país participó activamente en la organización de
múltiples entidades afines a su profesión; entre otras, fue miembro fundador de
la Sociedad de Dermatología, de la Sociedad Argentina de Hidrología y
Climatología; perteneció además al Tribunal de Honor del Hospital de Niños de
la ciudad de Buenos Aires, del cual fue también médico, consultor y consejero
hasta su jubilación.
Entre 1921 y 1962 recorrió a caballo la provincia del
Neuquén, e inició una serie de actividades de difusión sobre la cultura
neuquina.
Publicó varios libros, entre los que se destacan “El Tronco
de oro”, “Pehuen Mapu”, “Donde estuvo el paraíso”, “Neuquén de mi canto”, “El
Domuyo y sus misterios”, la publicación “Neuqueniana” y su obra cumbre
“Neuquén: su historia, geografía y toponimia”, publicada en siete tomos.
En 1950 fundó la Casa Neuqueniana, con sede en la Capital
Federal, integrada por neuquinos residentes en esa ciudad, con la finalidad de
difundir diferentes aspectos referidos a la historia, geografía, arqueología,
geología, etc. del territorio neuquino.
En 1969 cumplió 80 años. El escritor Jorge Luis Borges viajó
en 1970 desde Buenos Aires para saludarlo. Por su precaria economía se
desempeñó como médico hasta jubilarse a los 88 años. Su último recibo es de 104
australes. Se mantenía con este magro ingreso, más lo que percibía como asesor
en indigenología e historia de la provincia, y una mensualidad que le otorgaba
la UNC, de la cual es profesor emérito.
Álvarez falleció el 11 de octubre de 1986 en su casa y antes
dejó asentado en su testamento que presentía que regresaría a ese lugar “en
forma de recuerdo a alentar a las nuevas generaciones neuquinas".
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