Manchalá: El combate de los símbolos.
Por Manuel Fraga.
Recordamos en estos días uno de los ataques más irracionales y cobardes perpetrados por las organizaciones terroristas de los años sesenta y setenta, un homenaje que la pandemia ha impedido realizar en forma presencial en estos dos últimos años.
Se trata del
El 28 de mayo de 1975, unos ciento veinte terroristas se acercaron en varios vehículos a la escuelita de Manchalá, con el objeto de
Había que reducir y seguramente asesinar a los soldados que allí se encontraban en la misión cívica de reparar y pintar el edificio donde funcionaba la escuela.
Un grupo de más de diez soldados pertenecientes a la Compañía de Ingenieros de Montaña 5 de Salta se habían sumado para ayudar a los pocos soldados que ya estaban en la escuela en sus tareas cívicas.
EL ATAQUE
A media tarde fueron sorprendidos por el ataque del grupo de terroristas, que con sus primeros disparos hirieron gravemente a dos soldados.
Inmediatamente los soldados y suboficiales repelieron el ataque, y resistieron el constante hostigamiento del fuego enemigo durante varias horas, hasta el anochecer.
-¡Grupo escuela, ríndanse!
-¡Vengan a buscarnos!
-¡Están rodeados! ¡Grupo escuela, ríndanse!
-¡Avancen, hijos de puta!
Pero los terroristas no avanzaron. Aunque
Inmediatamente nos preguntamos:
El que miente sabe que miente. Por más justificativos dialécticos que pretenda usar para autoconvencerse y convencer a los demás, un terrorista sabe que en el corazón de toda su estructura mental hay una gran mentira. Él sabe muy bien que desde el mismo momento en que
Ningún laberinto dialéctico, ninguna intelectualidad jeroglífica en el manejo de la semántica pueden explicar o justificar el objetivo de reemplazar la bandera azul y blanca por un trapo rojo y el símbolo de una ideología abiertamente servil a una potencia extranjera.
Aun el psicópata más violento sabe que su supuesta causa patriótica no es más que una mentira sanguinaria, una excusa para liberar su tendencia a las conductas más inhumanas que puedan imaginarse. Como finalmente lo admitió el "Che" Guevara en una de sus cartas a sus padres, "en realidad debo confesar que lo que más me gusta es matar".
Luego de interminables horas de combate y continuo fuego sobre la escuela, incluyendo una ametralladora pesada con la que los miembros del ERP no detuvieron su hostigamiento en ningún momento, los terroristas abandonaron los vehículos y sus pertrechos y huyeron entre el monte, desapareciendo entre las mismas sombras de las que aún de día habían surgido.
IMPORTANCIA HISTORICA
El primer símbolo que convierte a este combate en un acontecimiento de una
Mientras tanto, al otro lado de la calle, indudablemente dominados por el desconcierto y apenas animados por una falsa valentía que sólo les otorgaba su superioridad en número y armamento, los terroristas del ERP nunca avanzaron y finalmente escaparon en
Es un verdadero símbolo de lo que puede lograr la unión entre los ciudadanos. La pacificación y la concordia también construyen una verdadera red de defensa que espanta a cualquier enemigo y lo obliga a la retirada más humillante. Con cada ataque, el vínculo se fortalece cada vez más, como sucedió en aquella tarde infernal en la que los héroes de Manchalá se sintieron cada vez más fuertes con cada bala enemiga.
REFLEXIONES
Al estudiar la historia del combate de Manchalá, surgen más y más símbolos.
Un grupo de terroristas ataca una escuela. ¿Qué acto más siniestro se puede imaginar que hacer caer una lluvia de balas sobre una pequeña construcción que representa el trabajo y esfuerzo diario de tantos maestros que valientemente entregan gran parte de sus vidas a educar a innumerables generaciones de ciudadanos?
¿Qué sucede en la psiquis de un "revolucionario" que empuña un arma y cobardemente dispara contra un grupo de soldados que cumplen con la tarea cívica de que esa escuela sea un lugar más cómodo para tantos niños? ¿Qué lleva a alguien a disparar durante horas contra su propia bandera?
Pero entonces,
¿Alguien podía encontrar a un opresor del pueblo en una escuelita en el medio del monte tucumano? ¿Acaso en la escuelita de Manchalá se escondían agentes del imperialismo capitalista?
Lo que en realidad siempre atacó la subversión en la Argentina, y esto queda contundentemente claro en el combate de Manchalá, es nuestra bandera. Nuestra escuela. Nuestra educación. El legado de nuestra historia, la lucha heroica de tantos próceres que también entregaron sus vidas para construir la libertad que el terrorismo pretendió quitarnos.
Disparar contra la bandera celeste y blanca es disparar contra Belgrano. Disparar contra una escuela es disparar contra los fundadores de la educación que durante años fue un ejemplo para el mundo. Disparar contra los soldados salteños que se sumaron a defender la escuela es disparar contra Güemes y sus valientes gauchos.
La escuelita de Manchalá fue la única protección que les permitió a sus héroes salvar sus vidas. Esas paredes no tenían nada de delgadas y endebles. Esas paredes frenaron el embate de la violencia invasora, el intento de imponer con bombas y asesinatos una filosofía de vida foránea y tiránica.
La educación nos salva. La educación nos une y también construye la paz. Cada libro, cada cuaderno, cada composición, cada pizarrón y cada tiza también fortalecen esa defensa que humilla a quienes pretenden destruir nuestra sociedad.
ARMADO DE LA MENTIRA
Manchalá nos brinda también una inmejorable oportunidad de estudiar cómo funciona
Durante años, las organizaciones afines al terrorismo setentista se han referido al episodio de Manchalá como "el mal llamado combate de Manchalá", pretendiendo inventar la historia de que no fue un combate, sino una especie de
Huelga todo comentario al respecto.
Durante años, las organizaciones de DD.HH de Salta insistieron además con otro invento: las supuestas denuncias de que
Obviamente, otra falsedad que sirvió para que sedimentara en la opinión pública la falacia de que se había erigido el monumento para ocultar cadáveres.
Con esa mentira como base surgió la orden de destruir el monumento, rodeada de más falsedades, entre las que se destaca la excusa de quitar el cóndor que se encontraba en la punta del monumento. El argumento esgrimido fue que se trataba de una reivindicación del Plan Cóndor, cuando en realidad
Afortunadamente tiempo después el monumento fue erigido nuevamente, en un acto de reparación histórica.
Un símbolo más que se debe mencionar: la mentira del genocidio. Aunque cueste creerlo, aunque parezca una idea para el
Tal parece que en la Argentina, todo ciudadano que no comulga con la ideología terrorista es genocida. Todos somos genocidas.
Según la visión del
Por un lado, los militantes de las organizaciones terroristas que asesinaron a niños, civiles, policías, militares, funcionarios públicos, que pusieron bombas, secuestraron a más de mil quinientas personas y aterrorizaron a la ciudadanía anunciando fusilamientos masivos, milicias populares y una violenta tiranía marxista.
Por otro lado, el grueso de la población, conformada por millones de genocidas...
Los héroes de Manchalá, al no rendirse y no dudar un segundo en defender nuestra bandera, fueron catalogados de genocidas. Así los definió el concejal salteño Martín Avila en el año 2012. En
Afortunadamente, al menos el Concejo Deliberante salteño derogó esa resolución a fines de 2016.
El combate de Manchalá: de un lado, el esfuerzo heroico de un grupo de soldados y suboficiales defendiendo nuestra bandera y arriesgando sus vidas por nuestra Patria. Del otro lado, otra burda y absurda mentira, con la que se intentó una vez más pisotear los símbolos que hacen de nuestra querida Argentina un gran país.
La verdad nos une y nos fortalece. La verdad derrota a los mercaderes de la mentira; los desenmascara y revela lo que realmente son: mercenarios abyectos, serviles a cualquier ideología violenta y contraria a la honestidad, el esfuerzo diario, el trabajo y el deseo de prosperidad para toda la ciudadanía.
Publicado en Diario "La Prensa", 27/05/2021.
http://www.laprensa.com.ar/502531-Manchala-El-combate-de-los-simbolos.note.aspx
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