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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, octubre 22, 2019

Un 22 de octubre de 1933 Carlos Alberto Sacheri nació en Buenos Aires.

Carlos Sacheri desde la cátedra.

POR GERMAN MASSERDOTTI.
El perfil filosófico-pedagógico de Carlos Alberto Sacheri (Buenos Aires, 1933-1974) podría ser confeccionado a partir de sus obras y del testimonio de sus amigos, alumnos y colegas.
Sacheri formaba a sus alumnos en los hábitos de pensamiento bajo la inspiración de la filosofía perenne. Sabía distinguir los planos. No hacía política partidaria desde la cátedra universitaria ni la convertía en una tribuna de adoctrinamiento.
Distinguía convenientemente los saberes científicos, por lo que, cuando se trataba de hacer y enseñar filosofía, utilizaba los argumentos de razón antes que los de autoridad, más propios de la teología. Un ejemplo singular de esta sabiduría pedagógica es Filosofía e historia de las ideas filosóficas, el apunte de cátedra para uso de los alumnos en la UBA y editado en 2016 como libro.
Norberto Iannelli, alumno de Sacheri en la carrera de Sociología en la UCA, afirma que "una de las cosas importantes en él es que se daba la complementariedad entre la fe y la razón, entre la teología y la filosofía. Era algo claro, lo tenía perfectamente asumido. A la vez, el desarrollo que Sacheri hacía de los temas universitarios en el ámbito filosófico estaba restringido a la razón. Por eso uno de sus temas centrales fue el orden natural. El tomaba el orden natural como la base de la filosofía, del mismo modo que Santo Tomás en la Summa contra gentiles había usado la razón natural. Explicaba todo a partir de allí. Ese era el punto central de toda su labor pedagógica. Por ejemplo, criticaba al relativismo cultural teniendo en cuenta, como eje central, el orden natural y la noción de naturaleza".

EN DIALOGO.
Sacheri, discípulo inteligente de Aristóteles y Tomás de Aquino, entraba en diálogo con la filosofía moderna y contemporánea, y lo hacía con mucha competencia. "Sabía distinguir lo que tenía de valioso y rescatable de aquello que no lo era", comenta Iannelli. "Era un hombre de un vasto conocimiento. Oyéndolo a él no se agotaba todo en el conocimiento de la filosofía -observa-. Se ocupaba también de las ciencias positivas. Le interesaba mucho la opinión de los grandes científicos sobre la filosofía, sobre la metafísica, cómo los grandes científicos se daban cuenta que ellos, como tales, no podían dar las últimas explicaciones, que había algo más alto que explicaba las cosas".
"Un rasgo importante de Sacheri que emociona es la humildad, la gran humildad que transmitía -señala Iannelli-. Esa combinación de una gran inteligencia, una sólida formación más la humildad hacía que lo respetara todo el mundo, incluso aunque no pensaran como él. Tenía un gran respeto intelectual y moral sobre los otros". No le echaba en cara a nadie la supuesta -y en su caso, real- superioridad intelectual. No humillaba a nadie ni le hacía sentir a ninguno su condición de académico.
"Era muy afable, paciente -agrega-. Incluso hablaba mucho con gente que no pensaba como él, que tenía otras ideas. Lo vi mil veces en los pasillos con gente que estaba en las antípodas de lo que él pensaba. Era un hombre cercano, si bien era muy alto y su presencia imponía respeto. Cercano y afable. Y siempre con una sonrisa. Siempre enseñando. Enseñando, aconsejando y formando gente. ƒl buscaba no sólo la capacidad intelectual de la gente que estaba formando sino también su disposición moral. Me dijo una vez: ÇA lo largo de los años aprendí que es más importante la respuesta moral que su capacidad intelectualÈ". Y agrega que "si uno tenía que trabajar con Sacheri la distancia era sideral. Pero él tomaba eso con total humildad. Decía que había que estudiar y formarse". "Era muy alentador, simpático y se ponía contento con cosas que alguno decía que había hecho", concluye.

BONHOMIA.
José Luis de Imaz (1928-2008), figura sobresaliente de la sociología nacional, lo conoció en la Universidad Católica Argentina. "Carlos llegaba tarde a clase. No diremos cinco o diez minutos. No, hasta media hora tarde. Pero entonces ocurría una cosa insólita, desplegaba un bálsamo a la ansiedad de los alumnos. Su bonhomía era tal, que a la sola vista de sus ojos tan claros, de lo que su rostro irradiaba -que sin duda era la presencia y la emanación de la Gracia- en cuanto comenzaba a desarrollar su tema de filosofía, filosofía de la historia o teoría social, que tales eran sus asignaturas, se producía una ósmosis entre expositor y alumnos. Estos quedaban de inmediato tan tensos con sus palabras, tan imbuidos de cuanto decía, que se producía una transmutación, la del docente con sus discípulos, y entonces ya no había límites horarios, porque ni Carlos los conocía ni los alumnos mostraban preocupación alguna por ceñirse a timbres, otros cursos, o expectativas de pasillo. Era el acto docente por excelencia, el diálogo griego, la academia personalizada con cada uno de los escuchas, con cada uno de los indagados, por la búsqueda de la verdad, en lo más íntimo de las conciencias".
Imaz destaca otro aspecto de la labor magisterial de Sacheri con sus alumnos y discípulos: era generoso con su tiempo. "Carlos no hizo solamente la dación de su vida: también la de su tiempo. Y aquí aparece el universitario por excelencia, el docente por antonomasia, en aquellos atribulados años 70, pero en aquellos años en los que todavía había figuras modélicas. Al decir dación de tiempo me estoy refiriendo al tiempo coloquial -tan propio de un genuino profesor- que no ponía límites a su diálogo con los jóvenes, sino que les ponía límites a ellos -tan necesitados de espacios claramente circunscriptos- pero no con las palabras, sino con actitudes, con su comportamiento, con su ejemplo vivencial".
Imaz manifiesta que su amigo y colega era "un intelectual respetuoso de los frutos genuinos del espíritu y de las conciencias honradas. Lo integraba todo: aquello ineludible por lo que valía la pena luchar, y luchar hasta dar la vida. Y aquello que había que respetar -aunque no se compartiera- porque era solvente, porque era honesto".
Publicado en Diario "La Prensa", 20/12/2017.-

"El 22 de diciembre de 1974, a los 41 años, fue asesinado en la ciudad de Buenos Aires delante de su familia cuando regresaba de misa por un comando de la organización guerrillera ERP-22 de Agosto, que reconoció el hecho en un comunicado y, además, un archivo sobre el hecho fue encontrado más adelante en un inmueble de esa organización." (Wikipedia).

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