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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

sábado, mayo 22, 2021

Historia de la URSS El último argentino que vio a Stalin y el velorio comunista en Buenos Aires. Poco antes de morir el líder soviético recibió a Leopoldo Bravo, el embajador argentino en Moscú. A fines de marzo, el Partido Comunista Argentino organizó un funeral del que quedó un registro fílmico.

 

El 7 de febrero de 1953, tres semanas antes de morir, Stalin recibió al embajador argentino en Moscú, Leopoldo Bravo, representante del gobierno de Perón en la capital soviética y político del bloquismo sanjuanino. Fue el último extranjero en ver vivo al líder soviético.

Tan entusiasmado quedó el diplomático que redactó un comunicado en el que señalaba: “El generalísimo me ha impresionado óptimamente, físicamente se lo nota en plena salud, extraordinariamente ágil en su conversación, amena y agradable”.

Días después Stalin sufría un ACV. La crónica del encuentro está detallada palabra por palabra en El oro de Moscú, del periodista y sovietólogo Isidoro Gilbert.

Perón había nombrado embajador a Bravo en 1952, a un destino donde ya había trabajado como encargado de negocios. Llevaba a Moscú una larga lista de pedidos para acercar posiciones comerciales y políticas. 

Stalin lo recibió sonriente. De inmediato conversaron sobre cuestiones económicas y estratégicas: el líder ruso quería saber si Argentina tenía petróleo. Poco después, sorprendió a Bravo cuando le preguntó “¿la trascendencia de Eva Perón se debía a su propia personalidad o al hecho de ser la señora del Presidente?”.

Bravo, quien no tenía, precisamente, un aprecio por Evita, se esforzó por salir del brete que se hizo interminable cuando Stalin quiso conocer cuáles eran “los objetivos estratégicos del peronismo”. A continuación le pidió opinión sobre las repúblicas soviéticas y el urbanismo renovado de Moscú.

Bravo contó que el entusiasmo de Stalin iba en aumento y que le insistió con la "trascendencia del petróleo, de su extracción y de su transporte y de las grandes posibilidades que veía para llegar a un entendimiento con la Argentina".

También le preguntó por el estado del fútbol argentino, recordó su origen georgiano y le habló del Cáucaso que, creía, tenía un clima similar al de la Argentina. Y entonces ostentó conocimiento sobre la política argentina: "En el Cáucaso existen dos pueblos denominados Bramuglia, igual que su ex canciller".

Bravo se asombró y se preguntaba si Stalin sabría que el ex canciller se había ido del gobierno por "desinteligencias" con Eva Perón.

El encuentro repercutió en la prensa latinoamericana, que criticó a Perón por acercarse a la URSS. Medios de EE.UU., Turquía, Irán y Suecia trataban de interpretar esa reunión y saber qué novedades podría haber en el ajedrez mundial.

La muerte de Stalin colocó a Bravo en una situación incómoda por el párrafo de su comunicado, que elogiaba su salud. Se especulaba con que los rusos le hubieran pedido que así lo dijera.

Homenaje a la criolla.

La muerte de Stalin tuvo su correlato y homenaje en la Argentina. El Partido Comunista Argentino organizó un funeral el 28 de marzo de 1953 en el Salón Príncipe George que se ubicaba en Sarmiento 1230. Allí se congregó la militancia del comunista de riguroso traje, vestidos y sombreros para darle una despedida criolla al idolatrado líder soviético.

En el escenario, presidiendo el “mitín necrológico” detrás de una gigantografía de Stalin, se encontraban Victorio Codovilla, Ernesto Giúdice, Fernando Nadra, entre otros.

Hay un registro cinematográfico del encuentro que derivó en el corto Gloria eterna al inmortal Stalin y que fuera producido por el PC (Filmoteca Online). Allí se ve al poeta Raúl González Tuñón leyendo el poema Mi último poema a Stalin:

Yo solo reverencio su memoria/ 

donde jamás penetrará el olvido/

sino el recuerdo, hermano de la historia.

Codovilla dio el discurso central repleto de elogios, en los que se ensalzaba su condición de “hombre de paz”, por ejemplo. El velorio vernáculo quedó registrado en las revistas del PC. En una de ellas, se publicó un poema sobre Stalin. A su vez Victorio Codovilla editó a través del PCA, un libro no muy largo titulado Stalin, gigante del pensamiento y de la acción (Anteo, 1953).

Allí escribió, una plegaria militante: "Pero si Stalin ha muerto, su obra, como la de Lenin, es inmortal. Es inmortal, porque el nombre de Stalin está ligado a todo un periodo histórico, a un periodo en que, bajo su dirección y la de Lenin, ha triunfado una revolución y se estableció una nueva sociedad, la sociedad socialista, que ha cambiado la faz del mundo". 

Pero este no fue el único encuentro “luctuoso”; también hubo homenajes en varias ciudades y pueblos del país peronista. Ni el PCA ni el peronismo pudieron ver los frutos de una posible alianza político económica entre Perón y Stalin.

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